sábado, 19 de abril de 2008

SOBRE EN FARSA

No opinaré sobre el proyecto Enarsa en Ecuador, si es beneficioso o no para el país. Lo que si veo el resurgir de cosas que fueron dramáticas para el progreso de nuestro país. Desde que comencé a vivir y comprender lo que es un país , hablo de los comienzos de la década del cuarenta del siglo pasado y a medida que avanzaba y me comprometía con su desarrollo, nunca me abandonó la convicción de que las empresas del estado no solo son ineficientes y anacrónicas, sino también una fuente inacabable de corrupción. He conocido lo que era YPF, los ferrocarriles, SEGBA, ENTEL, el IAPI, los transportes urbanos y otras más de igual tenor. Yo he vivido la experiencia de esperar 30 años para obtener un teléfono o hacer largas colas al lado de una vagón ferroviario en las zonas de veraneo, para poder hablar a otros puntos del país, viajar en los techos de tranvías o sobres sus paragolpes traseros, etc. que se podrían enumerar y asociarlas con los tremendos déficit sin control que las caracterizaban e impactabas en el presupuesto nacional, generando tremendos desequilibrios en la economía del país, con largos períodos de estancamiento. Los déficit los pagaban toda la sociedad, pero había grandes beneficiarios, eran los políticos, sindicalistas y funcionarios del estado que hacían de la corrupción algo corriente. Esto no es novela de ciencia ficción, solo con tomarse el tiempo necesario para leer las publicaciones de la época, podrá verificarse la verdad de lo expuesto. Mientras esto sucedía, nos hablaban de Argentina Potencia y otros mensajes fantasiosos que los corruptos difundían. Sin duda que las empresas privadas no están excentas de corrupción, especialmente las que siempre han vivido bajo el paraguas del estado, pero en éstas, cuando el delito queda en evidencia, rapidamente se disponen las medidas de sanción a los responsables, pero en las empresas del estado las responsabilidades estan diluídas en gigantescas y enmarañadas normas de procedimientos y enormes encadenamientos de funcionarios comprometidos en negocios personales y encubridores. Acotemos que nunca he sabido de balances en las empresas del estado, instrumento ineludible para conocer los resultados económicos de la gestión. También las empresas del estado, se llenaban de empleados, como forma de pago de favores políticos. Podría seguir hablando del tema, pero creo más conveniente utilizar este espacio, para advertir sobre el peligroso retorno a errores del pasado.
Ya tenemos una compañía de aviación -LAFSA- que no tiene aviones, ni vuelos, pero si tiene cerca de 100 empleados y gerentes con sueldos superiores a $ 10.000.- Que es esto, no es corrupción?
Saludos,

Emilio Zuccalá

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