sábado, 19 de marzo de 2011

COVELIA EN SUIZA


PERONISMO VS. PERONISMO

Covelia en Suiza: Claves de la frágil tregua entre Moyano y Cristina

Fue un viernes desorbitado, entre tanto ajetreo por nada. Cristina Fernández logró que Hugo Moyano bajara el paro que pretendía concretar en defensa propia. Pero la relación descendió otro escalón más.



CIUDAD DE BUENOS AIRES (Urgente24). Tras una tensa jornada de negociaciones con el Gobierno, el secretario general de la CGT, Hugo Moyano, suspendió la huelga que amenazaba con paralizar el país.



Por pedido de la presidenta Cristina Fernández , el enviado para el diálogo con Moyano fue el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido -el hombre de la Casa Rosada con mayor llegada al titular de la CGT-, quien se trasladó hasta el departamento del jefe camionero en Barracas y le planteó que la convocatoria a un paro "no era la forma" de afrontar su defensa ante la Justicia, en este caso la Justicia de Suiza.



Lo ocurrido durante la jornada tiene varias lecturas, interpretaciones e informaciones. Aquí 10 fragmentos sabatinos que permiten alcanzar 4 conclusiones:



> El choque Cristina vs. Moyano no ha cesado, y lo que se vive es una tregua;



> Se ha estrechado el espacio para Moyano en la política argentina, aún en el peronismo;



> Moyano no logró, en su momento más crítico, la solidaridad de los sindicatos más importantes de la Confederación General del Trabajo; y



> Todavía nadie logra identificar cómo ocurrió lo del exhorto suizo como solamente provoca sonrisas la afirmación de Moyano de que nada tiene que ver con Covelia.





Roberto García en el bisemanario Diario Perfil:



"De tanto admirar a Jimmy Hoffa –basta ver,en su despacho, el testimonio de gorras y otros souvenirs del poderoso gremio camionero de USA–, Hugo Moyano hasta copió sus excesos. Revivió la paradoja de apoyar a un gobierno y, luego, ser objetado por ese mismo gobierno, como le sucedió al sindicalista de-saparecido y nunca reclamado por las organizaciones de derechos humanos, presuntamente emparedado en el hormigón armado de un edificio, quien solventó parte de la campaña presidencial de John Kennedy y, más tarde, ya en el gobierno, su hermano Robert se prodigó para perseguirlo. “Me preguntan de dónde saco la plata –confiaba en su rabia antes de que lo arrojaran a una mezcladora de cemento–, ¿por qué no me hacían esa pregunta cuando me pedían la plata para la campaña de Jack? (cariñoso pseudónimo que se le endosaba al ex mandatario también asesinado)”.



Otros tiempos, claro. Y aunque uno se niegue a comparar, ayer igual Moyano cometió exageraciones semejantes a las de Hoffa, al parar primero y levantar después, un paro general para el lunes próximo. Como aquel otro que, del poder, abusaba cuando se le ocurría. Moyano amenazó, simplemente, porque lo investigaban. O porque con alguna lógica –paranoica o no– sospechó que pretenden derribarlo desde el Gobierno. Como Hoffa con el implacable Robert Kennedy. Fue el esforzado Julio De Vido, otra vez, quien logró calmarlo, disuadirlo de que el Gobierno nada sabía de la pesquisa judicial en su contra, proveniente de Suiza, donde se abrió una cuenta jugosa por empresarios vinculados a Covelia, la compañía con la cual el sindicalista dice no tener ninguna relación y que, por ejemplo, reparte leche y comida en Buenos Aires al mismo tiempo que luego la recoge como basura. Casi el ciclo completo. (...)".





Eduardo van der Kooy en el diario Clarín:



"Amén de las gestiones subterráneas que existieron desde el jueves entre el Gobierno (Carlos Tomada, ministro de Trabajo y Julio De Vido, de Planificación) y Hugo Moyano para eludir el punto cumbre de la confrontación, existió al final un cálculo que dejó esa pelea en suspenso: el paro y la movilización de los camioneros y los transportistas a la Plaza de Mayo, amagada para el próximo lunes, podía colocar en un estado de improbable retorno la principal relación del sistema de poder.



