viernes, 20 de febrero de 2009

A KONTRAMANO DEL MUNDO


Tribuna de Periodistas - 20-Feb-09 - Análisis
http://www.periodicotribuna.com.ar/Articulo.asp?Articulo=4969

MIÉRCOLES DE CENIZAS
LA ARGENTINA KIRCHNERISTA, A CONTRAMANO DEL MUNDO

por Miguel Ángel Rouco
"Este es el comienzo del fin", dijo Barack Obama, al lanzar paquete de ayuda financiera, enviando una señal indeleble a Wall Street y dejando en claro que esta sería la única y final tabla de salvataje para muchos bancos y grandes corporaciones.
Si bien este paquete constituye una monumental asistencia al sector privado de los EE.UU. se espera que el resto de las grandes economías mundiales -UE, China, Japón, entre otros-, sigan los pasos de la Casa Blanca.
La caída en los niveles de actividad es sostenida y pronunciada. La pendiente se agudiza y por el momento no se ve claramente el final. La irracional burbuja especulativa hizo que la fiesta terminara precipitadamente.
Es cierto que tanto los ciclos de inflación como los de recesión tienen un alto componente de expectativas aunque no solamente estos períodos se alimentan de las presunciones y conductas colectivas.
Con tamaña debacle financiera y con la pérdida de millones de puestos de trabajo, está claro que los principales gobiernos del mundo echaron mano a los ahorros producidos en épocas de bonanzas y sostienen al sector privado en tiempos de crisis.
Ayuda financiera, refinanciaciones de pasivos, algunos subsidios y fundamentalmente, rebajas y exenciones impositivas, componen los diversos paquetes de estímulo a la demanda interna.
Por estas latitudes, bajo la égida de los Kirchner, lejos del mensaje de Obama, la Argentina vuelve a constituirse en el mundo del revés. Luego de años de bonanza y tras haber despilfarrado miles de millones de dólares, el gobierno emprende un camino sinuoso. Mientras el mundo ayuda al sector privado, el gobierno obliga al sector privado a ayudar al Estado, en medio de una recesión que se retroalimenta a partir de los propios errores oficiales.
Las primeras estadísticas privadas sobre la evolución de la economía dan cuenta que se ingresa en el tercer mes consecutivo de caída del nivel de actividad cuando todavía no se ingresó en la fase más aguda del ciclo.
Mientras otros países ayudan con rebajas de impuestos a los agentes económicos, el gobierno mira hacia otro lado cuando los productores de bienes y servicios locales reclaman un trato similar.
Todo el arco productivo está pidiendo una revisión de las variables macro. Los industriales ponen el acento en una mejora en el tipo de cambio para mejorar la competitividad y el campo insiste con una rebaja en las retenciones, con el mismo objetivo. Desde el poder kirchnerista, la respuesta es un no tajante que tiene como destino un agravamiento del ciclo. Una negativa que tiene su raigambre en el fuerte deterioro de los términos de intercambio y, fundamentalmente, de las cuentas fiscales en todos los niveles de gobierno.
El desfile de los gobernadores por Buenos Aires, en busca de fondos, es incesante. La dependencia financiera de las provincias es cada vez más ostensible. Cuesta creer que éste sea un país federal, con tamaña demostración de mendicidad política. Salvo, algunas excepciones que no superan 1/8 del total de las jurisdicciones.
Mientras los empresarios hablan de la necesidad de mantener los niveles de empleo, el gobierno avala y apoya una suba de salarios nominales, con la creencia que se pueden paliar los efectos de una inflación larvada que se va comiendo la riqueza pero que va a terminar retroalimentando la suba de precios en medio de la recesión. El desafío para la administración consiste en como reacomodar las variables para poder evitar el colapso. Si se toca la variable cambiaria, el efecto será una disparada de la inflación cuyo detonador resultó ser el salvaje aumento de tarifas de luz, gas, transportes y peajes.
Si se aumentan los salarios nominales, las consecuencias serán similares o peor aun más dramáticas por el condimento recesivo Si se rebajan impuestos, el rojo fiscal será aun más profundo derivando en un incumplimiento de la deuda, ante el aislamiento financiero y en una corrida cambiaria y por qué no bancaria.
Pero si se dejan las variables tal como están, el colapso será inevitable. No solamente desaparecerá la inversión sino que irá profundizándose aún más la caída en la producción, el deterioro en los términos de intercambio y la salida de capitales.
El canje de la deuda que equivale a una nueva imposibilidad de pago, es una muestra de la endeble situación por la que atraviesan las cuentas fiscales.
Desde la Casa Rosada, lejos de entender conceptualmente la crisis económica se ha perdido el rumbo y de a poco va ingresando al ultrapeligroso escenario de la "estanflación".
Al parecer, la crisis no es solamente del neoliberalismo y del "efecto Jazz que no llegará a la Argentina". Tampoco "estamos firmes frente a la marejada" como se replica desde lo más alto del poder.
El gobierno enfrenta el inicio de un ciclo recesivo, sin instrumentos, se ha quedado sin opciones y sólo le resta emprender el camino de la disciplina fiscal para aliviar el peso de los sectores productivos. "Este no va a ser el gobierno del ajuste", era el latiguillo preferido de los Kirchner y sin embargo es la propia administración la que lleva al país hacia otro ajuste inevitable. La nación está ante una nueva frustración de su clase dirigente. Ayer, los culpables del fracaso eran los neomonetaristas, hoy, son los neokeynesianos aunque Keynes ni Von Mises fueran argentinos. El único culpable de tanta tragedia es un régimen fascista que de la mano de tristes y oscuros personajes vernáculos destruye la Argentina desde hace ocho décadas.
No. No está mal el almanaque. El carnaval no empieza, la noche de los excesos terminó...

Miguel Angel Rouco

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