No nos van a robar la Patria
En estos momentos, las bestias piqueteras y las asociaciones de derechos humanos se están regodeando con el festín de sangre y muerte que está a punto de regar el suelo de nuestra amada Argentina...
Este es uno de los días más difíciles de la historia argentina.
Los señores de la corrupción reunidos en el cónclave del Partido Justicialista decidieron declararle la guerra a la sociedad argentina. Hay que destacar la determinación y decisión de nuestros gobernantes para llevar a la Argentina hacia la guerra civil.
Realmente no creía que nuestra clase dirigente era capaz de semejante actitud, puesto que si hubieran actuado de la misma manera en la educación, salud, seguridad, protección de la ancianidad y la administración de justicia no estaríamos en la situación en la que estamos viviendo y seríamos una de las cinco mayores superpotencias del planeta.
Después de haber visto la barbarie kirchnerista, más de uno se debe estar arrepintiendo de no haber linchado a aquel funcionario, concejal, diputado o senador al cual "le perdonó la vida" en el desastre del 2001.
Haga memoria, aquella vez que usted fue a manifestarse frente a su lujosa casa y usted decidió irse a su casa en paz cuando aparecieron las fuerzas de seguridad.
Sí, señor. Tiene razón. La clase dirigente no escarmentó y ahora vienen por la revancha.
Ellos piensan que debemos ser castigados por habernos atrevido a desafiar su autoridad avalada por la Constitución Nacional, los jueces de la servilleta y las asociaciones de derechos humanos y defensoras de la ecología y el medio ambiente.
Ahora vienen por nuestras casas, por nuestros ahorros, por nuestras familias, por nuestros hijos.
La clase política argentina nos quiere convertir en sus esclavos, transformar a nuestros hijos en su carne de cañón para aventuras bélicas impredecibles de las manos de las superpotencias del terrorismo internacional.
En estos momentos, las bestias piqueteras y las asociaciones de derechos humanos se están regodeando con el festín de sangre y muerte que está a punto de regar el suelo de nuestra amada Argentina. Para ellos es la revancha soñada por habernos resistido a formar parte de las potencias cautivas por el comunismo durante las décadas del sesenta y del setenta.
Esa clase media a la cual odian y le pegan en la Plaza de Mayo va a ser aniquilada en los campos de concentración para disidentes que prepara el kirchnerismo. Más vale que los que caigamos en las garras de nuestros carceleros no les pidamos ni agua ni comida. Para los disidentes solamente hay un solo menú: un disparo en la nuca para que la voracidad de los gusanos devoren nuestros cuerpos apilados en las fosas comunes de la barbarie kirchnerista.
Pero claro, ellos no saben a quien se enfrentan.
Están frente a un pueblo decidido a defenderse hasta las últimas consecuencias.
No puedo creer que te hayas olvidado.
¿Pasaron tantos años que les tengo que recordar quienes soportaron el peso de los combates en Malvinas?
¿Los gobernantes? ¿los torturadores? ¿los economistas? ¿los subversivos?
No, fueron nuestros hijos.
Los hijos del pueblo argentino con sus 18 y pico de años fueron a calzarse el casco y el fusil para defender cada puñado de turba en el sagrado suelo malvinero. Nuestros pibes que sin una preparación profesional pelearon hasta la muerte en cada trinchera de la Patria.
¿Y de donde salieron nuestros hijos?
De nosotros.
¿Y sabés qué?
No nos van a robar la Patria.
Leíste bien.
No nos van a robar la Patria.
Ni vos y yo vamos a permitir que una manga de bestias humanas nos venga a decir lo que tenemos que hacer.
Tenemos que defender todo lo que construimos durante nuestras vidas.
No tenemos que dejar que venga un "comisario del pueblo piquetero" a golpear a la puerta de nuestros hogares para decidir sobre nuestra vida, nuestra familia, nuestros bienes y nuestro futuro.
¿Y sabés qué?
Estas bestias son tan pero tan brutas que no se dan cuenta de que cuando corra la primera gota de sangre de un ciudadano honesto y trabajador vamos a salir todos a pelear en todas y cada una de las calles de nuestra Patria.
Y no nos van a ganar.
No importa que la lucha dure 12 horas o 12 años.
No los vamos a dejar gobernar.
No los vamos a dejar salir de sus casas.
No los vamos a dejar comprar en los shoppings.
No los vamos a dejar comer en los restaurants.
No los vamos a dejar pasearse en sus coches.
No los vamos a dejar caminar por las calles.
No los vamos a dejar dormir en paz.
No los vamos a dejar vivir.
Les vamos a hacer sus vidas tan pero tan miserables que van a tener miedo de acostarse en su cama y de que en la oscuridad de la noche lo pase a degüello un cacerolero con un cuchillo de cocina.
