martes, 24 de marzo de 2009

LA PRISA: NO SALIR DE LA ROSADA


Las elecciones de K

Por Pilar Rahola

Los Kirchner han centrado su prioridad en mantenerse en el poder y creen que la prisa es un buen aliado

Se adelantan las elecciones en los dominios de K. Esa sorprendente pareja de poder acaba de anunciar su enésimo movimiento táctico. Tomando prestado el anuncio de Mauricio Macri de hacer elecciones en Buenos Aires el 28 de junio, los Kirchner han decidido adelantar los comicios legislativos al mismo día, aprovechando para anunciar la candidatura de Néstor a la provincia de Buenos Aires, a pesar de tener el domicilio en la lejana Santa Cruz. Dicen los analistas que este tacticismo burdo es obra de Néstor, quien ejerce cargos públicos desde 1987, y lleva gobernando Argentina directamente o a través de su mujer, desde el 2003.

Cristina ya se ha aprestado a afear las elecciones, reduciendo la fiesta por excelencia de la democracia apuras "discusiones que poco tienen que ver con los argentinos", y con esta sorprendente excusa, se apresta a forzar la legislación para poder perpetrar el adelanto. A partir de aquí, Argentina entra nuevamente en periodo electoral con unas perspectivas más abiertas que nunca. ¿Son los K de ahora los mismos que llegaron pletóricos al poder? ¿La Argentina actual goza de la bonanza de los tiempos de las mieles kirchneristas? Y, sobre todo, ¿por qué los Kirchner avanzan los comicios?

Decía Carlos Pagni en La Nación que lo hacen para frenar su caída libre de popularidad, que se deteriora día a día. Los datos son concluyentes. En febrero la imagen negativa de Cristina llegaba al 41% y su popularidad no alcanzaba el 29%. En sólo un año ha perdido un 27% de apoyo popular. Además, todas las encuestas predicen una grave derrota del oficialismo en Buenos Aires, que se uniría al traumático fracaso que ya han sufrido en Catamarca.

Si algo resulta, pues, evidente, a pesar de la retórica de Cristina, es que los K han centrado su prioridad en mantenerse en el poder, y creen que la prisa es un buen aliado, no en vano los argentinos desmienten a la famosa medalla del amor: hoy los quieren menos que ayer y más que mañana... Además, no puede olvidarse que caen en picado las exportaciones y los precios del grano, que se reduce la recaudación fiscal, y que el conflicto agropecuario continúa grave.

Las perspectivas para el tercer trimestre son negras, y la incapacidad del factor K para mejorarlas es evidente. ¿Qué ha pasado, pues, con esta pareja carismática que parecía respirar los aires de una izquierda sensata, al estilo de sus vecinos uruguayos o brasileños? Ha pasado de todo, y casi todo ha sido escandaloso. Repasemos los puntos negros de esta Argentina que parece confirmar el viejo chiste sobre Franco: "Estábamos al borde del abismo, y hemos dado un paso adelante".

Lo primero, el mesianismo. El factor K se ha fundamentado en una asimilación perversa entre la república y la persona, al puro estilo del chavismo, y con este funesto paradigma, ha coartado la libertad de expresión.

La Sociedad Interamericana de Prensa considera Argentina uno de los países donde más se "dificulta el ejercicio del periodismo". Al control del pensamiento crítico se ha unido un descontrol escandaloso de los casos de corrupción, hasta el punto de que Manuel Garrido, el fiscal anticorrupción que investigaba el astronómico incremento de la fortuna de los Kirchner, ha tenido que dimitir.

En cinco años los K han multiplicado por 8 su capital, pasando de una renta de unos 647.000 dólares a casi 5.242.630 dólares, según publica el analista Ramy Wurgaft. Transparency International sitúa Argentina en el penoso puesto número 109 de 180 países analizados. Y finalmente, se ha gobernado a golpe de populismo, tildando a los agricultores (en unos 70%, pequeños) de grandes terratenientes, usando a viejos conocidos del pancartismo para extorsionar la calle, y tomando decisiones autárquicas. Sus paseos de la mano de Chávez o Fidel han hecho el resto. Argentina, ese gran país, está hoy en uno de sus momentos tristes, con una reciente bonanza económica que no ha servido para enriquecerla, una sociedad desconcertada y unos líderes desprestigiados.

En medio del desastre, elecciones. ¿Para salir del naufragio? Será más bien para no salir de la Casa Rosada.

La Vanguardia (Barcelona) 17-3-2009

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