martes, 17 de febrero de 2009

SILENCIO Y SEQUÍA


EL SILENCIO OFICIAL COMPLICA LA SITUACIÓN

Semana decisiva para la crisis desatada contra el campo

Por Carlos Manuel Acuña

Mientras el gobierno persiste en su actitud arrogante para con el sector de la producción y parece ignorar que la crisis que ha desatado ingresó en un nivel de grandes tensiones que requiere un sinceramiento abierto y contundente, los distintos sectores del campo hicieron llegar sus puntos de vista con la suficiente carga de argumentos para sentarse en una mesa de negociaciones y acercarse a una solución que permita superar el hundimiento comercial, empresario y económico de quienes producen alimentos y divisas.

Ayer hubo contactos indirectos entre Olivos y las dirigencias rurales y cooperativistas a las que se les exige que presionen a los pocos afiliados que aún poseen grano almacenado en los silos bolsa, que lo comercialicen para generar el ingreso financiero como si tuvieran autoridad para intervenir en las operaciones privadas. Mientras esto sucedía, se realizaron reuniones reservadas en distintos puntos del interior, cuyas conclusiones convergieron en la localidad bonaerense de Saladillo donde se resolvió que este miércoles se pondrá en marcha un operativo para poner evidencia la decisión de encontrar medidas que satisfagan los reclamos tantas veces expresados. Los dirigentes de todos los grupos gremiales involucrados en el problema, con el respaldo pleno de los llamados "autoconvocados", resolvió iniciar sobre el filo de la concentración que este fin de semana se desarrollará en la localidad de Leones con motivo de la Fiesta Nacional del Trigo, los primeros controles de rutas para evitar el tránsito de cereales, vacunos y todos sus derivados. Por si hiciera falta decirlo con todas las letras, este nuevo llamado de atención puede convertirse en irreversible y poner en marcha la escalada de un proceso que, sin duda, tendrá una gran incidencia política que confirmará aquellas previsiones que señalaron al mes de marzo como una etapa de inflexión en el actual y difícil escenario político, económico e institucional del país.

El control de las cargas implicará, sin duda, retrasos en el tránsito pero al mismo tiempo será algo así como un mensaje concreto de miles y miles de productores decididos a no perder su patrimonio y su capacidad de crear riqueza y recursos para las exhaustas arcas financieras de la Argentina. Para ello será indispensable que las autoridades nacionales tomen en cuenta que los gobernadores e intendentes están de acuerdo en que el Poder Ejecutivo debe percatarse de la profundidad del problema que ha generado por la ausencia de una política agropecuaria y la ruptura del diálogo que los hombres del campo nunca quisieron que se paralizara.

Al respecto, es importante que se tenga en cuenta que la totalidad de las dirigencias partidarias coincide en que es indispensable que el gobierno actúe con realismo y alejado del capricho infantil de no establecer ningún acuerdo posible por el simple hecho de no dar el brazo a torcer. Incluso, dentro de las filas del oficialismo comienzan a escucharse voces cada vez más firmes que aconsejan que se adopten medidas coherentes y abarcativas de todo el proceso, es decir que se levanten las restricciones que impiden la exportación y valores remunerativos.

En medio de una sequía que contribuye a enardecer los ánimos, podemos añadir que los próximos días volverán a centralizar la inquietud pública en este problema que ya se ha extendido al ámbito urbano donde todos los sectores comienzan a sentir en carne propia los alcances de la recesión, el crecimiento inflacionario pero sobre todo, la falta de respuestas por parte de las autoridades a la dimensión que promete alcanzar un conflicto incontenible.

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