Esa amenaza palpable llevó el conflicto desatado por Moyano a un punto muerto . La medida de fuerza fue declinada por el propio líder del gremio de los camioneros. Al Gobierno de Cristina Fernández, sin dudas, se le iba a hacer cuesta arriba administrar el pleito en vísperas del inicio de las discusiones salariales. Moyano y la CGT corrían a futuro su propio riesgo: quedar rezagados en las listas electorales de octubre, donde desean una nutrida participación. Entre una y otra cosa, podía rifarse la elección de octubre y perder la propiedad del poder.



La tregua acordada, difícilmente represente una paz definitiva.

Hay cuestiones que se destruyen con facilidad y que no se reconstruyen jamás de la misma manera: la confianza es una de ellas . Hace demasiado tiempo, incluso antes de la súbita muerte de Néstor Kirchner, que el recelo impera entre Moyano y el kirchnerismo.



Ese recelo pareció aumentar cuando Cristina quedó sola en el Poder Ejecutivo. Y se extendió también a algunos sectores del peronismo tradicional. Moyano repitió anoche, en la rueda de prensa en la cual anunció la marcha atrás, algo que había dicho en aquel acto en River, en octubre del año pasado, delante del matrimonio: “Los trabajadores no nos conformamos con lo que tenemos. Queremos llegar al poder y conducir los destinos del país” , aseguró. (...)".





Carlos Pagni en el diario La Nación:



"(...) El arrebato del líder de la CGT vino también a interrumpir una campaña de marketing que intentaba demostrar que la Presidenta ha recuperado tanto su imagen que podría conseguir la reelección prescindiendo del aparato oficialista. La mera amenaza de movilizar a sus barras a la plaza hizo que esa construcción se desvaneciera. La hipótesis de que el peronismo es la única agrupación capaz de disciplinar al gremialismo, gran argumento de la campaña oficial, quedó desde hace 48 horas desmentida.



El relámpago de esta crisis sindical volvió a desnudar patologías más generales. Otra vez, la sociedad argentina se entera de un delito local por una iniciativa externa. Sucedió igual con la carga de drogas trasladada en un avión de Southern Winds; con la valija de Antonini Wilson, que investigaron fiscales de Miami; con el narcojet de los Juliá. Nada que deba llamar la atención: el Gobierno ha ido anulando los mecanismos de control.



La tormenta prestó un pésimo servicio a la economía: no es una buena señal que se desate cuando se inician negociaciones salariales con una perspectiva inflacionaria del 30%.



Moyano consiguió también dotar a su estrategia de anteayer de un patetismo que sus precursores Pedraza y Venegas no habían alcanzado.



Los camioneros no fueron convocados para defender a un dirigente por sus actividades sindicales, sino por su vinculación con una empresa. En este caso, Covelia SA. No es la primera vez que los Moyano se atan a las columnas del templo porque esta recolectora de residuos se ve afectada en sus intereses. (...)



Sería un error agotar el inventario de miserias que apareció con el pronunciamiento de Moyano sin advertir que, otra vez, el kirchnerismo demostró ser un enemigo de sí mismo mucho más feroz que la oposición. (...)".





Jorge Fontevecchia en el bisemanario Diario Perfil:



"(...) Las nuevas instancias judiciales que fueron cerrando el cerco sobre Moyano pueden tener dos lecturas. La Presidenta, después de sentir repugnancia al ver que Ramón Saadi se redimía agarrado a sus polleras –y de ese modo el relato progresista sobre el que se ordena toda su gesta quedara escandalosamente contradicho por la realidad, poniendo también en peligro el pacto de creencia con sus seguidores–, le vino bien una acción compensatoria en sentido opuesto: mostrar inicialmente que no se protegía a Moyano, contribuyendo a inmunizarse de la infección Saadi.



