A 11 AÑOS...
¿Se acuerdan de Cabezas?, el ni siquiera pensó en banderías cuando se vistió de Quijote para lanzarse contra las estructuras socio-políticas que dan inmunidad a los delincuentes.
Salvo casos excepcionales los comunicadores conocen los riesgos a que se exponen, tanto cuando van a cubrir una guerra como cuando siguen una investigación, o cuando simplemente se atraviesan delante de un coche para obtener una mejor toma o, lo que aspiran sea “la foto de la semana”.
El reportero sabe que aún cuando escriba ‘la nota de tapa’, su gloria será tan efímera como el día. La noticia mañana solamente será parte de la historia, quizás una parte muy pequeña.
Muchas veces el lector no ve un periodista detrás de las letras y asocia más al informante de un estudio de la televisión, con la noticia que, al que, en el anonimato, la descubrió, la siguió y la mostró al mundo.
¿Quién... qué es un periodista?
El periodista no es aquel que tiene un título colgado en una pared. No lo será por estar afiliado a asociaciones gremiales de la prensa ni por mostrar un carnet.
Ni es el que se ajusta a un horario, ni el que se cobija en la comodidad de la información condicionada.
El periodismo es una vocación, una de las más hermosas y por eso, cuando el destino marca una hora trágica; “muerte en acción” merece la gratitud, el homenaje y el aplauso de toda la sociedad, pero cuando ese aplauso deja de tener la libertad de opinión como máximo exponente, cuando las palmas engrosan intereses de demagogos, el homenajeado ya no es el periodista que inmoló su vida por el preciado tesoro de la verdad.
Una parte de la sociedad está opacando su nombre y trata (aunque sin éxito) ubicarlo al nivel del que comercia con la noticia. Ese que, aunque tenga el título, el carnet y los estudios, puede con la cabeza alta, considerarse periodista.
Hugo Sirio
viernes, 25 de enero de 2008
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