Sus crías van a ser apaleadas todos los días en los colegios por los hijos de la Patria.
La única alegría que nuestros gobernantes van a ser es cuando su descendencia vuelva sana y salva a sus casas.
Metan a todos los custodios que quieran. Igual vamos a entrar.
Pongan todos los servicios de inteligencia que quieran en las calles, en los bares, en los lugares públicos y en el kiosco de la esquina.
Saquen a la calle a todos los militantes sociales para cumplir funciones policíacas recorriendo casa por casa, como intentó hacer la desaparecida "Guardia Urbana" de Aníbal Ibarra.
¿O se olvidaron que en la Ciudad de Buenos Aires los esbirros del "genocida de Cromagnon" fueron con sus planillitas y su flamante uniforme casa por casa y departamento por departamento para saber quién vivía, cuantos eran en cada hogar o si ese inmueble estaba desocupado para que sea usurpado por los villeros amigos del ex-jefe de gobierno del Frepaso?
¿Viste que los terroristas kirchneristas son amantes del odio, de la violencia, del aguante y de la muerte?
¿Sabés qué?
Podrán seguir en el poder, pero no van a poder aplicar ni una ley.
No los vamos a dejar en paz.
Cada declaración, cada acción, cada movimiento va a ser repudiada en forma masiva.
Cada noche vamos a salir a cacerolear.
Ellos imaginan su Líbano setentista con sus milicias victoriosas en los fortines del enemigo capitalista.
Yo no vivo en el Líbano, vivo en la Argentina y estoy rodeado de Argentinos.
Estos no saben como somos los argentinos.
Estos no se imaginan lo que somos capaces de hacer los argentinos.
No necesitamos fedayines, ni siquiera tenemos que mandar a nadie a entrenarse a Venezuela, Cuba o Irán.
Esos son países de mierda que no tienen nada que enseñarnos.
Vos lo sabés tanto como yo.
Contra nosotros no van a poder.
No nos van a robar la Patria.
Aunque ellos estén festejando el comienzo del gran baño de sangre nacional, no se han dado cuenta que han comenzado las honras fúnebres al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Se ha dado inicio al sepelio de la "utopía progresista", del gobierno de los "derechos humanos", de las "organizaciones no gubernamentales", de las "madres y abuelas de todos los argentinos", de los "piqueteros", de los "militantes sociales", del "ecologismo fashion" que vende remeras verdes y llena de humo a las ciudades, de las "garantías constitucionales" para los delincuentes y del terror para los ciudadanos.
Ya tiene fecha de vencimiento el "progresismo" berreta de los periodistas y artistas adictos al régimen kirchnerista, los "planes de estudios" dirigistas y con una gran carga ideológica que infecta a nuestros niños y adolescentes en las aulas de unos institutos educativos que parecen diseñados para que fracasen generaciones enteras de argentinos que cuando se atreven a cursar el ciclo básico de la universidad demuestran que son incapaces de comprender un texto o de escribir y leer correctamente.
Se acaba la universidad pública "libre y gratuita" degradada y convertida en un campo de adoctrinamiento de la juventud que sirve para enriquecer los bolsillos de decenas de estudiantes crónicos que se esconden detrás de los "centros de estudiantes" y desvirtúan el verdadero rol de la educación terciaria que es la de darle a la sociedad los profesionales universitarios que necesita para cubrir las necesidades de un país en crisis.
Pero principalmente ha comenzado el velatorio de toda una clase dirigente que sigue demostrando que responde a la chequera oficial y no a sus legítimos mandatarios que son el pueblo argentino. Gobernadores, senadores, diputados, intendentes, concejales y consejeros escolares tendrán que salir de sus cargos en forma pacífica o se tendrán que ir por la ventana.
También serán sepultados todos aquellos jueces que suscribieron sus nombres a las servilletas del poder. Los funcionarios judiciales que se arrodillaron ante el régimen kirchnerista se tendrán que ir a sus casas porque han demostrado que son incapaces de impartir justicia. Y si se resisten a salir de sus despachos invocando inmunidades y prerrogativas, también serán eyectados de sus cargos.
La administración pública nacional, provincial y municipal debe salir de sus oficinas, porque ya no hay más lugar para la rosca política y la borocoteada que les permite a los burócratas pasar alegremente del liberalismo económico de Carlos Menem al terrorismo montonero de Cristina Fernández de Kirchner.
Néstor Kirchner apostó a la guerra para someternos a su voluntad.
Que ponga en la calle a todas tus bestias.
Que saque a todo tu ejército privado a la calle.
No va a poder contra los ciudadanos.
Aún tenemos un derecho que jamás nos van a poder sacar, el de resistirnos a la opresión.
Vengan a buscarme cuando quieran.
Aquí los estoy esperando.
No me van a robar mi Patria.
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