La otra: que, envalentonados con el triunfo en Catamarca, los sectores verdaderamente de izquierda del kirchnerismo están decididos a darle coherencia a su relato y a deshacerse de la derecha que los habita. El levantamiento del paro del lunes es apenas una tregua. En cualquiera de los casos se vienen cambios."





Fernando Cibeira en el diario Página/12:



"El año electoral transcurría con demasiada tranquilidad para el Gobierno como para suponer que siguiera así mucho tiempo más. El conflicto que Hugo Moyano abrió y cerró en 24 horas vino a dejar en claro que, hoy por hoy, los posibles factores de riesgo en el derrotero oficial hacia octubre se encuentran más en las filas propias que en las de la desorientada oposición.



Luego del estupor inicial por el paro convocado el jueves, los dirigentes de la CGT pusieron ayer a la luz las razones del enojo del camionero. Julio Piumato escribió en Twitter (definitivamente habrá que acostumbrarse a los tiempos 2.0 de la política) que la Cancillería debió haber rechazado in limine el exhorto que envió la Fiscalía General suiza consultando sobre Hugo Moyano y su familia. “La Cancillería dio curso a tamaño engendro”, se escandalizó Piumato, que es judicial aunque no abogado.



Por cierto, los exhortos deben cumplir una determinada cantidad de requisitos. La Justicia suiza lo sabe bien ya que en su historial como paraíso bancario se cansó de rebotar escritos por las más nimias formalidades. Los jueces que quisieron investigar las maniobras del menemismo lo sufrieron en carne propia, porque rara vez consiguieron filtrar algún pedido en medio del cerrojo legal impuesto por las autoridades helvéticas. Este exhorto, además de errores de redacción, tiene como base de sus sospechas artículos aparecidos en la prensa argentina. Y un defecto básico, que marcaron luego tanto el juez Norberto Oyarbide como el fiscal Jorge Di Lello: no adjunta la legislación suiza que respalda la apertura de la causa.



El exhorto fue cursado rápidamente a la Justicia, movida en la que Moyano y los suyos creyeron ver una mano negra. También en la gran amplificación mediática a la que, por cierto, ayudó mucho la sobrerreacción sindical. (...)".





Mariano Thieberger en el diario Clarín:



"(...) Moyano no habría encontrado ayer el consenso que esperaba para el paro y la movilización que habían anunciado un día antes los camioneros. Si bien por la mañana los gremios nucleados en la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) respaldó públicamente la medida de fuerza, poco más tarde comenzaron a surgir las grietas entre los otros aliados del camionero. Dicen que el abogado Héctor Recalde -sin dudas una de las dos voces más sensatas del moyanismo- fue el encargado de los contactos con el Gobierno pero, sobre todo, de convencer al camionero de que la medida de fuerza no podría dejarle nada positivo.


En la reunión de consejo directivo de la CGT también se escucharon voces críticas. Un puñado de incondicionales propuso doblar la apuesta, pero gremios grandes como la UOM (metalúrgicos), UOCRA (construcción) y SMATA (mecánicos) se resistieron. Para disfrazar esas diferencias, se optó por mudar la reunión desde la sede de la central sindical al gremio de Camioneros.

En la puerta de la CGT, un moyanista puro como Omar Viviani se encargó de ratificar el paro. Pero a esa altura, Moyano ya se había resignado a tener que suspender una medida de fuerza por segunda vez en su vida. En un encuentro reducido, el camionero anticipó su decisión de levantar el paro. Sólo así, el metalúrgico Antonio Caló aceptó acompañarlo durante la conferencia de prensa de recapitulación."





Sebastián Abrevaya en el diario Página/12:



"(...) durante todo el acto la expectativa estuvo depositada en alguna alusión que la Presidenta pudiera hacer sobre el paro convocado por la CGT para el próximo lunes y que casi en el mismo momento Moyano anunciaba que lo suspendía. Las gestiones de dos ministros de la Casa Rosada , por pedido expreso de Cristina Fernández, dieron sus resultados, por lo que a la hora de dar su discurso el conflicto había quedado desactivado.



