jueves, 15 de noviembre de 2007

PEOR IMPOSIBLE

Pocas veces un conflicto internacional ha sido tan torpemente llevado. Obviamente nos referimos al conflicto con nuestra hermana república de Uruguay por la instalación de la empresa papelera Botnia que comenzó su producción de celulosa hace un par de días.

No es el objeto de este breve artículo analizar las causales del génesis de este lamentable conflicto con un país que es prácticamente nuestra segunda casa, con un común origen histórico, por la afinidad tan particular entre los habitantes de los dos países, por las proximidad geográfica y por otros múltiples aspectos.

Las culpas están indudablemente repartidas entre los dos países, pero con especial y mayor responsabilidad en el nuestro.

Es cierto que Uruguay violó el estatuto entre los dos países sobre el río Uruguay. Pero ello ya hace varios años que es de conocimiento de nuestro país sin haber adoptado medida ni protesta alguna en tiempo y forma.

En este lamentable conflicto, hay dos grandes responsables: el gobernador Jorge Busti y principalmente Kirchner.

El primero por hipócrita y sus erradas decisiones adoptadas respecto al tema. El segundo, ya lo conocemos, por su estilo y falta de sentido común para resolver situaciones complicadas y su realmente exacerbada demagogia que le impide la adopción de medidas racionales.

Busti hace varios años atrás con el mismo cargo que hoy ocupa, gobernador de la Provincia de Entre Ríos, intentó instalar una fábrica de pasta celulósica en la ribera del río Uruguay, pero fracasó en el intento. Ref. (1)

La prensa entrerriana de la época abunda en detalles de un proyecto de US$ 600 millones, que Busti intentó llevar adelante con otras dos empresas argentinas y capitales canadienses. Promocionó la iniciativa en su provincia porque le daría trabajo a 1.000 personas.

Había elegido levantar la planta industrial sobre el río Uruguay, ubicado en el perímetro que va entre Concepción del Uruguay, Colón y Concordia.

No sabemos porque el proyecto no alcanzó a concretarse en los hechos. Hay versiones que se habría exigido “retornos” para la instalación de las plantas. No nos consta pese a que sabemos que por el enorme grado de corrupción en nuestro país, no sería una posibilidad para descartar.

Pero lo peor en esta penosa historia es que decisiones del ámbito de las Relaciones Internacionales de nuestro país son dictadas y presionadas directamente por los habitantes de la ciudad de Gualeguaychú vulnerando las leyes existentes y comprometiendo la relación con un país hermano y amigo.

Pero lo más destacable y negativo por lo verdaderamente absurdo es que las medidas adoptadas por estos ciudadanos son en ocasiones incentivados y apoyados por las autoridades provinciales y nacionales.

Nunca, en ninguna circunstancia es admisible negociar bajo presión. Es lo que los asambleístas argentinos viven haciendo con el beneplácito de nuestras autoridades.

La postura de los habitantes de Gualeguaychú, sin considerar la legitimidad de sus argumentos, es rayana al extremismo político, la de Kirchner, es irracional y totalmente irresponsable.

Kirchner pensó que su permanente política de enfrentamiento, descalificació n y agresión, tan común y constante en su proceder y decisiones gubernamentales, iban a dar el mismo resultado que la presión que ejerce en los conflictos internos en nuestro país.

Debería saber que no se puede negociar, sin crear rispideces, malestares, recelos y enconos desde una posición de fuerza y que estos se pueden trasladar a otros aspectos de la relación bilateral, rompiendo definitivamente, o por lo menos por mucho tiempo, varias décadas, la amistosa y tradicional relación de países hermanos.

También deberían saber que en las Relaciones Internacionales, como en todo otra actividad gubernamental, el no preveer o improvisar, puede tener un costo muy elevado.

Fiel a la política permanente en nuestras Relaciones Internacionales vemos la paja en el ojo ajeno y no el inmenso tirante en el nuestro. Las culpas siempre, inexorablemente, están en el extranjero.

Nunca nos hemos preocupado por el medio ambiente ni la ecología. Todos los ríos cercanos a nuestra Capital están fuertemente contaminados. El famoso Riachuelo debe ser uno de los más emblemáticos, no solo de Argentina sino del mundo entero. Irónicamente mientras tenemos este conflicto con Uruguay, los paraguayos se quejan por tres pasteras argentinas que contaminan el río Paraguay.

No nos quedan dudas que tanto Tabaré Vasquez como Kirchner quieren y desean solucionar el conflicto. Los dos están del mismo lado ideológico: son izquierdistas, uno, un es ex tupamaro, el otro es un ex montonero. Ambos quieren terminar con este molesto grano en el desarrollo de su gestión de gobierno.

Pero lo que lo impide es la irracionalidad y la extrema torpeza de “nuestro” presidente. Es otro terrible desacierto, uno más entre tantos, sobre los cuales Kirchner deberá rendir cuentas el día que vuelva al llano.

Simplemente por eso el presidente uruguayo en Chile dijo basta. Se enteró que Kirchner había instruido a su delegación en la cumbre de Chile "no reunirse ni emitir ningún comunicado conjunto" y rechazar un encuentro con Tabaré. Pensamos que tiene razón. Es imposible concertar racionalmente con una persona contradictoria, inestable y con una ausencia absoluta no solo de idoneidad, sino también de un mínimo sentido común.

¡Lástima por nuestros conciudadanos de Gualeguaychú y sus justas demandas! ¡Lastima por el daño que este insensato está produciendo a la tradicional amistad entre nuestros dos pueblos!

12-Nov-07

ALFREDO RAÚL WEINSTABL

alfredo@weinstabl. com.ar

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