martes, 29 de abril de 2008

¿ÚLTIMOS DÍAS ?

SIGUIENDO LOS PASOS DE CEAUSESCU
¿ÚLTIMOS DÍAS DEL KIRCHNERISMO?
Por Carlos Forte


Efectivamente, como mencionara hace algunas semanas Elisa Carrió, la coyuntura que vive el kirchnerismo en estas horas se parece peligrosamente a los últimos días del régimen tirano de Nicolae Ceaucescu y su esposa Elena. La soberbia, la sordera y hasta la embestida contra la sociedad son peligrosamente similares en ambos casos.
En tal sentido, la excelente revista de la Sociedad Geográfica Española ha publicado oportunamente un revelador artículo sobre las últimas horas de Ceaucescu. La lectura de su crónica es impresionante por el parecido a lo que se vive en estos días en la Argentina. Léase con atención:
"El 22 de diciembre de 1989, hubo en Bucarest, la capital de Rumania, una gran concentración popular ante el palacio presidencial. Como en ocasiones anteriores, se trataba simplemente de un montaje del régimen comunista a mayor gloria del dictador Ceaucescu. Decenas de miles de personas debían aclamar disciplinadamente al Conducator mientras éste les saludaba tras haberles propinado uno de sus discursos; la rutina de las manifestaciones populares de adhesión estaba, como en toda dictadura, perfectamente establecida.
Sin embargo aquella mañana resultó distinta. Mientras hablaba desde el balcón, Ceacescu comenzó a hacer gestos de extrañeza; hasta él llegaba el eco de algunos gritos, primero aislados, luego en número creciente. Desde la distancia no podía oír lo que decían, pero aquello sonaba tan diferente a lo que estaba acostumbrado en ocasiones semejantes, que un instinto natural le hizo abandonar precipitadamente el palacio (Ver videos al pie de esta nota). Tenía razón en huir Ceacescu, porque inmediatamente estalló una revuelta en todo el país; apenas unos días después, él y su mujer eran ejecutados.
¿Qué había pasado? Sencillamente, Ceaucescu cometió un error de cálculo. En 1989 el bloque soviético había dejado de existir, tras una cadena de rápidos cambios de régimen en toda la Europa del Este, salvo precisamente en Rumanía y Yugoslavia. El dictador rumano no hizo caso y creyó que su poder estaba garantizado, sin darse cuenta de que en su país el fermento del cambio político se aunaba con el creciente descontento popular por la situación de pobreza en que vivían los rumanos. Era una combinación explosiva y letal.
Ceaucescu creyó seguir controlando todos los resortes, y por eso se regaló una manifestación de adhesión popular -una más, en apariencia- sin darse cuenta de que estaba convocando su propia ejecución. En suma, el resultado finalmente obtenido por el dictador rumano fue exactamente el contrario del buscado."

La caída en la imagen de la presidente Cristina Kirchner -y consecuentemente de su esposo, Néstor- son postales del descontento popular que se vive en estos días, donde el poder adquisitivo de la sociedad ha descendido a niveles insospechados y la inflación no para de crecer.
Ambos Kirchner parecen no entender esto y, cual Nicolae Ceaucescu y su esposa Elena, insisten en incitar al odio popular a través de sus intolerantes discursos. El efecto que provocan es el contrario al deseado, ya que el hartazgo de la gente tiene un límite. "Tantas promesas, durante tantos años y casi nada se ha hecho", parece decir la masa.
Los Kirchner están tan o más ciegos que los Ceaucescu y los días que se viven hoy parecen los mismos que se vivían en Rumania en diciembre de 1989. Veamos qué decía el prestigioso diario El País en esos días (1):
"Nicolae Ceaucescu creía tener todo bajo control. La todopoderosa Securitate se infiltraba en cualquier recodo de Rumania. Cualquier empresa, cualquier comercio, cualquier bloque de viviendas, toda célula humana estaba vigilada, disponía de informantes, que a su vez se espiaban los unos a los otros. Si alguno callaba lo que otro sabía, suspendido. Con ese aparato, el dictador no dudó del control. Pero descuidó el punto importante, aquel que después inclinó el pulso a favor de la revolución: el Ejército.
En diciembre, Ceaucescu arrebató al Ejército su última misión importante: el control de las fronteras. Tras la huida de la gimnasta Nadia Comaneci, el dictador traspasó tal función a la Securitate, acusando de ineficacia a un Ejército ya bastante enfadado.
Por todo ello, Vasile Milea se opuso a obedecer las órdenes de Nicolae Ceaucescu de disparar contra los manifestantes en Timisoara, tal y como demuestran las actas taquigrafiadas de la última sesión del comité político ejecutivo del partido comunista, el 17 de diciembre. Horas antes de partir hacia Milán en visita oficial, Ceaucescu reunió a la cúpula para reprochar la debilidad del Ejército en la represión de las manifestaciones.
(...) Y así, el Ejército, desde la cúpula hasta los soldados, se opusieron desde el principio al aplastamiento de los sublevados y se fueron sumando gradualmente a éstos. Desde el día 22, el día del triunfo de la revolución, comparten asiento, de una forma sospechosa, con los miembros del Frente de Salvación Nacional. En ministerios, Gobiernos locales, en la justicia, en tareas de suministro, en protección, policía y Ejército, unificados ahora bajo las órdenes del Ministerio de Defensa, controlan gran parte de la vida nacional."
Lo sucedido después es historia conocida: fiscales militares instruyeron causas contra cientos de colaboradores de Ceaucescu por su complicidad con el "genocidio" rumano y el propio ex mandatario fue ejecutado junto a su esposa.
A pesar de la apocalíptica similitud que Carrió ha puntualizado entre el kirchnerismo y los últimos días de Ceaucescu, pareciera aún existir en nuestro país un camino de diálogo que debe estar dispuesto a recorrer el matrimonio K.
De lo contrario, las encuestas seguirán mostrando el derrumbe de la imagen oficial y se llegará a un peligroso límite de discordia social que puede llegar a romper la tolerancia popular.
Sólo dios sabe qué puede pasar después.

Carlos Forte

(1) Diario El País 21 de enero de 1990.

ANEXO: Videos sobre el final del Gobierno de Ceaucescu:





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