lunes, 15 de septiembre de 2008

JARDÍN DE INFANTES

Un jardín de infantes

Del Editor al lector
Jorge Brinsek (*)


Como si el país no tuviera ya suficientes problemas, el matrimonio Kirchner ha decidido hacerle la vida imposible al vicepresidente Julio Cobos en lo que resta de su mandato. No participará en los actos oficiales en los que oficialmente sea invitada la Presidenta, y tampoco representará a la primera mandataria en el exterior. Por último, cuando no haya más remedio que reemplazarla en el cargo, no habrá transmisión directa de mando, sino que será a través del Escribano General de Gobierno.

Ayer por ejemplo, en ocasión de la celebración del Día de la Fuerza Aérea Argentina, hubo que modificar apresuradamente el rol protocolar de autoridades invitadas precisamente con motivo de la 'des-invitación' de Cobos, dispuesta a último momento por directas instrucciones de la Casa Rosada.

Como es habitual, los aviadores habían cursado prolijamente las comunicaciones a las autoridades, siguiendo un rol protocolar inalterable en 25 años de democracia. Así se acondicionaron los lugares en el palco oficial y los sillones correspondientes. Cobos, al recibir su cartulina, confirmó entusiastamente que allí estaría. Pero ayer mismo, a primera hora de la mañana, un abochornado funcionario del protocolo aeronáutico le rogó por favor que no se acercara a la ceremonia -realizada en Edificio 'Condor' asiento de esa institución - porque era poco menos que persona no grata 'por orden superior'.

Nunca antes, en la historia reciente, había ocurrido algo semejante. Pero por si quedara alguna duda en ese plano, la orden es terminante: Cobos, al menos hasta nuevo aviso, debe ser un paria y no hay marcha atrás.

Ahora, en ocasión del viaje de Cristina Kirchner al Paraguay, para asistir a la asunción de Fernando Lugo, el matrimonio trató por todos los medios, sin éxito, de forzar una interpretación de la Constitución que permitiera delegar la Presidencia en el titular provisional del Senado, José Pampuro, tercero en la línea de sucesión.
Precisamente, la Presidenta prefirió designar a Pampuro, para participar de la ceremonia de asunción del segundo mandato del presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, en lugar de Cobos, como se acostumbra en este tipo de compromisos internacionales.

La asunción de Fernández se realizará el sábado próximo en la ciudad de Santo Domingo, luego habrá un Tedéum en la catedral de la capital y por la noche se ofrecerá una cena para los jefes de Estado y representantes extranjeros, entre ellos el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón. Como la invitación fue para Cristina Fernández, o en su defecto para Cobos, corresponderá a la embajada argentina en República Dominicana explicar lo inexplicable. Lindo papelón.

Volviendo al tema del viaje de Cristina a Asunción, lo correcto -como ha ocurrido siempre- que el vicepresidente espere a la Jefa del Estado en el aeroparque y allí en la sala VIP, se realice el acto protocolar de traspaso de mando, una ceremonia que no lleva más de cinco minutos. Los Kirchner se negaron. Entonces se resolvió que Cristina firme la escritura respectiva en Casa de Gobierno o en Olivos, y el escribano se traslade luego al Congreso Nacional para hacer lo propio con Cobos. Una vez concretado el trámite, la mandataria podrá dirigirse a tomar el avión y salir del país sin verle la cara a su odiado enemigo.

Por supuesto Cobos es quien más celebra todo este desaguisado que lo beneficia como nunca. Además le deja las manos libres para seguir armando su movimiento opositor que luego, si cobra envergadura, hasta puede darse el lujo de ponerlo en oferta al mejor postor, sean estos sus antiguos compañeros del radicalismo u otra fuerza política que logre aglutinarse tras su figura.

El que pierde, desde luego es el país. Una administración que se enfrasca en este tipo de chiquilinadas, propias de un jardín de infantes en un país que reclama medidas urgentes y extremas en lo económico y social, y por cierto en la propia seguridad de sus habitantes, inspira poco respeto particularmente desde el exterior. A medida que pasan los días y las semanas desde el recordado voto negativo de Cobos en el Senado, se van perdiendo oportunidades preciosas para dar señales de madurez y sensatez. Ayer, mientras desde la Casa de Gobierno se ordenaba a la Fuerza Aérea sacarle la silla y prohibirle la entrada a Cobos, la Nación se conmovía por un nuevo e impresionante múltiple asesinato en un suburbio de Buenos Aires, la gran urbe convertida ya en una tierra de nadie.


(*) Editor responsable de PRIMERA EDICION

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