martes, 6 de noviembre de 2007

ELGRAN CIRCO............

EL GRAN CIRCO DEL PACTO SOCIAL
(Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse) (6/11/2007)

Si viviera el genial Albert Camus, sin dudas les podría dedicar a este par de simuladores, varios capítulos de su importante obra.

Se preparan, con burlona parsimonia, para ponernos en escena una nueva y escabrosa singularidad en materia de sofismas : El Pacto social.

Algo que no estaba escrito en los anales de la vida de los circos.

Una especie de aprovechamiento cruel de los últimos vestigios que le quedan al país, en su irrompible necesidad de creer en algo.

Tratarán de aprovechar ese último hálito de credibilidad que puede todavía rascarse en el fondo de la olla del agnosticismo político argentino que ellos mismos inyectaron lentamente a la sociedad con su infinita paciencia de mercaderes de la fe.

Quieren, ahora, escurrir hasta el menor destello moral de las pasiones sobrevivientes, para tomar de ellas sus últimas gotas de sangre caliente.

Como quitándose de encima la piel de un lagarto del género camaleónico ella viene hoy a presentarse con unos perfiles que pretende discernibles de su esposo y que sorprenden hasta a los más incautos, mientras él regresa muy despacio, debajo de la roca húmeda de donde había salido.

Su raro repliegue, sonriente y tímido, contrasta grotescamente con aquel crispado compadrito que gritaba por doquier.

Es muy difícil no indignarse cuando florece por todos los rincones una nueva oleada de adulones que pretenden contagiarnos una especie de efluvio laudatorio, mezcla de esperanza de curanderas con diagnóstico del café de la esquina .

Sin duda, hay incautos por doquier . Acaso han de ser los menos.
Pero no se puede perdonar a la pléyade de cómplices que les hacen de intérpretes bíblicos para que puedan instalarnos, ahora, su nuevo aborto:

El pacto social. La concentración “plural”. El modelo de “acumulación”.

En suma : La cuadratura del círculo.


Los chispazos de diferenciación que exhibe ella, son su última ratio.

Aunque se la vea aparecer en el centro de la pista de un circo, le importa un bledo. En los papeles, tiene superpoderes y control de ambas cámaras.

Sin embargo, la votó solamente el 31% del padrón electoral (eso es, el 45% de los que votaron, puesto que lo hizo solo el 70% de ese padrón).

Sobre esa base, ella va a llamar a ese pacto, simplemente a los que se le antoje, empezando por el impresentable de Hugo Moyano, a quien le quema incienso en su peor mixtura de temor y de odio.

Realmente, hay que hacer un gran esfuerzo para no advertir que pretenden reciclar la misma parodia del circo itinerante que fue inspirada en la extorsión y en la sumisión federal con la caja del salvajismo impositivo.

Entrevistas periodísticas arregladas hasta su último detalle y una turneé de fantasía por el mundo exterior del que su marido nos aisló, son parte del terrible aborto de su propuesta convocante.

El Washington Post y el Wall Street Journal quisieron decirle crudamente la verdad hace pocas horas.

Y no pudo contestarle a ninguno de los dos, ni con el retruco criollo de los empresarios “interesados” , ni con la ironía de una oposición resentida.
Ni al F.M.I. era posible ya echarle la culpa.

Y el empresariado argentino con sus dos caras de Jano casi llegó a suspender la suscripción a ambos diarios para tributarle un desagravio.

El Gran Circo del Pacto Social está en marcha.
La carpa se ha levantado y todos los actores tienen ya sus caras pintadas y su nariz de plástico colocada.
Los incautos y los aduladores esperan la parodia de este nuevo aborto de la naturaleza.

Quienes decidirán absolutamente todo serán tres grupos de ese Circo :
1 Ellos mismos… entre gallos y medianoche.
2 La cáfila de ladrones del gremialismo argentino a quienes nadie eligió.
3 Los empresarios de la UIA, convertidos en alfombra de alto tránsito y visiblemente mareados por mil cambios de careta que debieron hacer.


Envueltos en la bandera azul y blanca, se disponen a ingresar a la historia universal de los pactos sociales en el carro triunfal de la hipocresía política más evidente que se haya conocido.

Los escoltan la impavidez de los idiotas, el servilismo de los inmorales y la distracción de los conformistas.

Un coro de ciegos, en la tribuna del circo, aplaude sus cabriolas de amor irrefrenable por el pueblo y sólo oye en letanía, sus valientes estocadas hacia el elector que votó en contra y hacia la década del 90.

Su populismo ideológico es mucho más, una atrofia de la esencia dativa del género humano que un atisbo de cultura exquisita contenido en algún rapto de convicción sensible.

Es imposible para ellos, disimular su propia impotencia psíquica por la intriga de vivir o no vivir, más allá del rencor que arrastran ambos, ocultamente, en sus almas deshonestas.

Su odio, allí nacido, los ha convertido en un par de inadaptados que se privan de lo que ignoran y que declinan, sin virtud, lo que no valoran.

Y ese populismo ideológico teatralizado hoy en un nuevo circo pactado por tahúres como ellos y fingido hasta el delirio, es el que los inhibe del gozo propio, sencillamente porque ya se les nota demasiado que se esfuerzan en actuar siempre como vulgares tránsfugas del autosacrificio y de la generosidad.

Como mercaderes del renunciamiento ajeno.

…Y como fingidores del propio.


Lic Gustavo A. Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

1 comentario:

C. W. Karl dijo...

Lic. Scolaro, por lo que mi padre me comentaba ese pacto tendría muchas similitudes con uno efectuado en la década de los años 70, que terminó en un verdadero desastre.

Un abrazo!