(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (28/2//2007)
La presidente lleva dos meses y medio en el cargo y acaso quede alguien esperando todavía que se produzca algún cambio positivo.
Si fuese un presidente de otro signo político ya habría hecho una simple auditoría y su predecesor estaría desfilando por los tribunales federales para explicar un catálogo de irregularidades que incluyen en primer lugar la malversación de causales públicos y que tienen como eje de conducta política la improvisación, la postergación y la simulación.
El último naufragio de la reunión de presidentes para tratar las posibles soluciones energéticas no es otra cosa que el epílogo de una obra maestra de su esposo.
La energía en la Argentina ha llegado hasta aquí, atada con alambre.
El Plan Energético de Nestor Kirchner se titula “Apología del Parche”.
Pero esta es tan sólo la primera de las 100 duras realidades que hoy están llegando a cobrarse su venganza por haber sido despreciadas y ocultadas bajo la alfombra mágica del Frente para la Victoria.
Si alguien, honestamente, supone o espera algún cambio positivo en el país, debería prepararse para un estrepitoso desencanto.
Casi sin ninguna excepción, y con total objetividad, los escenarios más inmediatos de la sociedad, desde la economía y desde la política, están claramente en un plano inclinado. Se verá en breve que todos ellos, están desmoronándose a distintas velocidades.
Y en esto, marchan a la cabeza las inversiones en retirada, la distorsión de los precios relativos y la aventura del sofisma inflacionario.
El desmoronamiento incluye también al famoso superávit fiscal, base mágica de la “caja”, motor del clientelismo político y sostén virtual de la acumulación de poder de una sociedad conyugal atada a un modelo retórico y declamativo que jamás pudo ser explicado en forma racional a ninguna persona en cinco años.
Salud, Educación, Defensa, Seguridad Pública, Asistencia Social y Relaciones Internacionales, todo, individualmente y en conjunto, muestra un deterioro tan evidente como alarmante.
La gran plataforma artificial que les ha servido de estructura de apoyo, se empieza a resquebrajar en forma inexorable.
La urgencia de un sinceramiento los acomete como el agua que entra a un bote por varios agujeros a la vez.
Ante esto, la presidente dispuso cambiar la metodología de cálculo para un nuevo índice de precios. Y ha de presentarla como un logro.
Debe reconocerse que la señora va a poner aquí en juego una faceta especial de su personalidad : la filantropía.
Es decir, casi como un gran obsequio a la ciudadanía, quiere explicar ahora con el nuevo método, cómo nos va a mentir. De qué nueva manera habrá de falsearse la realidad.
Deberíamos estar agradecidos : Es todo un gesto.
Los 2 grandes impuestos distorsivos e ilegales que inventaron con la Ley de Emergencia Económica (al cheque y a las retenciones) hoy ya casi no alcanzan para sumar aquel famoso superávit fiscal. Y el gasto público sigue siendo una muestra desmedida de sus planes del negocio personal “a medida”.
Ella está paralizada.
No hizo la menor reforma estructural y ni siquiera se le ocurrió inventar algún sustituto para alimentar esa gran “caja” que le dio oxígeno a su esposo por más de cuatro años
No atrajo a un solo inversor. A los que vienen los ahuyenta.
En tal camino, se ocupó de dar señales para que elijan a otro país.
El 85% de las actividades privadas que son esenciales, empezando por el transporte, están hoy subsidiadas de un modo que es tan impúdico como descontrolado. Ostentan el récord nacional de los subsidios de toda la historia.
Nuestra “Elena Petrescu de Ceausescu”, mezclando el marco del Mercosur con la súplica del pordiosero, los invitó a Lula y a Evo Morales con una nota engañosa en la que aparece, entre líneas, una hipotética enunciación de las soluciones mágicas a ser entregadas en un supuesto “Plan Energético Regional”.
Menuda sorpresa se llevaron ambos cuando, lejos de anunciarles el Plan, les pasó la gorra.
No sólo no obtuvo de ellos ni un megavatio, ni medio metro cúbico de gas sino que además, para disimular el gran naufragio, les pidió que al menos terminaran la reunión anunciando una comisión tripartita de ministros del área energética.
Una comisión que, para las prácticas del matrimonio, se enmarca en la famosa técnica de la simulación.
Les queda Chávez, un amigo que les cobra por los bonos que se lleva, una tasa muy superior (11%) a la que cobraba el Fondo Monetario (4,5%), de cuya presión usurera dicen habernos salvado heroicamente.
Les queda Chávez, un amigo dilecto de Mahmud Ahmadinejad.
Les queda Chávez, un extravagante invitado al Mercosur que es líder de la democracia más totalitaria de occidente, seguidor de las teocracias que perviven en oriente y que se jacta de ser el socio comercial más importante de todos esos dictadores.
Les queda Chávez, un amigo tan sensible, que es hoy el mayor atacante de la libertad de prensa, según las organizaciones de control más importantes del mundo.
Parecía bastante fácil saber de antemano que esta señora no tendría nada de tiempo para resolver los costos de una realidad que ya está llegando a sus narices para cobrarse la razón que no le quisieron dar en su momento.
Una realidad que viene a llevarse su razón. La parte que tenía.
Y que se va a llevar, otra parte de razón, que acaso no tenía.
Pero la señora no vino a cambiar el “régimen”. Es parte del régimen.
Ni tiene la menor idea de cómo evitar el famoso “sinceramiento” de la realidad que tiene “pisada” bajo la alfombra, ni tiene la menor noción de cuales son sus escenarios de mediano plazo.
Si alguien espera un cambio, debe esperarlo para peor.
La pareja, extasiada hasta el delirio por el poder, embelesada por su viejo sueño de auto traspaso ya concretada, sin hacer absolutamente nada y en una escena conmovedora de mutua contemplación, nos avisa a todos que las cosas van a seguir así… en el tobogán que se ha descripto.
En un descarrilamiento interminable que, acaso, estemos obligados a ver en cámara lenta.
La energía, los combustibles que nadie ignora que están faltando, los servicios públicos, el plexo de la credibilidad para los que quieran invertir, la equidad federal en la distribución, el fabuloso delivery inflacionario para los ingenuos, la división de poderes y el proyecto concreto que alguien debería formular, son grandes agujeros negros sobre los que ni siquiera puede adivinarse una sombra detrás del discurso retórico oficial.
Pero en el páramo del devenir , en este desierto social , se puede divisar… a lo lejos… una reverberancia que destella. Una luz
Un optimista, trataría… con dificultad… de ver en esa luz, una esperanza. Porque aún siendo un trago amargo, será clave del cambio.
Un pesimista demostraría… muy fácil… que, esa luz que se avecina, no es otra cosa que un estrepitoso desencanto.
Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar
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