martes, 1 de abril de 2008

VENGANZA

Por Carlos Manuel Acuña


Hace unos minutos pudo saberse que el gobierno dispuso la total prohibición para exportar carnes. La medida, que podría ser anunciada esta tarde por la presidente Crtistina Fernández de Kirchner, es interpretada como una venganza por la crisis agropecuaria y una forma de presionar en contra de la protesta del campo.

La apariencia del anuncio apunta a tratar de insertar en la opinión pública la idea de que contribuirá a bajar el precio interno del producto y favorecer de esa manera - aunque sea por poco tiempo, dado que inevitablemente disminuirá la capacidad de crecimiento ganadero - a los sectores de menores recursos.

La iniciativa del oficialismo es contradictoria respecto de las confusas propuestas oficialistas respecto de la disminución de la siembra de la soja aunque al mismo tiempo los funcionarios abogan por el crecimiento de la actividad ganadera en zonas periféricas más clásicas para la cría. Lo expuesto es otra demostración del desconocimiento gubernamental acerca del proceso agropecuario, lo que hace más difícil la situación que, a esta altura de los acontecimientos, parece políticamente irreversible para los dos actores principales del conflicto: el kirchnerismo por un lado y el campo por el otro. Este último no se hizo eco de los intentos de dividirlo y romper la unidad movilizadora que ha permitido llegar a convertir el problema en uno de los puntos más importantes de la inquietud nacional. Ahora, se agrega la posibilidad de una pérdida difícil de recuperar de los tradicionales mercados mundiales que reconocían la mejor calidad de nuestro producto pero además, existe otro factor cargado de incongruencia y sugerente incapacidad: disminuirá la producción pues la hacienda de exportación debe superar ampliamente los 400 kilos por animal, pesos que se demoran en alcanzar y están encarecidos por el factor tiempo pero también por el costo del alimento suplementario y forraje que cada vez se estila en mayor cantidad para que los novillos alcancen el peso y terminación necesaria. Además, la prohibición afectará a los frigoríficos especializados y a los miles de operarios que trabajan en ellos.

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