-INFALIBILIDAD Y SOBERBIA DE LOS KIRCHNER:El Caso Sayago – La Policía de Macri y Subsidios
Por Ernesto Poblet
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Los debates sobre la infalibilidad aparecieron en 1870 con motivo de la actitud del Papa Pío IX contra la unificación italiana. En el Concilio Vaticano I se sostuvo un dogma: “cuando el Papa habla ex cathedra no puede equivocarse en materia de fe”. De ahí la resultante acepción de la palabra “infalible”, aquel que no puede engañarse ni engañar. Pero el vulgo, patrón ineluctable del idioma, reconoce al personaje infalible como aquel que no puede equivocarse, lo cual no existe entre seres humanos.
La infalibilidad del Papa es compatible con la religión católica donde la concepción teológica vertical hace que Dios entregue a su vicario en la tierra una calidad exclusiva de ser humano infalible.
La infalibilidad manifiesta que creen sustentar los Kirchner proviene de sus convicciones muy arraigadas en una fe absoluta en la imposibilidad fáctica de equivocarse ellos. En sus diferentes estilos ambos cónyuges se creen infalibles. Eso confirma los pasos audaces y asombrosos que suelen demostrar aunque siempre lo hacen arriba de una red poderosa de salvación y de astuta prevención. Pero ningún ser humano puede ser infalible salvo el pontífice católico auxiliado excepcionalmente por una fedataria teología.
En el fondo los Kirchner anidan una gran soberbia. Afortunadamente sobre la soberbia los diccionarios expiden acepciones encuadradas para ambos cónyuges separadamente y en su conjunto: En el segundo caso señálase a soberbia como un “Afán desordenado de ser preferidos a los demás…”. Para Néstor también surge exacta la siguiente: “Ira y cólera manifestada con altivez o palabras descompuestas…” Y calza otra impecable como el mejor tailleur de lujo, para Cristina: la soberbia es “orgullo y satisfacción de contemplar las prendas propias con menosprecio de los demás…” (Pequeño Larousse Ilustrado y SAPIENS - Enciclopedia Ilustrada de la Lengua Castellana )
MUESTRAS DE INFALIBILIDAD Y SOBERBIA
EL CRIMEN DEL POLICÍA SAYAGO: En las pequeñas aldeas del lejano sur todo el mundo se conoce. Sus soledades hacen que el alimento diario de información sean los chismes de comadres y viven sus habitantes la insaciable curiosidad de conocer los sucesos más recónditos y en sus íntimos detalles.
Asesinado salvajemente el joven policía Sayago por sindicalistas de un gremio petrolero, enloquecidos por sacar de la cárcel a uno de sus jefes -amigo de Néstor Kirchner- agravaron el sádico homicidio con destrucción e incendio de la repartición policial y deambularon hacia la terapia intensiva de un hospital varios compañeros de la víctima principal. No era difícil identificar a los sádicos delincuentes. La vox populi sabía de sobra.
Sorpresivamente viaja a la aldea sureña la inefable Hebe Bonafini para “preservar los derechos humanos” de los feroces delincuentes. Por su parte el presidente Kirchner también se mueve inquieto por la suerte de aquellos malhechores. Con la joven viuda adopta una actitud aparentemente paternalista.
Aumenta su pensión -la transforma en viuda de un comisario por la pérdida de su esposo- y le otorga una fotografiada audiencia de dos horas en la Casa Rosada. El proceso penal sigue enredado en el paso del tiempo y de los culpables sólo se conocen sus pasos turísticos por el usurpado Hotel Bauen del centro de Buenos Aires.
En ningún momento se demostró algún gesto de pesar o angustia del infalible presidente por el monstruoso homicidio y los apaleados guardianes del orden y menos aún por los destrozos de la comisaría. Pareciera que las comisarías son un blanco recurrente de algunos violentos amigos de N.K. Conducta de infalibles -ellos no se equivocan- y soberbia de impunidad, asumen con religiosa fe que jamás pagarán por estas fechorías.
