domingo, 15 de marzo de 2009

SALDRÁ LA NUEVA LEY ??




“Lo propio del sofista, según Aristófanes, es inventar

razones nuevas”.

José Lezama Lima – Tratados en la Habana .

Citado por Julio Cortázar en “Rayuela”.



La Presidente de la Nación anunció hoy ( no se entiende por qué - o sí - en forma precipitada ) el envío al Congreso Nacional de un proyecto de Ley que reformaría el Código Electoral para anticipar las elecciones nacionales que habían sido programadas para fines de octubre.

El revuelo que produjo tiene todos los argumentos que, en general, responden al punto de vista particular de los involucrados, lógico y coherente con la vieja norma que establece que el “interés es la medida de la acción”. Las formalidades, los plazos, el desarrollo de la democracia interna de los partidos, probabilidades de éxitos o de fracasos y la subjetividad inevitable e incuestionable de los protagonistas han sido ventilados por los medios audiovisuales y, seguramente, se seguirán ventilando en los medios gráficos de los días subsiguientes.

Pero, más allá de la justificación que cada uno invoque para respaldar su posición, la propia Presidente dio expresamente la razón de su comportamiento: dijo que no se podía enfrentar un calendario de elecciones sucesivas desde aquí hasta octubre atravesando los avatares de “un mundo que se está cayendo a pedazos”.

Es cierto. Pero lo que el Gobierno no puede enfrentar no son los efectos de la crisis internacional que de un modo u otro hay que atravesar. Lo que el Gobierno no puede enfrentar es una catarata de fracasos que se inició en Catamarca, para llegar a octubre despedazados.

Porque creo que ya no hay palabras para describir y/o clasificar y/o calificar al régimen que se ha instalado ilegal e ilegítimamente en el Gobierno del país para ejercer el unicato más oprobioso y delictivo en el tiempo que va desde que vivimos en democracia.

La aplicación tergiversada, parcial y discriminada de las garantías constitucionales ya ha motivado andanadas de textos, denuncias, reproches y la reprobación de la mayoría de los habitantes del país, mientras la mentira, el sofisma y la diatriba como elemento ineludible del discurso oficial han terminado con la paciencia de todos.

Esteban Righi era Ministro del Interior del Gobierno de Cámpora cuando se abrieron las cárceles para facilitar la fuga de delincuentes comunes que estaban sometidos a proceso bajo la jurisdicción de sus jueces naturales antes que el Congreso Nacional sancionara una – por decir lo menos – discutible amnistía. También fue el que mandó incinerar los archivos de la Policía Federal y es el que hoy echó al Fiscal Garrido, mientras la Presidente urge al Poder Judicial para que aceleren los juicios a los “represores” y no hace lo mismo con respecto a las denuncias de corrupción que acaba de paralizar aún más el Dr. Righi.

El caos que agobia a todo el país por la disfunción que se ha propagado por todas las áreas donde el Estado debe cumplir con sus misiones específicas indelegables es una metástasis terminal que el huésped de Olivos explica diciendo que “el muro de Berlín cayó sobre el neo-liberalismo” con lo que convalida la doctrina oficial que manda, a los que “tuvieron suerte en la vida”, compartir sus bienes con los más débiles. Así nomás, por mandato vertical desde la cumbre omnipotente.

La inseguridad que trastorna la vida de todos los habitantes de este país no está solo referida a la integridad física y a los bienes sometidos a la agresión de los delincuentes comunes, sino a la composición íntegra de la personalidad: objetivos personales, familiares, empresarios, laborales, profesionales que, sin reglas inmutables, se paralizan en una situación de desorientación total mientras percibe, impotente, la descomposición definitiva de su posición alcanzada. El sin sentido absoluto.

Y lo peor es que esta parálisis lo toma al individuo absorto, estático e indefenso sobre un campo que sembró de minas de extraordinario poder explosivo el propio Gobierno con sus fantasías “progre” de manuales setentistas.

En estas condiciones que se irán agravando a la velocidad que alcanza un cuerpo lanzado por un plano inclinado, el Gobierno sorprende con la idea de adelantar la fecha de las elecciones. Es como si estuviera repitiendo aquella frase de Aldo Camarota:…”.paren el mundo, me quiero bajar!”. Es un gato acorralado que si no encuentra una vía de escape, reacciona mal y agrede.

Que peligra la gobernabilidad es una advertencia del propio Gobierno. No es una agresión verbal salida de la oposición como parte del debate político. Es una manifestación de impotencia y como tal debe ser leída.

El matrimonio se bate en retirada y como ya no le queda pedana para seguir retrocediendo tira mandobles a diestra y siniestra soñando con una muerte heroica en cumplimiento, tal vez, del mandato fascista que reza “un bel morire, tutta una vida honora”.

Personalmente escucho cada vez más cerca aquellos anunciados “acordes Wagnerianos” que acompañan la caída de los dioses y no puedo dejar de ver la imagen del desplome de la estatua de Sadam Hussein.



Antonio T. Hernández

Mar del Plata, 13 de marzo del 2009

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