Al Estado lo componen dos grupos humanos: los funcionarios
políticos que surgen de la voluntad popular y los funcionarios de carrera
que conforman la burocracia estable. Los que saben mas sobre las
limitaciones del Estado, son los de carrera y los políticos viven en sus
elocuencias. Integrar ambos grupos para trabajar de común acuerdo es
muy difícil, porque los políticos desconocen a los de carrera y les
desconfían, y los de carrera tienen una larga experiencia de errores de
políticos, aparición de "ñoquis" y corruptelas, por lo que saben que hay
que aguantarlos hasta que sean remplazados.
Nuestro país está caracterizado por la velocidad de recambio
de presidentes, ministros y sus equipos con el agravante que los nuevos
culpan de los males nacionales al gobierno anterior y deciden hacer lo
contrario.
En el correr de las últimas décadas, el efecto de esa
desintegración operativa y de bruscos cambios de políticas, demolió la
administración pública. El espíritu de servicio público y de cumplir el
deber de funcionario se relajó o desapareció. Creció el número de los
carentes de idoneidad y de los que se benefician con las facultades
que se le han delegado.
El Estado argentino es un organismo enfermo, penetrado de
ineficiencia y corrupción. No se repondrá con decretos; llevará décadas
de paciente trabajo y requerirá la participación ciudadana para cubrir las
falencias estatales.
22/10/2008
Dr. Marcelo Castro Corbat
segundarepublica@fibertel.com.ar
miércoles, 22 de octubre de 2008
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