domingo, 22 de marzo de 2009

ERROR Y HORROR.....


"CORREO DE BUENOS AIRES"
POLÍTICO, ECONÓMICO Y SOCIAL Aparece los Jueves

Editorial | 19/3

Error y horror en el adelanto de la elección


Los extranjeros que quieren enterarse de lo que ocurre en Argentina tienen en Internet un maravilloso medio ya que a través de él pueden sintonizar en vivo y en directo los canales de noticias. Si una imagen vale más que mil palabras, con el volumen a cero, la película que ven todos los días es de culto bizarro: un mismo argumento, los mismos actores con un mismo invisible director y todos los días, todos los meses, todos los años, a toda hora, una y otra vez lo mismo. Extrañamente, a los espectadores locales no les cansa, aburre o fastidia. Simplemente, ni fu ni fa.

Buenos Aires y alrededores es el ombligo del movimiento nacional populista y de la gran movida cultural. Está el Obelisco, lo demás del país parece sobrar. La banalidad es dueña y señora como los proyectos del tren bala, la 9 de Julio subterránea, la cabina blindada de los colectiveros o el cohete que iba a ir por la estratosfera en una hora para caer del otro lado del mar. Los sindicalistas se pelean a garrotazos con piqueteros de la CTA (balazos, ¡cuándo no!); siguen las peleas entre barrabravas y también hay balazos y heridos, a pesar de estar protegidos, subvencionados, contratados, tolerados y necesitados por los dirigentes del fútbol, los jueces, fiscales y la policía; los maestros realizan paro tras paro en defensa de la educación estatal y cada vez mayor cantidad de alumnos sean inscriptos por sus padres en escuelas privadas (¿raro, no?); cada semana asesinan a un policía; familiares de otras tantas víctimas pero civiles baten palmas al grito de se-gu-ri-dad, se-gu-ri-dad (¿?); y el gobierno municipal de esta ciudad “fiscaliza” a una horda de alcohólicos callejeros que creen que San Patricio era uno de los suyos.

El kirchnerismo manda y la oposición obedece. Si un día muestra la partitura del campo, todos los opositores plantan soja; si al otro se ocupa de la radiodifusión, los rivales corren a las radios y televisoras; si cambia la fecha de la elección, los que se oponen a los Kirchner pontifican sobre las bondades del federalismo, la república y esas cosas tan extrañas. Un político conocido con deseos de crecer aún más hubiese lanzado la idea de convocar a la población a un simple referéndum vinculante acerca de la implantación de la pena de muerte. Pero es mejor, parece, esperar y hablar de lo que la Casa Rosada desea. Menos comprometido y más light.

Es historia que los gobiernos que se animaron a transitar el arduo camino de mantenerse por dos periodos presidenciales consecutivos derraparon con ímpetu en el segundo porque en el primero abusaron de gastar lo que no se producía. El matrimonio actual, pese a todas la voces (las pocas voces) que le advirtieron de la situación, se esforzó en derrochar lo que otros con su esfuerzo produjeron, a lo que le agregaron un toque personal de soberbia y ofensas al por mayor a los demás sectores de la vida de la nación que por su virulencia aún hoy llaman la atención. Es posible que el dúo presidencial crea que Argentina es idéntica a Santa Cruz. Está tardando demasiado en darse cuenta que no lo es, pero con seguridad, pronto comprenderá.

El adelantamiento de las elecciones no debería sorprender porque la situación económica nacional y provincial es difícil y al INdEC no le alcanza el tiempo ni la polvera para maquillar todas las cifras de la economía. Hace quince días, en la campaña electoral en Catamarca, uno de los dos Presidentes en ejercicio dijo: "¿Por qué adelantan tanto las elecciones? ¿Tienen miedo de perder? ¿Dónde está la calidad institucional de esta provincia?", y agregó: "Yo trabajé muchos años por Catamarca y ahora vengo a ver qué hicieron con nuestro apoyo. Les dimos todo lo que pudimos y sólo recibimos azotes". Se evidencia una vez más que se dice una cosa y se hace otra o, lo que es peor, se improvisa continuamente. Pero lo verdaderamente preocupante de esas palabras resulta la exigencia de una rendición de cuentas sobre dinero público que fue aportado en su momento por los contribuyentes. Confundir de tal manera lo propio con lo ajeno y pensar que “lo mío es mío y lo tuyo también” es alarmante. Se pensó que Catamarca era Santa Cruz. ¡Qué chasco!

Otro de los argumentos esgrimidos por la Casa Rosada para adelantar las elecciones es el próximo arribo de los efectos de la crisis financiera internacional. Creíamos que de acuerdo a los dichos presidenciales, Argentina estaba “blindada”. No se sabe cuándo fue el apresuramiento, si antes o después, pero opinamos que decir "Sería suicida embarcar a la sociedad en una discusión hasta octubre", poco se ajusta con la realidad. De hecho, los políticos viven otras clases de ensoñaciones que el vulgo. Sus familiares directos no concurren a escuelas públicas, ni se atienden en hospitales estatales, ni viajan en transporte público. Curiosamente, los hombres y mujeres que conforman la sociedad también están “en otra cosa”, más a ras del piso, se entiende: trabajar o no perder el trabajo o, por ejemplo, cancelar sus compromisos por los servicios que usa. No pueden emitir bonos para pagar las expensas, el gas, la luz o deudas atrasadas como las que en la actualidad la antigua y quebrada Aguas Argentinas intenta cobrar.

De acuerdo a los conceptos vertidos por Néstor Kirchner y varios legisladores afines, el adelantamiento de las elecciones contribuye a garantizar la gobernabilidad del país frente a la crisis económica internacional. Esta afirmación se da de narices con la indignación del gobierno argentino ante el reciente informe de la CIA que pronosticó que la crisis económica internacional podría generar en Argentina cierto tipo de inestabilidad. De la inestabilidad a la ingobernabilidad hay un par de pasos por lo que, como es su costumbre, el Gobierno, a pesar de su “enojo”, aceptó las sugerencias del más poderoso.

Por último, puede y debe criticarse el proyecto por su oportunismo, su falta de argumentos valederos que lo justifiquen y principalmente por la inmoralidad que produce la excepción. Argentina es entonces, inmoral, porque está plagada de excepciones. Como los códigos de edificación.

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