LA SEGURIDAD EN LA CIUDAD AUTÓNOMA : Dijo el ministro Aníbal Fernández: “Buenos Aires no es una provincia: es una ciudad con un poco más de jerarquía… En esas condiciones nunca va a suceder un traspaso, ni de la policía como un todo ni de los fondos, porque no está contemplado en la Constitución Nacional …” y añadió refiriéndose a Macri: “el Congreso le permite por ley tener una policía, que era lo que quería…”
“Una ciudad con un poco más de jerarquía”. Se me hace necesario repetir la frase del ministro para desnudarla en toda su pintoresca vaguedad y absurdo. Pretende desjerarquizar a la Ciudad Autónoma precisamente donde reside su auténtico e inobjetable rango que la parangona con una provincia. Son varias las características jurídicas de los veinticuatro estados componentes la Nación Argentina , las veintitres provincias y la C.A .B.A.
Sería muy largo enumerarlas. Pero en la realidad la Ciudad Autónoma participa de las idénticas cualidades de las demás provincias y fundamentalmente de la más importante: la autonomía. Vendría bien que el ministro recorra las páginas de las constituciones, la nacional, la local de la C.A .B.A. y de paso las de cualquier otra provincia. Se cuidaría de los papelones que registra en su camino al hablar con extrema liviandad.
Habría que informar acerca de determinadas situaciones geográficas al señor ministro. Talvez apurado en las facultades que cursó pudo no haberlas advertido. Hay ciudades que son naciones soberanas -Singapoore es una de ellas- y a nadie se le ocurriría la grosería de calificar al estado de Singapoore como “una ciudad con un poco más de jerarquía…”.
El artículo 129 de la Constitución Nacional y su texto completo trata con mucho más respeto y seriedad a la más celebre urbe de la República Argentina y a sus habitantes. Es una pena que Aníbal Fernández, Alberto Fernández, Cristina Fernández y Néstor Kirchner no hayan reparado en la norma del art. 75, inciso 2, párrafo 5º de la C.N. Ahí se hubieran enterado que si se traspasa el servicio policial desde la nación hacia la ciudad autónoma debe hacerlo con “la respectiva reasignación de recursos…”, vale decir la platita contante y sonante, caso contrario sería como transferir la propiedad de un auto nuevo pero sin las cuatro ruedas y el motor.
Si desde el presupuesto nacional ahora la nación gasta novecientos millones de pesos anuales para atender la seguridad de los varios millones de habitantes de la “ciudad con un poco más de jerarquía”, va de suyo que esos fondos sigan atendiendo la seguridad de esas aterrorizadas personas que viven entre el Riachuelo, el Río de la Plata y la General Paz.
Sólo la asumida infalibilidad y la soberbia del matrimonio Kirchner -y sus ministros- pueden permitirse desconocer tan alegremente lo que disponen con claridad las superiores normas de la nación. El desprecio por los habitantes “capitalinos” -observado con saña en el matrimonio supremo y sus lenguaraces- se revela en sus actos reflejos. No lo manifiestan ostensiblemente por las razones electoreras que orientan sus pasos.
Néstor dio una orden insólita. “Griten que los novecientos millones de pesos pertenecen a las provincias y que éstas se oponen a la transferencia…”. Presurosos, los Fernández difundieron a coro ese latiguillo bien urdido para generar un conflicto estilo unitarios y federales. Lo importante para ellos era que a esos novecientos palos los maneje Aníbal. No hay que permitir que los maneje Macri, el infalible capo nunca se equivoca. Hace tiempo nos profetizó que Macri es Macri y tenía razón. Si Macri hace bien las cosas en la ciudad capital, nadie lo sacaría del protagonismo en el 2011. No podemos negar que su razonamiento se emparenta bien con la infalibilidad.
¿Qué hubiera pasado si se cumplía con lo dispuesto en la C. N., y en la Constitución de la propia ciudad autónoma (art. 9 inciso 4)…? Las 37 comisarías que pertenecen a la Policía Federal pasarían a la jurisdicción de la C.A .B.A. con los novecientos millones de pesos anuales que constituyen un todo no desarmable. El resto del presupuesto se lo reserva la Policía Federal para los asuntos de su jurisdicción en todo el territorio de la nación para aquellas cuestiones que le competen. Por ejemplo, gestiones semejantes a las del FBI de los Estados Unidos y otros importantísimos asuntos.
De esa manera, como correspondía, ya don Mauricio estaría desarrollando sus batallas contra las bandas armadas de los delincuentes que nos abruman. A través del delito y la violencia dominante, éstos han llevado nuestra sociedad al colmo del hartazgo. Los malandras se han cebado en la lenidad de los bladuzcos y zaffaronianos sistemas practicados por los Ibarra, los Kirchner-Fernández y ciertos jueces “garantistas”.
