jueves, 19 de marzo de 2009

EL REY ESTÁ DESNUDO


El rey populista está desnudo
Por Roberto Cachanosky
Especial para lanacion.com
Cuando uno observa la evolución de los Indices de Confianza del Consumidor y el Indice de Confianza en el Gobierno que elabora la Universidad Di Tella (UTDT), puede advertir claramente que el deterioro de ambos indicadores comienza en febrero de 2007. Ya empezaba a sentirse con intensidad, en ese momento, la inflación que, coincidentemente, comenzó a ser dibujada a partir de enero de 2007. Por otro lado, cuando se observa la fuga de capitales, comienza con fuerza en el tercer trimestre de 2007, luego se suaviza y retoma con fuerza en el segundo semestre de 2008.

Estos simples datos muestran que la crisis económica internacional no ha generado el gigantesco problema económico que hoy tenemos. La crisis, solamente, ha dejado al descubierto que el rey está desnudo. Tanto el deterioro en la imagen del Gobierno como el de la economía comienzan mucho antes del estallido de la burbuja financiera del exterior, y ésta, al explotar, solo ha dejado en evidencia las inconsistencias del modelo, el que pudo ser financiado gracias al viento a favor que venía del exterior. La odiada soja era la que le generaba, en gran medida, la caja que les permitía la "gobernabilidad" de la que tan asustado está ahora el matrimonio. Claro, todo modelo populista necesita, para mantenerse, de algún mecanismo de financiamiento. Con el impuesto inflacionario en el tope y el sector agropecuario paralizado, el rey populista ha quedado desnudo. Esto es, se ha quedado sin caja, porque, además, la actividad económica ha caído de tal manera que ni siquiera la recaudación de otros impuestos les compensa la baja por los derechos de exportación.

Por otro lado, Kirchner ha sido una máquina de destruir sectores productivos. La vendetta contra el campo es un caso. El otro es la destrucción del mercado de capitales al confiscar los ahorros de la gente en las AFJP y podrían seguir los ejemplos gracias a las intervenciones de Moreno. Lo cierto es que todos estos destrozos los hizo con la mayoría en el Congreso, dado que la sangría de aliados comenzó después de la crisis internacional. Es decir, en todos estos años pudieron manejar el presupuesto a su antojo, prohibir exportaciones, incrementar retenciones, confiscar ahorros, estatizar empresas inviables, crear empresas estatales que no operan, controlar los precios y demás medidas intervencionistas. Tuvieron la mayoría necesaria en el Congreso para poder arrasar con la economía sin ningún tipo de obstáculos. La pregunta es: ¿por qué van a cambiar de rumbo en el hipotético caso que, en las próximas elecciones, lograran sostener la mayoría en ambas cámaras? Además, si tan seguros están de obtener el apoyo de ambas cámaras para conseguir el disparate de adelantar las elecciones, ¿qué problema tienen para conseguir ahora el apoyo de ambas cámaras para adoptar las medidas necesarias para encauzar la economía? ¿O es que no saben para dónde ir y no hay mayoría en el Congreso que valga que les permita poner en orden el destrozo que hicieron?

El problema no son las elecciones ni la crisis internacional. El problema es Kirchner que con sus medidas genera tal inseguridad jurídica e incertidumbre en las reglas de juego que ahoga la producción, incentiva la fuga capitales y, al crearse menos riqueza, le queda menos, yo diría que ya casi nada, para repartir y, de esa manera, sostener su política populista.

El adelantamiento de las elecciones de octubre a junio supone que las condiciones económicas serán menos malas en junio que en octubre, sin embargo, los mercados siempre se anticipan. La gente sabe que, y la Presidenta lo confirmó en su discurso, la situación es económica es crítica, por lo tanto, el consumo de bienes durables queda paralizado hasta después de las elecciones, sean estas en junio o en octubre. Y no hablo de postergar inversiones, porque de eso no hay con este gobierno. Lo que han conseguido con esta medida es, a mi juicio, adelantar el proceso recesivo. En vez de tener el descalabro de recesión en agosto o septiembre lo tienen ya, con el consiguiente impacto en la recaudación y el flanco fiscal. Queda por ver qué ocurre con el mercado de cambios. Lo que sabemos es que el manejo del BCRA de estar vendiendo dólares a futuro está comprometiendo seriamente las reservas y, en el futuro, puede haber una sorpresa muy desagradable al respecto. Por algo sigue escondiendo la información. Esta es una bomba de tiempo que, posiblemente, pudo haber influido en el adelantamiento de las elecciones.

Preguntas que seguramente se hace más de uno: ¿por qué vender dólares ahora para cambiar el auto o comprar una propiedad si en un tiempo más el tipo de cambio va a estar más alto que ahora? Cuestionamiento que puede formularse un empleado luego de escuchar a la Presidenta: si la crisis es tan profunda puedo quedarme sin trabajo, mejor ahorro y postergo consumo. Lo que han hecho es generar más pánico en la población. Es más, si Kirchner dice, nosotros o la ingobernabilidad (como si hoy hubiese gobernabilidad), está abriendo un gran interrogante sobre el futuro porque todavía no sabemos cuál será el resultado de las elecciones, suponiendo que el matrimonio sea sinónimo de gobernabilidad, algo que, por las condiciones sociales y económicas en que está el país, es debatible. De todas maneras Kirchner incentivó la incertidumbre y la parálisis al formular semejante declaración.

Con el adelantamiento de las elecciones basado en un argumento impresentable, el matrimonio le ha enviado un claro mensaje a la sociedad: no sabemos cómo solucionar el lío que hicimos. Por eso, sean las elecciones en junio o en octubre el problema sigue siendo el mismo: además del canje de bicicletas, ¿qué medidas van a aplicar para superar la crisis o, al menos, amortiguarla? Y tanto no lo saben, que por eso no han dicho qué medidas quieren aplicar que justifique el adelantamiento de las elecciones o, si se prefiere, tampoco han dicho qué medidas quieren aplicar que primero necesitan las elecciones.

En síntesis, o no saben qué hacer para arreglar la economía o, si lo saben, no lo quieren decir porque nada bueno deben estar pensando.

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