De todas maneras, el acto estuvo cargado de mensajes políticos, centralmente destinados a los intendentes del conurbano bonaerense. “A mí no me gusta decir justicialismo, yo soy y seré toda la vida peronista”, dijo CFK y agregó: “Pero ser peronista significa no ser excluyentes. Puede haber otros que no tengan la misma identidad, pero también formar parte de un espacio que quiere una patria mejor, un pueblo más feliz”. Fue una referencia a las polémicas “listas de adhesión” que despertaron el rechazo de los jefes comunales de la provincia. El caso paradigmático es el de Nuevo Encuentro, encabezado por el diputado Martín Sabbatella, quien competirá con Scioli por la gobernación, presentará candidatos a intendentes y legisladores en muchos distritos, pero adherirá a la candidatura presidencial del kirchnerismo.



“Eso es lo que hizo Perón en el ’45, abrir sus manos y sus brazos para recibir a todos los hombres y mujeres que quisieran participar de esa verdadera gesta nacional”, ejemplificó la Presidenta, que se consideró como parte de un proyecto colectivo que convoca a todos los ciudadanos y “que no pide tarjeta de identidad para recibirlos”. Estas palabras también fueron interpretadas como un guiño en medio del debate interno sobre si el compañero de fórmula de la Presidenta debe ser o no del PJ.



El segundo mensaje pareció dirigido tanto hacia adentro del kirchnerismo como hacia afuera, aunque en el marco del paro de la CGT, también fue interpretado como una señal para la central sindical. “Recién hablábamos con Daniel de los que nos quieren dividir. A todos ellos, que no son muchos pero poderosos, les digo que no cuenten conmigo, yo no vine a dividir ni a separar ni a combatir a nadie, en todo caso vine a combatir la pobreza, la desigualdad y la injusticia”, advirtió CFK y reiteró: “No esperen que alce mi voz contra otro argentino”. (...)".





Mariano Obarrio en el diario La Nación:



"En el corto plazo, Cristina Kirchner se anotó un triunfo político. Pero las heridas quedaron abiertas entre el Gobierno y el jefe de la CGT, Hugo Moyano. La Presidenta logró, con una ardua negociación del ministro de Planificación, Julio De Vido, que Moyano diera marcha atrás y alejara, por el momento, el fantasma del caos.



(...) El acuerdo entre la Presidenta y Moyano se terminó de cerrar con una reunión entre éste y De Vido en el Sindicato de Camioneros. En la reunión, y en todas las tratativas previas, participó con fuerte protagonismo el secretario privado del ministro, José María Olazagasti.



En Balcarce 50 se temió durante 24 horas un escenario de caos, desabastecimiento e ingobernabilidad, provocado por el paro general al que había convocado Moyano.



La postura de Moyano era muy dura ante De Vido. No quería ceder en el levantamiento del paro. Pero el acuerdo comenzó a vislumbrarse a la mañana cuando jefes cegetistas, como Julio Piumato, liberaron de responsabilidad a la Presidenta del exhorto suizo y dijeron que "atacar a Moyano era atacar a Cristina".



El Gobierno había pedido que Moyano dejara en claro que el paro no era contra la Casa Rosada. El líder gremial, así, cumplía su parte. Por otro lado, el canciller Héctor Timerman cumplió otro pedido de Moyano. Hizo gestiones y logró del gobierno de Suiza una aclaración de que el exhorto no era una investigación oficial contra él y su hijo Pablo.



Además, el Gobierno y Moyano acordaron que se debían destacar "defectos formales" de la medida suiza, que fueron requeridos a ese país por el juez Norberto Oyarbide, aunque dio curso al exhorto.



(...) Sin embargo, en la Casa Rosada consideraban anoche que la osadía de Moyano de anunciar el paro anteayer no sería olvidada fácilmente por el ala izquierda del Gobierno: el cristinismo. "Fue el primer desafío de gobernabilidad", comentó una fuente del Gobierno. En el PJ alguien dijo: "Coincidimos con Elisa Carrió. Esto pudo ser el cajón de Herminio".

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