miércoles, 1 de septiembre de 2010

DIOS NO ES ARGENTINO


Dios no es argentino


Por Omar López Mato

Dios ha dejado de ser argentino. Ya no viste la albiceleste ni mete goles con la mano ¡ Menos aun nos ayuda en los Mundiales!



Cansado de ver cómo desperdiciamos oportunidades y despilfarramos las riquezas que sembró a lo largo y ancho del país, Dios migró hacia otras latitudes donde piensa, o mejor dicho, está seguro que tendrá mejor suerte.

Dicen que solicitó la visa para entrar a Estados Unidos, aunque le pidieron que se recorte la barba para no parecerse a Bin Laden. Otros comentan que entró a España desde Orán, donde un guardia civil, de esos medio despistados, lo confundió con un inmigrante ilegal y le pegó con la culata de su fusil.

En realidad, a esta altura de los acontecimientos nadie sabe a ciencia cierta donde anda Dios, pero de seguro se ha mandado a mudar de estas pampas húmedas por tantas lágrimas derramadas, harto de nadar en un mar de incongruencia.

¿Para qué quedarse en este país de desencuentros donde solo se hostiga a los hombres de buena voluntad? Ya ni se respetan las intenciones del Preámbulo. ¿Qué diría Alberdi de tantos mamarrachos? Seguramente pediría que su cuerpo vuelva al centro de Pere Lachaise, donde pidió ser enterrado.

Dios se ha ido. ¿Por qué se iba a quedar en un país rico que solo siembra soja y pobres? Con lo que se recauda con la primera, se compran los votos de los segundos.

Él, que nos enseñó a pescar, ahora solo ve crecer los planes sociales. Predicó en el desierto y de hablar solo, uno se cansa, como se ha ido cansado de las revanchas, escarches, aprietes, excesos y mentiras. Como divinidad propuso la tolerancia y la pacificación entre hermanos, pero pocos le prestan sus oidos en este país enquistado en el pasado.

Dios metió sus cosas en una valijita y ha dirigido sus pasos hacia otras tierras cansado de ver robos perpetrados por malandrines politiqueros disfrazados de funcionarios que expolian el erario público para llenarse los bolsillos imbuidos por una codicia feroz.

El pobre Dios se siente culpable por haber sido indulgente con sus predecesores en esta aviesa gesta del latrocinio institucionalizado. Algunas sanciones celestiales, en el momento oportuno –pestes, prisiones, ajusticiamiento y desgracias apocalípticas- hubiesen sido suficientes para desalentar sustracciones futuras, pero su delegada en las pampas, la diosa justicia, se ha entregado a la molicie y ahora vive enterrada en un laberinto de legajos y carpetas del que no puede salir.

Dios compró un pasaje de ida para no volver, harto de la especulación y la improvisación, pero más cansado aún de ver despilfarrar las oportunidades que nos ha ofrecido y que por imbéciles y cabrones hemos dejado pasar.

Es que la pareja presidencial, reflejo elocuente de las desidias y contradicciones nacionales, no puede con su genio de perversos vengadores, admiradores de tira bombas y asesinos que recurren a burdas políticas para convertir al país en un feudo.

Nada los detiene, ni la evidencia más elocuente que avanzamos hacia el caos, ni el ridículo que hacen desenterrando muertos o recurriendo a la memoria desvencijada de sus aliados de antaño. Todo, todo es válido para satisfacer la necesidad de adrenalina de sus mentes Aviesas.

De haberse quedado regando las begonias en el Calafate, dejando actuar a la sabia “mano invisible” de don Smith, otro hubiese sido el cantar en estas tierras de pan llevar. Pero decidieron hacer actuar, en su lugar, a la manopla opresora, al ariete mediático plagado de revanchismo y mentiras que empuja hacia una radicalización de las diferencias que existen entre los argentinos.

Junto a la falta de confianza, Él se ha ido hacia otras tierras que aprovechen sus bendiciones en lugar de sembrar cizaña en la tierra ubérrima de nuestros mayores.

Dios optó por rajarse del país antes que digan de él que es un facho, un liberal, un capitalista chupasangre, un golpista de medianoche, un desestabilizador antidemocrático que apoya imperios mediáticos.

La verdad es que no tiene ganas que lo señalen aquellos que tienen las manos manchadas con sangre inocente, los mismos que con sus políticas mezquinas han sembrado la patria de hambre, pobreza e injusticia.

Dios ha partido, tomó sus petates, cerró la puerta y apagó la luz... y también se llevó su laptop porque en breve no habrá conexión de Internet para difundir estas verdades que hoy usted puede leer, pero quien sabe por cuanto tiempo más.

Dios dejó colgada en el ropero la camiseta blanca y celeste, junto a una guitarra sin cuerdas, un bandoneón destemplado, la Biblia ajada y un calefón que no funciona por falta de gas.

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