martes, 19 de febrero de 2008

ACCIDENTES Y FALENCIAS NACIONALES

Por Redacción de Tribuna


Muchas veces, los accidentes, o las desgracias, sacan a relucir algunas falencias, ya sea en lo administrativo como en lo cultural.
La triste experiencia de Cromagnon es el más claro ejemplo.
Hoy, en nuestro país, la inseguridad es el principal problema de los argentinos, y a raíz de esto vemos cuánto déficit hay en la materia.
Pero el término inseguridad al que estamos acostumbrados, lo utilizamos sólo para referirnos a la ola delictiva, que es lisa y llanamente eso, delincuencia, pero es un término mucho más abarcativo.
En la Argentina la inseguridad va desde consumir un producto en mal estado hasta la inseguridad jurídica, pasando por transitar las calles y rutas e, incluso, un simple viaje en ascensor puede ser muestra de inseguridad. Y ahí vemos las falencias, luego de que ocurren las desgracias o accidentes.
El último sábado, en Puerto Madero, cinco personas murieron en un inexplicable accidente, otra se debate entre la vida y la muerte, y la hermana de esta y su pequeño hijo se salvaron milagrosamente. Las dos hermanas se dirigían en remis a Retiro a recibir a la madre que venía de Paraguay. Según dijo la señora, viene a la Argentina periódicamente para hacerse atender, ya que en su país no le ofrecen atención médica.
Ayer, en pleno barrio de Once, a las 15 hs. se desató un incendio en un depósito de artículos de cotillón. El incendio que se desató en un tercer piso no pudo ser sofocado y duró más de 9 horas.
Ahora bien ¿es posible que un incendio, en plena ciudad de Buenos Aires tarde tanto tiempo en extinguirse? La respuesta es simple, NO, y los motivos también son simples, los bomberos no cuentan con los recursos suficientes.
En primer lugar, no tenían la cantidad de grúas necesarias para trabajar en un tercer o cuarto piso. Además, hoy, este tipo de incendios, no se extingue con agua, sino con espuma química, que evidentemente el cuerpo de bomberos de la Policía Federal no posee.
Imagínese que pasaría si esto ocurre en el conurbano bonaerense, donde los bomberos son voluntarios y tienen muchísimos menos recursos.
Aunque parezca mentira, entre los dos sucesos hay algo en común, y es la falencia y la precariedad con que se hacen las cosas.
En el primer caso, vemos claramente cómo en Argentina se atienden personas de otros países. Esto no es ninguna novedad, basta con visitar cualquier hospital público para ver la cantidad de personas provenientes de países limítrofes que vienen incluso a operarse. Más allá de rescatar el aspecto humanitario, no es justo que quienes pagamos impuestos y realmente sostenemos el sistema sanitario recibamos una atención medica que deja bastante que desear.
En el caso de los bomberos, también es lamentable que estas personas, que son realmente héroes, deban lidiar y arriesgar su vida con una carencia de elementos notables, cuando un legislador nos cuesta más de un millón de dólares al año.
Estos, son los pequeños detalles que los políticos no ven o no quieren ver, y que los grades medios periodísticos no cuentan, vaya uno a saber por que.

PABLO DÓCIMO
Desde la redacción de Tribuna de Periodistas

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