Última reflexión sobre este caso: si los famosos novecientos millones de pesos ya los usa la Policía Federal para la seguridad de los vecinos y visitantes de la gran ciudad, cómo se les ocurre a los soberbios-infalibles negar ese traspaso de fondos aludiendo al infantil cuento de las provincias. Las 37 comisarías quedan bajo la administración del gobierno de la Ciudad como el siervo cuando seguía en la gleba.
Las 37 reparticiones constituyen los órganos aptos para defender seguridad del pueblo de la Capital. Con las normas vigentes tanto constitucionales como legales, estos órganos han cambiado de dueño, ya no lo es el gobierno nacional a través de la Policía Federal , ahora lo es el G.C.A.B.A que encabeza Macri. Le guste o no le guste a Aníbal y sus superiores.
Pero lo que el ministro Aníbal “no quiere” entender es que el traspaso debe hacerse con las rentas o fondos que mantienen el aparato policial que cuida a la ciudad. La negativa reiterada aduciendo que los fondos corresponden a las provincias es tan burda que merecería una denuncia penal por varios evidentes delitos de los funcionarios públicos involucrados en la maniobra, incluídos la presidente y jefe de gabinete.
La ciudad funcionaría con los fondos normales que antes administraba la Policía Federal y ésta se queda con lo que le corresponde del presupuesto para las otras importantes funciones nacionales, lo cual no es pavada y sus montos siguen siendo los mismos de antes para sus demás actividades. Al transferir las comisarías a la ciudad los federales ya no necesitan el dinero para mantenerlas. Aníbal no tiene ninguna razón para quedarse con los fondos que preservan la seguridad de un estado autónomo. Sería absurdo y antifuncional.
Los asesinos, asaltantes y ladrones seguirían dueños de la ciudad, silbando enseñoreados como está ocurriendo con la impunidad de ahora en cualquier calle y a la luz del día. Ni el ministro de Seguridad ni quienes están más arriba tienen el derecho de disponer de los novecientos millones. Las dos normas supremas registradas en ambas constituciones ya lo han determinado expresamente.
EL SISTEMA DE LOS SUBSIDIOS: Nos enteramos hace pocos días. La hermana de Néstor y cuñada de la presidenta manejaría para el ejercicio 2008 subsidios por un monto que alcanza los 67.000 millones de pesos. No sabemos si las dádivas, que entregan en sus respectivas estructuras los generosos ministros De Vido y Jaime, superan esas descomunales cifras. Suponemos que es mucho más.
Frente a ese dispendio e irregular manejo de los dineros públicos, aparecen los alto parlantes del matrimonio conmovidos porque según ellos Mauricio piensa en despojar a las provincias de novecientos millones de pesos. Como lo hemos demostrado, esos novecientos millones se utilizaban antes y ahora mismo para la seguridad de los habitantes de la capital, por lo tanto “los porteños” no le quitan nada a los provincianos.
Se trata de un importantísimo servicio público no remunerativo e imprescindible. Los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires generan una colosal suma de dinero en impuestos que se lo embolsica la nación por el imperio de viejas leyes inconstitucionales, recordar la ley de ganancias “por esta única vez…”. La Capital aporta al fisco por este injusto sistema alrededor del 35% del presupuesto nacional. Debido a la absurda coparticipación la nación sólo de devuelve el 1,5%. Y le pretenden pichulear los legítimos fondos de su propia policía.
Los escandalosos subsidios ¿quién los provee…?. Pues nada menos que la actividad privada y los mismísimos laburantes que reciben sus propios dineros pero convertidos en dádivas (subsidios) por las cuales, encima, deben estarle agradecidos al Ogro Filantrópico que se disfraza de Estado Argentino. ¡Y quieren engrupir a la gente de las provincias que los porteños les van a robar la plata…!
El sistema colectivista de los subsidios lleva a la ruina de los pueblos. Pregúntesele a los infalibles y soberbios gobernantes de la actual Venezuela hambrienta y a los de la desgraciada Cuba víctima de los racionamientos de guerra sin guerra. Por otra parte ¿puede alguien creer que el régimen del nepotismo -conyugal y hermanado- va a garantizar no caer en la corrupción que lleva implícito todo sistema de subsidios desde que la historia es historia…?
*El autor es abogado, historiador, periodista y ensayista.
epoblet@fibertel.com.ar
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