jueves, 17 de abril de 2008

LA TV DE LOS SENTIDOS

De especulaciones, legitimidades y otros argumentos en el marco de una TV en la que el rating lo lidera Tinelli.

Desde la vorágine que implica formar parte de la Caja de Pandora y bajo las demandas de una sociedad de consumo que de no sentir cubiertas sus peticiones te da la espalda, las producciones se enfrentan a la inexorable necesidad de innovar al interior de los mismos segmentos.
Y para ello, se valen de las experiencias internacionales así como de las características a nivel masa de los televidentes. Entonces, se crean situaciones complejas que llevan a la confrontación y a la apertura de un debate sensible que solo incomoda a los que se sienten damnificados.
Porque en el marco de una televisión caracterizada por el morbo y el voyeurismo, la participación de una persona ciega en un programa como el de Marcelo Tinelli y en el formato de Bailando por uno sueño, puede implicar tres cosas:
1) Esperar que el ciego - aunque dirigido vocalmente por su coach- se caiga.
2) Observarlo como un participante más pero al que se lo valora, también más, por la trascendencia de su limitación visual.
3) Ser indiferente a esa discapacidad y solo atender al baile.
De estas tres instancias, la última es la menos probable o bien, la menos experimentada por el público. En cambio, la primera y la segunda son las más acordes al ciclo televisivo al que hoy se asiste y que es legitimado en el encendido.
Es decir, desde la línea de analítica que el blog maneja, existe una tendencia sostenida a los escándalos y los grotescos que vende.
Una forma de hacer televisión apelando, en algunos casos, a la sensibilidad, mediante la realización de un sueño y con el valor agregado del conflicto mediático que encuentra eco en todos los medios de comunicación.
Una fórmula que hasta el momento, viene dando resultados.
Así es “Show Match” en todos sus formatos. Sea bailando, cantando o patinando. No gana ni aquel baile mejor y tampoco quien cante o patine excelente.
Si todo el circo se le agrega la presencia de un ciego, el combo es completo, puesto que quienes no consumen el producto, al leer y/o escuchar toda la polémica armada, se detendrán a ver qué sucede al momento del baile de Serafín. El español que arribó a la Argentina voyeur y que ya es más famoso que la Cicciolina.
Veamos, es cierto que Serafín no baila bien. No obstante, no baila peor que la mujer que desde hace años se viene proclamado la vedette y gran bailarina. Se trata de Adriana Aguirre. Una mujer espléndida de físico pero de madera al momento de bailar. Bailar, acción sobre la cual se jactaba y por la cual consideraba, recibiría un gran puntaje. El resultado, una presentación lastimosa.
Razón por la cual, en este programa, ver o no ver, no es sinónimo de buen baile. Ninguna performance, hasta lo que se vio el día martes, fue deslumbrante.
Y aún falta mucho más. Falta por ejemplo, la presentación de la "Tota" Santillán. Hombre elevado en peso al que seguramente se lo verá para ver cómo se desempeña en el movimiento con los kilos que tiene en su haber. De la "Tota" se esperará, implícitamente, el ridículo. Fundamentalmente, cuando lleguen ritmos tales como el axé o el reggaeton. Bailes dinámicos por excelencia que requieren de un buen estado físico.
Se espera, además, explotar su lamentable pelea con su ex mujer Fernanda Vives. La chica que tiene un serio problema con el dequeísmo.
Ahora bien, tal como sucedía en el estado hobbesiano, en la televisión argentina también se espera que lo peor ocurra.
Que se genere una situación violenta, lamentable o risible para que el rating alcance su pico, satisfaciendo así, a un público que se divide en: explícito consumidor; que se resguarda detrás del “me lo contaron”; o el sujeto negador de aquello que en realidad degusta todas las noches.
Todas ellas, situaciones válidas que forman parte del juego y de la oferta y la demanda de un sistema autopoiético que se regula a sí mismo y que desde su creación hasta ahora atravesó por diversos ciclos.
Una televisión que experimentó una metamorfosis en la que actualmente prevalece la anomia de los usos y costumbres de la tradición y de los valores impuestos allá lejos y hace tiempo.
Una forma de concebir el medio que se ajusta a la descomposición social que ha creado un colapso en las distintas esferas de la vida, las cuales se enmarcan en el componente de la violencia y la irritabilidad que pueden producir o no las imágenes transmitidas.
Bajo estas características y dentro de la competencia establecida, las críticas se hacen presentes. Críticas que al igual que un programa, encuentran adhesión, rechazo o indiferencia.
Tanto es así, que las declaraciones de Mario Pergolini ante la presencia del famoso español no vidente en el programa del hombre que lidera el rating de la TV argentina y que no tiene la mejor relación con el conductor de "CQC", provocó una discusión que sin duda alguna le es funcional a Tinelli en materia de números.
Pergolini expresó lo que muchas personas piensan pero no se atreven a decir por una cuestión, tal vez, de buen gusto. O bien, de hipocresía. “Habría que poner paralíticos, mogólicos (…) porque eso da rating (…)”.
Ahora bien, boicotear a los exitosos, ya es un estilo. Tal como se dijo en la nota Menem y Tinelli, en Argentina, el éxito no se perdona. Y Marcelo Hugo es exitoso. Por tal motivo, las especulaciones y estimaciones que puedan realizarse sobre todo aquello que ponga en pantalla son diversas.
Especular con la sensibilidad del televidente; demostrar que una persona que no ve puede hacer todo lo que hace una persona que sí ve; fomentar el me dijo, le dije, le digo; provocar a las masas; y ser conciente que la presencia del español generaría todo un escandalete.
Argumentos todos, que siguen ubicando a Tinelli en el epicentro mediático en una televisión atenta a todos los sentidos y que ha encontrado en el aval de la gente el fundamento para proseguir por el camino del vale todo.

Publicado por Laura Etcharren

1 comentario:

Cynega dijo...

Para los medios o los políticos siempre van a haber temas frívolos del cual colgarse. Más si el resultado es castigar a otro.
Escribí un artículo que se llama "El punto ciego de la cultura televisiva".
Es un interesante ensayo sobre esta berretización de la tele.
Link: http://cynega.blogspot.com/2008/04/tinelli-el-punto-ciego-de-la-cultura.html
Blog entero: www.cynega.com.ar
Saludos.
Cynega.