lunes, 14 de abril de 2008

EL ECLIPSE DE LA DEMOCRACIA

Por Luis Cristian Vanella



Con habilidad poco común la Presidente lleva adelante su trabajo de desgaste de los ruralistas, de sistemática y científica desinformación la cual genera divisiones en la sociedad argentina, descalificando a la incipiente oposición.



Sus permanentes saltos en la historia, a través de un peligroso túnel del tiempo, logran arrojar los cuerpos de nuestros muertos, aún calientes pese al tiempo transcurrido.



En un inquietante coktail de palabras ella es víctima y justiciera, buena y mala, frágil y dura. Pide a los suyos que sigan tolerando las provocaciones de los ruralistas cuando han sido los D’Elía y los Moyano los que han golpeado en nombre de ella. Ella es todo, ha sustituido a Dios.



Pero nosotros -que intentamos vivir los conflictos de la sociedad como si siempre fueran de otro, con tal de continuar viviendo en la ficción, sin importarnos que con seguridad ha de llegar el momento en donde la realidad se llevará por delante la ficción de cartón pintado que se ha instalado a través del Indec, de los “grandes resultados”, de grandilocuencia vacua, utilizando el dinero público para que se compren voluntades de pocos y de muchos – como zombis, heridos por la miseria intelectual, carcomidos por el individualismo, nos quedamos como anestesiados, sin capacidad de reacción.



Los discursos de la Presidente están sembrando rencores, resentimientos. La mezcla sabiamente dosificada de datos de la realidad con falsedades, condimentando el todo con consignas “progres”, es un ácido veneno en las venas de nuestra comunidad.



Hoy aparece como ganadora, como que aisló con inteligencia la protesta del campo, como una hábil manipuladora, porque los llevó a enfrentarse con el resto de los argentinos.



Se han de sentir triunfadores, tienen todo el Poder, el de la corrupción, el de la mentira; pero para los hombres de bien esos no son triunfos, son exaltaciones de la miseria humana, de los que habiendo perdido el significado último de la existencia se han perdido en una selva de caníbales, en donde se comen entre ellos.



Insistiremos, hasta donde Dios nos permita, sobre la necesidad de gobernar con valores, poniendo al centro de todo la cuestión humana, la transparencia, la importancia de la vocación de servicio.



Gobernadores, diputados y senadores no son nuestros representantes, son empleados de sus partidos, de sus corporaciones, para ellos trabajan, sus objetivos son servir al mandamás de turno. Lo único que nos vincula a ellos es nuestro dinero.



Todas las situaciones esconden amenazas y oportunidades, esta no hace excepción. La urgente necesidad de la ley de Coparticipación Federal, para que las Provincias no sean vaciadas por el Poder Central está asomándose en las conciencias de la gente, no de los que gobiernan pues no es ese su negocio, pero sí de los ciudadanos normales.



Algo es claro, el chavismo se ha instalado en nuestra Argentina, en modo artero, mascarado, encubierto. Esto recién empieza.



Tenemos la certeza de la esperanza, de esa no van a poder despojarnos.

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