lunes, 9 de marzo de 2009

SALISTES DEL TEMPLO UN DÍA LLORONA

Efecto Catamarca: Conmoción y silencio de radio en Olivos
A la sensibilidad kirchnerista la elección provincial le pegó donde más duele: si bien las encuestas anticipaban la derrota, no se esperaban que los medios la presenten como una victoria opositora sobre la Casa Rosada. Hay dolor en ministros, gobernadores e intendentes pero no se atreven a llamar a Kirchner y decirle que se equivocó. La lectura de los comicios según Kirchner y la bronca de Cristina por la “chavización”.


Un silencio sepulcral en las habituales líneas telefónicas calientes del kirchnerismo fue el primer efecto que trajo la derrota en las elecciones provinciales de Catamarca. Si bien Néstor Kirchner se mantuvo en contacto con varios referentes del peronismo a lo largo del fin de semana, el primer síntoma esbozado por los resultados a favor del Frente Cívica de diez puntos por encima del Frente para la Victoria fue una desconexión total del ex presidente.

Sobre todo, prima la lógica. Es que en el funcionamiento de la línea kirchnerista el que llama es Néstor y se habla de lo que él quiera hablar o analizar. Si él no llama, no se lo molesta.

Entonces, pese a que son muchísimos –la mayoría- los ministros, gobernadores, intendentes y otros referentes del peronismo que piensan que el viaje de Kirchner al cierre de campaña y la nacionalización de la elección fue una pésima jugada, no se lo van a decir, a menos que sea él quien los consulte. Y de darse eso –dudoso-, habrá que ver cuantos igualmente dejan de lado la indulgencia y se animan a contar sus verdaderas sensaciones.

El golpe fue durísimo. Aunque casi todas las encuestas, incluso las oficialistas, anunciaban una derrota kirchnerista, lo que tomó por sorpresa a muchos fue la repercusión mediática de lo ocurrido en la provincia de Brizuela del Moral. En forma homogénea, los diarios, radios y canales nacionales y provinciales titularon con la derrota de la Casa Rosada.

Queda apenas la excepción del oficialista Página/12, que tituló con un insólito “Paisaje de Catamarca”, algo más parecido a una promoción turística que a un titular político. Pero hubo otros más arriesgados, que hasta se animaron a un “Ganó Cobos”, lo cual generó urticaria en más de un funcionario o dirigente peronista.

Extraña lectura

Pero si hubo comunicaciones, y muchas, el fin de semana. Allí, Néstor Kirchner habló con muchos intendentes sobre lo que iba a ocurrir horas después en Catamarca y, también, de su posible candidatura a diputado por la provincia de Buenos Aires.

“Si yo no iba, perdíamos por 20 puntos”, comentaba suelto de cuerpo el titular del PJ a los atónitos oídos de sus interlocutores, que callaban para no molestar. Pero esta situación, pensando en octubre, generó una peligrosa doble lectura.

Por un lado, los intendentes insisten en que quieren a Kirchner como candidato bonaerense, no por fidelidad sino por simple numerología: sigue siendo el que mejor mide y el que más votos garantiza. Esta es, hoy, la única preocupación de los barones del conurbano. ¿Por qué? Por el miedo a perder la mayoría en los Concejos Deliberante.

En los municipios, las garantías de gobernabilidad son bastantes más frágiles que a nivel provincial o, ni hablar, comparado a nivel nacional. Por esto, los tejedores del peronismo bonaerense desde las intendencias necesitan una mayoría obediente que les asegure su permanencia en el cargo.

De no contar con esto, la aparición fuerte en la escena política de sólo algunas de las denuncias que giran en su entorno podría terminar con juicio político y destitución. Basta el caso Porreti para dar cuenta de la importancia de una mayoría legislativa inquebrantable.

La otra lectura es, a priori, más lógica y más actual. Lo que analizan varios es que Kirchner se está transformando en un peligroso “piantavotos” y por eso salen a cuestionarle la nacionalización de las elecciones. No fueron pocos los gobernadores que le pidieron públicamente que se mantenga al margen de sus propios armados.

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