FIDEL Y EL OCASO DE NESSIE
Por Martín Simonetta (*)
El pasado 19 de febrero de 2008, Fidel Castro anunció - en una carta publicada en el diario oficial cubano Granma- que no se presentaría ni aceptaría el puesto de Presidente y Comandante en la próxima Asamblea del Poder Popular.[1]
Detrás de aquel aparente acto de generosidad política por parte de Castro se esconde un proceso, lento pero sostenido, de desmoronamiento de un régimen que –más allá de las flagrantes violaciones a las libertades de sus ciudadanos que ha ejercido y ejerce- ha sobrevivido hasta el momento a los profundos cambios pro apertura en la historia contemporánea.
El anuncio confirma la tendencia marcada con firmeza el 31 de julio del 2006, cuando -a partir del estado de salud de Fidel Castro- asumió su hermano Raúl como presidente provisional.[2]
Tal como Nessie, el mítico dinosaurio del lago Ness, la Cuba de Castro ha pretendido aislarse de los profundos cambios globales acaecidos a partir del desmoronamiento de la Unión Soviética y sus satélites, erigiéndose como ícono de la supervivencia de aquellos regímenes. Pero, más allá de su discurso, no ha podido sino ir cediendo –tal vez a un ritmo menor de los cambios esperados- ante lo inevitable.
Lo cierto es que desde el desmoronamiento del socialismo, la Cuba de Castro –nacida y criada en el contexto de un mundo bipolar- quedó desorientada y, más allá de la firmeza anti-capitalista del discurso oficial, la necesidad la hizo doblegar lenta pero sostenidamente ante el “endemoniado” capitalismo.
Durante la “guerra fría”, la isla significó un énclave fundamental para la Unión Soviética situado como un estratégico “patio trasero” de los Estados Unidos, a apenas 90 millas . Hacia fines de la década del 80, la crisis financiera soviética puso fin al “rubloducto”, es decir al sistema de financiamiento soviético hacia Cuba que era fundamental para subsistencia de ese modelo.[3] La caída del comunismo en los países de Europa del Este dejó a Cuba y a Corea del Norte como “eslabones perdidos” en el mundo.
En el nuevo contexto, la isla debió hacer involuntarias modificaciones. La necesidad obligó al gobierno cubano a transar con el supuesto el enemigo: el capitalismo. Debió alimentarse del flujo de fondos generado por el turismo (según cifras extra-oficiales representa ¾ de los ingresos fiscales) y también, de forma limitada, abrirse a la inversión, predominantemente europea. Los ciudadanos cubanos, a pesar de los altos riesgos de violar las prohibiciones, desarrollaron pequeños negocios extra-legales, muchos de ellos orientados hacia el turista, en el marco de los mínimos márgenes de acción existentes. En el contexto más hostil, la informalidad fue, una vez más, una forma de Libertad conquistada por los ciudadanos sobrepasando a un gobierno “todo-poderoso”.
La desconexión del pueblo cubano del mundo exterior era un requisito sine qua non para que el discurso oficial fuera creíble y la represión sistemática justificable. El contacto con ciudadanos extranjeros les hizo a ver a los cubanos que “afuera” no se vivía tan mal, como argumentaba Castro. Para ello se bloqueó a la ciudadanía de la información mundial. De todos modos, el contacto con los turistas extranjeros permitió a los isleños comenzar a tomar conciencia plena de la aterradora brecha de ingresos entre su inhumano nivel de vida y el del resto del mundo, inclusive de otros países latinoamericanos.
Muchos son los interrogantes sobre cuál es la Cuba que viene. Desde el endurecimiento de la dictatura hasta una gradual apertura “a la China ”. Recordemos, por ejemplo, las palabras de Fidel en 2004 en ocasión de la visita a La Habana del presidente chino Hu Jintao: “China es la más prometedora esperanza y el mejor ejemplo para todas las naciones del Tercer Mundo”.[4]
Lo único cierto es que el inicio del fin del régimen, a pesar del intentado disimulo, se hace cada vez más tangible y difícil de ocultar.
--------------------------------------------------------------------------------
[1] “Mensaje del Comandante”, diario “Granma”, 19 de febrero de 2008.
[2] Martín Simonetta, “Que Cuba se Abra al Mundo”, Fundación Atlas1853, 2006.
[3] Martín Simonetta, “Los Pies de Barro del Régimen Cubano”. Fundación Atlas1853, 1999.
[4] William Ratliff , “Raul Castro, China , and Post-Fidel Cuba ”. The Independent Institute, Agosto 22, 2006.
(*) Crónica y Análisis publica este artículo de Martín Simonetta por gentileza de la Fundación Atlas 1853
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario