ENTUSIASMOS PASAJEROS

Entusiasmos pasajeros, graves cuestiones pendientes
El pensamiento mágico, la mala memoria y la propaganda oficial, impulsan entusiasmos pasajeros, que como tales, son flores de un día. Hoy creemos en “espejitos de colores” y mañana nos toparemos con la realidad.

Por Guillermo Lascano Quintana

El gobierno nacional y sus aliados (empresarios, sindicatos, prensa y charlatanes afines) pretenden, con pompa y fuegos de artificio, hacerle creer a la gente que estamos en el mejor de los mundos y que transitamos hacia el paraíso. Todo lo malo y detestable ha quedado en el pasado, al que, además de cargarle esos pasivos, se lo distorsiona a niveles tan pueriles como injustos.

Frente al cambio de presidente y la renovación del Congreso, se ha montado un escenario de pacotilla, que presagia desencantos mayúsculos. Los aliados circunstanciales de la pareja gobernante, se regocijan y apoyan, sin beneficio de inventario, los dislates más increíbles, tales como que los precios no aumentan, aunque se incrementen oficialmente; que la seguridad personal ha mejorado, aunque sea evidente lo contrario; que se respetan los derechos de todos, cuando sólo priman los de algunos; que funciona la república, cuando sus órganos son simples títeres del dúo gobernante. Se anuncian pactos sociales pero se excluyen de él a quienes no comulgan con la doctrina dominante. Se afirma la disminución de la pobreza a pesar de su subsistencia y la esclavitud a la que se somete a los beneficiarios de la dádiva oficial.

Todo se hace, además, falseando u omitiendo un análisis sereno, elevado, desprendido de visiones parciales. No se reconoce ningún error de los muchos cometidos por el gobierno y sus aliados, no sólo en el pasado inmediato; tampoco se oye ningún reproche o “mea culpa” por las atrocidades cometidas en el pasado mas lejano, por muchos de quienes hoy gobiernan u ocupan cargos públicos relevantes. La memoria selectiva que se impulsa, generará reacciones en el futuro. En vez de convocar a todos, se lo hace sólo con algunos. Se proclama la venganza, so color de justicia y la crispación en lugar de la reconciliación y la distensión.

A los argentinos comunes y corrientes, que son la mayoría, estas “píldoras” de entusiasmo y mentiras, les caen como “anillo al dedo”, pues les anestesian el entendimiento. Es a esos argentinos, sin embargo, a quienes más les dolerá el desencanto inevitable. Son los consumidores de bienes cada vez más caros y beneficiarios de salarios o jubilaciones cada vez más escasos; los que sufren, cotidianamente, por los asaltos; los que reciben peores servicios de transporte público o de electricidad; los que no tienen policía ni jueces independientes a quienes recurrir; los que carecen de un sistema idóneo de salud pública; los que advierten, con asombro, fastidio e impotencia, que la educación de sus hijos es cada vez mas precaria y sesgada ideológicamente; los que carecen de auténticos representantes de sus intereses y deseos. Todas estas son facturas que se pagarán.

Se dirá que el gobierno instalado el 25 de mayo de 2003, que ahora se continúa con el de la esposa de Kirchner, ha sido exitoso; que hay mas consumo, que aumentó la producción de bienes y servicios, que hay superavit fiscal, que hay libertad de expresión. Se omite señalar que estamos aislados del mundo, sin fuentes de financiación –salvo la de un dictador latinoamericano, cuestionado en sus intentos trasnochados de “socialismo” y perpetuidad-, enemistados con dos de nuestros vecinos, con un manejo de la política exterior contrario a nuestros intereses permanentes y a nuestra inserción en la arena internacional, que la libertad de expresión resulta conculcada por la prepotencia de las vías de hecho y el manejo informativo del gobierno y que las cuentas públicas se alimentan de impuestos confiscatorios y distorsionantes, utilizándose sus fondos de un modo discrecional y arbitrario. Se omite, en fin, que no hay república.


Todas estas cuestiones pendientes harán eclosión y debemos estar preparados para ello.


Extraído de Club del Progreso on line

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