lunes, 9 de marzo de 2009

CREER O NO CREER




por Malú Kikuchi
Parafraseando a Shakespeare, "creer o no creer, ésa es la cuestión". ¿Es creíble el gobierno?

Todavía, a pesar de todas las promesas incumplidas, las hechas al campo y a tantos más, a este gobierno, ¿le queda un resto de credibilidad?

Según el diccionario, creer quiere decir: tener algo por verosímil o probable (4ª acepción); credibilidad significa: cualidad de creíble y a su vez, creíble es, que puede o merece ser creído.

Existen dos maneras muy diferentes de usar el verbo creer, una de ellas es absolutamente afirmativa y la otra es sutilmente dubitativa.

Por ejemplo: los católicos creyentes (que creen asertivamente), rezan con fe inalterable el Credo, diciendo, "Creo en Dios Padre Todopoderoso." y creen, sin dejar resquicios para la duda.

Pero si un agente de transito detiene a un automovilista por exceso de velocidad, siendo la máxima permitida de 60, y le dice al conductor, "Usted iba a más de 60", es probable que el acusado responda, ".creo que no", lo que equivale a una duda que sugiere una sutil mentira.

Al gobierno, cuando dice, cuando promete, cuando se enoja o cuando se "abuena", ¿se le cree como en el Credo o se le cree con todas las dudas que suscitan después de batir récords de incumplimientos?

A un gobierno que cree, y ésta es una aseveración absoluta, que gobernar es anunciar, es muy difícil creerle. Desde el 25 de mayo de 2003, cuando comenzó el ciclo K, no importa si es el o es ella o son los dos los que presiden el país, los resultados son los mismos.

Los métodos de la pareja son iguales; los anuncios se suceden ininterrumpidamente mientras que las concreciones nunca se ven. Pueden ser los US$20,000 millones de los chinos, o el gasoducto desde Venezuela, o una obra ínfima en el conurbano, pasando por una mayor institucionalización, nada se cumple. ¿Cómo creer? ¿Y qué creer?

El gobierno lleva un año en guerra con los productores rurales. Una guerra que continúa a pesar de la derrota gubernamental por la resolución 125 el 17/7/08.

El 16/7/08, el ex y siempre presidente Kirchner, en un desaforado discurso frente al Congreso acusó a la mesa de enlace de ser "golpista y desestabilizadora y de haber formado parte de grupos de tareas". El 4/3/09, refiriéndose a la misma mesa de enlace, los elogió por su grandeza. Creer o no creer, esa es la cuestión.

La Presidente que acusó hace un año a los productores agropecuarios de hacer "piquetes de la abundancia" y que hoy los acusa de ser los únicos en el país que pueden darse el lujo de no comercializar sus productos, pide que "todos bajemos un cambio". Creer o no creer.

La inesperada visita de la Presidente a la reunión con la mesa de enlace, ¿significa que Cristina entendió que la situación con el campo debe ser solucionada equitativamente o "arrugó" (Jorge Asís dixit)? Puede que la situación de las arcas nacionales sumada a la crisis internacional la hayan obligado a ir. ¿Qué creer?

¿Qué creer cuando al mismo tiempo que se le otorgan, cual mercedes reales, algunas dádivas a favor del campo, se rumorea que puede nacionalizarse la comercialización de los granos en un nuevo IAPI, o volver a las Juntas de Carnes y de Granos?

De lo que nunca se habla es de permitir la producción y la comercialización en libertad, como indica la Constitución Nacional. Después de lo cual se debería pagar el impuesto a las ganancias correspondiente. Con transparencia. Simple. Claro. Tan claro que nadie podría quedarse con nada que no le correspondiera.

¿Cómo creer que creen en serio en la distribución de la riqueza cuando no dejan producir ni comercializar, tiñen todo de ideología y ellos son cada año más ricos a nivel personal? Difícil de creer.

¿Se puede creer de buena fe que impulsar la despenalización de la "tenencia" (el consumo no está penalizado) de droga por parte del Ejecutivo es un acto racional, cuando Argentina ya es el mayor consumidor de cocaína en Latino América? ¿Qué creer?

¿Qué creer cuando Néstor Kirchner que aseguró venir a renovar la política, cierra listas en Catamarca con Luis Barrionuevo y Ramón Saadi, dos personajes emblemáticos de la vieja política?

¿Cómo creerle a un gobierno que miente las estadísticas del INDEC para no reconocer una creciente inflación, que de reconocerla, llevaría al país a otro default con los bonos atados al CER?

¿Cómo creerle a una Presidente que descubre en Tartagal, después de 6 años de mandato compartido (desde el 25/5/03) que la pobreza es estructural en Argentina? En este tiempo, ¡6 años!, ¿qué hicieron los Kirchner al respecto? ¿Por qué creerle?

¿Cómo creerle a un gobierno cuyo entonces ministro del Interior, hoy de Justicia, Seguridad y DDHH, dijo que en Argentina la "inseguridad es una sensación exacerbada por los medios"? Después de sostenerlo, Aníbal Fernández siguió siendo durante 4 años ministro de Interior y fue premiado desde hace un año con el ministerio de Justicia. ¿Por qué creerle?

¿Cómo creerle a la Presidente que fue a dar cátedra de economía en EEUU y les aconsejó que tuvieran un plan B para salir del "efecto jazz"? Aclaró que Argentina estaba exenta de la crisis, gracias a los K. Pero el 1º/3/09 indicó que este iba a ser el peor año de los últimos 100 y que la culpa, era de los otros. ¿Qué otros? Los otros, los que no piensan como los K, acá y en el resto del planeta.

Creer o no creer, ésa es la cuestión. Y la decisión de creerles o no, después de estudiar los antecedentes y de hacer un poco de memoria sobre el devenir de estos últimos años, depende de nosotros.

Catamarca ya decidió que no les cree. El domingo 25 de octubre, la decisión a nivel nacional, depende de todos.

Como los catamarqueños, yo no les creo, ¿y Usted?


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