sábado, 31 de mayo de 2008

SOY UN MUCHACHO PERONISTA

MARTIN PITTON
Periodista y conductor del programa Contrapunto que se emite de lunes a viernes por Radio América (AM 1190) entre las 20 y las 22 horas. Galardonado con el Premio Santa Clara de Asís en el 2004. En este Blog me propongo discutir temas que forman parte de la actualidad y dar mi opinión acerca de la política y la economía.



Néstor Kirchner no descansa y su lugar de ex Presidente poco se diferencia de cuando ejercía la presidencia. Kirchner gobierna. Ya no lo hace desde sus oficinas de Puerto Madero, sino desde la sede del PJ, donde en la última semana se reunió con gobernadores, líderes de organizaciones sociales, legisladores y en los próximos días con los cuadros de la menguada “transversalidad”; antes había jusntado a los intendentes bonaerenses. Así Matheu 160 se convirtió en el Unico centro de poder. El Señor K es el presidente del PJ pero parece que sigue siendo el de la Argentina. En tanto, Cristina Kirchner parece haberse convertido en una mandataria formal reservado para los actos protocolares en la Casa Rosada , en los cuales sólo se refiere al conflicto del campo de manera tangencial y elíptica. (Aclaración: Querido lector, éste no es un comentario de con el objetivo de menoscabar al género femenino, sólo pretende ser un modesto análisis político).

El ex presidente decidió utilizar la vieja estructura justicialista para enfrentar a los rebeldes ruralistas. Esa misma estructura que en más de una oportunidad denostó y en el mejor de los casos ignoró, sólo basta recordar al ministro Aníbal Fernández recomendando depositar la vieja Marcha Peronista en aquel lugar donde no da el sol. Kirchner no quería quedar entrampado dentro de la maquinaria peronista, especialmente ser víctima de los manejos de los gobernadores. Por eso, decidió dejar de lado el partido y así nació la transversalidad, duramente criticada por Antonio Cafiero. Más tarde llegó el Frente para la Victoria , una estructura kirchnerista donde se apiñaron algunos justicialistas y varios referentes de la malograda Alianza; especialmente provenientes del Frepaso. En las elecciones de octubre del año pasado se habló de Concertación y los radicales K tuvieron sus quince minutos de fama, por supuesto hoy ya quedaron a un lado de los focos de la primera línea política.

Desde un PJ artificialmente unificado, aunque con la ausencia de varios distritos de peso como Córdoba y Santa Fé –a raíz de la crisis del campo-, Kirchner maneja los hilos del poder opacando la figura de su esposa que es la Presidenta como todos recuerdan.

Néstor Kirchner sobreactúa su peronismo como para borrar del imaginario popular sus ensayos electoralistas. Impuso la impronta partidaria a la crisis con el campo y aunque los remiendos de las retenciones móviles se anuncien en la Casa Rosada , todos saben que las decisiones no se toman allí.

Independientemente de la resolución del conflicto con el campo y quienes se proclamen vencedores, la pregunta que hay que formularse es ¿cómo se equilibrarán las cargas de poder? Responder a esta pregunta también implica responder qué rol se le asignará a Cristina Fernández de Kirchner y cuál jugará su marido. Ya no se habla del relanzamiento del gobierno ni de los cambios de gabinete que esta jugada conllevaría, sólo sigue en vigencia la posible salida de Alberto Fernández luego que se resuelva el conflicto rural.

Ahora bien, algo que se deberá analizarse en este contexto es que frente a un conflicto de la magnitud que adquirió el del campo, la estructura de poder no será posible ensayar una estrategia de desgaste tan impresionante, que implicó dejar enormes porciones de popularidad. La otra cuestión será determinar cómo se realinean los gobernadores luego del conflicto y cuáles serán los daños en los bloques de diputados y senadores. Los próximos meses serán de reacomodamientos profundos y Néstor Kirchner seguramente no pasará sus días en un café literario.

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