miércoles, 28 de mayo de 2008

INTELIGENCIA

EL GOBIERNO BUSCA

INTELIGENCIA


Días atrás informamos que en el máximo nivel de una de las Fuerzas Armadas se hizo la consulta acerca de la viabilidad de hacer inteligencia interna para el gobierno, tema que está absolutamente vedado a los militares y que éstos cumplen a rajatabla.

Pese a ello y como una demostración del creciente estado de debilidad que transita el gobierno, desde el centro del poder político se hizo en forma de "tanteo" - así lo titulamos en su momento - una exploración que culminó con un altercado entre quienes analizaban el problema, agravado en ese caso por la severa negativa del correspondiente responsable militar del área. Con esfuerzo, el asunto no pasó a mayores pero permitió inferir el alto grado de preocupación oficial por los distintos problemas que surgen por la incapacidad administrativa de las autoridades políticas. También se evaluó las dificultades de la Casa Rosada por contar con un adecuado servicio de inteligencia por parte de la SIDE, que es el organismo responsable de estos menesteres. La Secretaría es, entre otras cosas, la encargada de suministrarle información estratégica al gobierno de turno, lo que comprende tanto al ámbito interno como al externo. Hoy día, ambas tareas también están afectadas por la ausencia de conducción desde la presidencia de la República, que es la que fija las pautas correspondientes. El tema se ha complicado últimamente pues tiene sus derivaciones en la vida interna del "organismo" donde operan líneas enfrentadas y simpatías políticas exacerbadas naturalmente por la atmósfera que se vive. Agreguemos que muy posiblemente quienes habitan la Casa Rosada desconozcan para que sirven las actividades de inteligencia y en que medida éstas son imprescindibles para conducir a la República. Y para no quedarnos cortos añadiremos que la visión del papel de un Estado, cualquiera sea éste, debe ser ejercida por quienes reúnan las necesarias capacidades-

Después del episodio que comentamos y que inevitablemente trascendió al margen de nuestro correo cibernético, hace algo más de unas horas el gobierno hizo un nuevo intento de complicar a los responsables castrenses - creemos que ya curados de espanto - a través del secretario de Estrategia Militar del ministerio de Defensa, Dr. Carlos Aguilar, un hombre que responde a un agente de inteligencia activo y del que lo menos que puede decirse es que se mueve desde hace años como un polémico perturbador político: se llama Horacio Verbitsky quien gira bajo la pátina de periodista ideológico financiado desde el exterior.

Aguilar, por instrucción directa de Nilda "Cabernet" Garré, lanzó la misma consulta ampliada esta vez a las tres Fuerzas Armadas, es decir, al general Santos Milani, al capitán de Navío Abadal y al brigadier Macaya, quienes respondieron de idéntica forma negativa aferrándose a la letra y espíritu de la ley vigente.

Pese a todo, el jefe del Ejército, teniente general Bendini, consultado a su vez por la situación, habría respondido que "en principio" no existiría problemas, pero la contestación eludió - no sabemos si con habilidad - la referencia a cual sería la reacción de los subordinados especializados ante una "sugerencia" de tamaña naturaleza.

Así las cosas, la Casa Rosada enfrenta la crisis política más profunda de los últimos tiempos, mientras en síntesis, el país está paralizado, el mundo financiero inactivo y con miedo, la producción sin recursos y con incertidumbre, las exportaciones sumergidas en la duda, la inseguridad pública enseñoreada en la vida cotidiana, la opinión pública azorada y el gobierno en general sometido a la voluntad de un ex presidente cuya personalidad se muestra desequilibrada hasta tal punto que abre profundas dudas, brechas digamos, en todo el ámbito político, incluso el que le es afín.

Pero volvamos por un instante a este asunto tan complejo y apasionante al que pertenece la Inteligencia y digamos por hoy, a modo de reflexión para la despedida transitoria, que los políticos que dictaminaron en esta materia tan específica cerrándole las puertas a las estructuras castrenses y olvidándose de la importancia del organismo destinado a esta disciplina, aparecen ahora como víctimas de su propia impericia y resentimiento.


Carlos Manuel Acuña

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