miércoles, 15 de septiembre de 2010

ALIANZA INESTABLE


Río Negro - 15-Sep-10 - Opinión

http://www.rionegro.com.ar/diario/opinion/editorial.aspx?idcat=9542&tipo=8

Editorial
Una alianza inestable

Por un lado, el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y su marido apuesta a que un boom de consumo lo ayude a congraciarse nuevamente con la clase media urbana, además de permitirle conservar su dominio sobre los barrios más pobres del Gran Buenos Aires en que se encuentra la mayor parte de su base de sustentación electoral. Por el otro, se siente obligado a consentir los atropellos del actual jefe de la CGT, el camionero Hugo Moyano, y su hijo, Pablo, por temor a lo que podrían hacer si a los Kirchner se les ocurriera romper la alianza que han forjado con ellos. En las últimas semanas, los Moyano están encabezando una ofensiva furiosa contra el grupo Techint, provocando dificultades esporádicas a la industria automotriz y otras y, con la ayuda del diputado kirchnerista Héctor Recalde, están impulsando un proyecto de ley destinado a asegurar a los trabajadores la participación de las ganancias de las empresas. Aunque el respaldo brindado a Moyano molesta sumamente a los sectores a los cuales el gobierno está tratando de acercarse, parecería que la contradicción así supuesta no preocupa a los Kirchner, acaso porque suponen que las consecuencias no se harán sentir en los próximos meses.

Los empresarios no son los únicos que se sienten desconcertados por el avance de Moyano padre, el que entre otras cosas se ha erigido en jefe del PJ bonaerense y, según ha insinuado con cierta frecuencia, aspira a emular al ex sindicalista brasileño Luiz Inácio Lula da Silva postulándose como candidato a la presidencia. Aún más alarmados, si cabe, están los intendentes del conurbano; temen que la presencia de Moyano en cualquier lista electoral les resultaría catastrófica por ser cuestión de uno de los personajes menos populares del país. Aunque los políticos bonaerenses que siguen militando en el PJ oficialista comprenden los motivos por los que Néstor Kirchner y, con escaso entusiasmo, su esposa quieren contar con el apoyo del agresivo camionero, están comenzando a preguntarse quién en verdad lleva la voz cantante en la alianza que han formado, si no es que los Kirchner dependen mucho más de Moyano que éste del matrimonio presidencial. En vista de que en nuestro país los presidentes van y vienen pero los líderes sindicales suelen ocupar sus puestos por varias décadas hasta que la vejez les dice que ha llegado la hora de jubilarse, es natural que los intendentes tengan dudas acerca de la capacidad del gobierno de manejar a su beligerante socio. Sea como fuere, el que muchos compañeros sindicales de Moyano compartan los sentimientos de políticos que están alarmados por el activismo incesante de un hombre rechazado por el grueso de la sociedad ha convencido a algunos de que sus días como jefe de la CGT están contados.

Además de los esfuerzos de Moyano por aumentar las dimensiones de su imperio sindical, ha provocado inquietud el proyecto de ley que en teoría serviría para restaurar la distribución del ingreso propia de los años setenta del siglo pasado. Es verdad que en algunos países del norte de Europa la participación de los trabajadores en las ganancias de las empresas está consagrada desde hace muchos años, pero el que un sistema funcione sin muchos problemas en Alemania no impresiona demasiado a los empresarios locales ya que entienden muy bien que se trata de un país con tradiciones laborales y sindicales que son muy diferentes de las nuestras. Por lo demás, proyectos de dicho tipo, combinados con la ofensiva de los camioneros contra una de las principales empresas del país, están enviando un mensaje nada amable a los mercados de crédito justo cuando el gobierno está tratando de convencerlos de que la Argentina se ha vuelto un país seguro y previsible. Al gobierno, pues, no le conviene en absoluto que su aliado más poderoso, y menos confiable, siga provocando estragos, ya que le impedirá conseguir los créditos que necesita para financiar la deuda y para prolongar el aumento del consumo hasta por lo menos las próximas elecciones presidenciales. Con todo, aunque la lógica tanto política como económica haría aconsejable que los Kirchner se alejaran cuanto antes de Moyano, se resisten a hacerlo por entender que en tal caso el sindicalista intentaría prepararse para lo que vendrá asumiendo una postura opositora, una eventualidad que, por razones evidentes, no les resulta del todo atractiva.

No hay comentarios: