lunes, 28 de enero de 2008

MORENO EL TERRIBLE HIJO DE P...ODERES

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Todo para Guillermo el terrible
“Abandonad toda esperanza”, podría haber sido la dedicatoria del discurso presidencial del miércoles último, cuando con la excusa del anuncio de la creación de un polo científico y tecnológico Cristina Fernández de Kirchner hizo una explícita y contundente defensa del secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno.
Por Jorge Oviedo
La admonición que Dante imaginó en la entrada del infierno, donde ya no hay esperanza alguna para los condenados, podría caberles a quienes imaginaron que con Cristina podían cambiar los métodos más discutibles de su esposo.

Las políticas no sólo serán las mismas sino que además, según la Presidenta, han causado daño económico a los productores de tomate quienes criticaron las manipulaciones de Moreno para falsificar las estadísticas de inflación.

Los métodos de Cristina Kirchner y sus consecuencias políticas y económicas no pudieron ser sino deliberadamente copiados de los que son una marca registrada de Néstor. Cualquier excusa es buena para usar el atril para denostar a la víctima de turno. Esta vez lo hizo en un anuncio referido a la ciencia y la tecnología. La Presidenta siempre hace públicamente minuciosas incursiones en la semiótica y referencias analíticas a los "relatos", sobre todo de los medios de comunicación masiva, y lo hizo en la referida intervención.

Volviendo esa clase de interesantes buceos sobre el relato de la propia primera mandataria y recurriendo a la versión oficial reproducida en la página web de la Presidencia, se advierte que utilizó poco más de 1100 palabras. En 18 oportunidades dijo "ciencia", lo que es comprensible, por la naturaleza del acto. Pero en cambio, en 13 oportunidades repitió "rigor", reclamándolo. Y sólo en 10 ocasiones dijo "tecnología". De cada cincuenta palabras de dos o más sílabas que empleó, una fue "rigor".

La señal para quienes estaban enfrentados con Moreno fue más que clara y la petrolera Shell decidió rendirse y bajar los precios, sin lograr el objetivo de forzar un aumento en el mercado o una definición del Gobierno que aclare si es que en el país el mercado de combustibles tiene los valores formalmente regulados o no. También podrían abandonar toda esperanza quienes creyeron en la promesa de campaña de la ahora Presidenta acerca de una mejora en la institucionalidad.

La primera mandataria también pidió honestidad intelectual y defendió las ciencias duras y la rigurosidad de los resultados en el mismo acto en el que defendió al secretario que destruyó por razones políticas el sistema de estadísticas del Indec, que se encontraba entre los mejores del mundo. Quienes fueron rigurosos con las mediciones, como pidió Cristina Kirchner, fueron relevados de sus cargos y sacados de la institución.

Moreno contó para la tarea con la complicidad de ATE, que concurre a la Justicia reclamando amparos cuando el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri, cesa contratados, pero es mucho menos activo cuando la administración Kirchner persigue a técnicos y científicos.

No contentos con la rendición de Shell, el sorprendente secretario de Comercio Interior decidió enviarle una intimación al presidente de la petrolera, José Aranguren, para que ratifique o rectifique si ha osado exponer públicamente los términos de la más que conocida ley de la oferta y la demanda, advirtiéndole que tal enunciación es inconveniente.

¿Qué delito se le imputa a Aranguren? No se sabe. Si lo hubiera, sería en todo caso un delito de opinión, lo que sería gravísimo. La utilización del escribano general de Gobierno para estas tareas muestra el poder de Moreno y hasta qué punto la institucionalidad se ve cada vez más lejana. Aunque el Gobierno mantiene peligrosísimas relaciones carnales y financieras con Venezuela, se parece, en estos aspectos, cada vez un poco más a la Colombia pintada por el realismo mágico de García Márquez.

Además de criticar a los medios de comunicación, la primera mandataria reconoció que también puede cometer errores. "Muchas veces, también, todos pecamos de estas cuestiones, que tanto mal hacen", dijo.

Y si la transcripción oficial del discurso es rigurosa, tuvo varios yerros. Refiriéndose al próximo Bicentenario de la Revolución de Mayo, se refirió en una ocasión al "primer Bicentenario", cuando seguramente quiso decir "primer Centenario". De la época de ese aniversario criticó la atracción por la cultura francesa de parte de las clases dirigentes. Algo sorprendente en una administración que instaló un modernísimo y probablemente innecesario y superfluo tranvía francés en el barrio más caro de Buenos Aires. Que avanza en el proyecto de un tren bala, también francés, que muchos también califican de demasiado costoso y sin necesidades que lo justifiquen. Y cuando la propia Cristina Kirchner tiene una comprensible y nada reprochable predilección por las carteras de una conocidísima marca, también francesa.

Según la transcripción oficial, la primera mandataria se refirió en esa conferencia al tomate como una "fruta". Desde el punto de vista rigurosamente botánico, lo que se comercializa es justamente el fruto de la planta de tomate, aunque comercial y coloquialmente se lo clasifica como una verdura. Pero llamarle "fruta" construye un relato que invita al error.

La hora de la discordia

Y aunque los Kirchner están siempre prestos a recordar los relatos mediáticos cada vez que, según su interpretación, equivocaron el diagnóstico, es poco probable que acepten que, alguna vez, por no escuchar, se equivocaron ellos.

Por ejemplo, el gobernador mendocino Celso Jaque ha debido soportar un cacerolazo de algunos de sus gobernados, cansados de que la hora oficial impuesta por Cristina Kirchner les haga tener luz diurna casi hasta las 22.30.

Jaque es un peronista que venció claramente en las elecciones a los candidatos de Kirchner, pero que sin embargo siempre hizo campaña como kirchnerista. Y que se alineó rápidamente con la Presidenta cuando se propuso adelantar los relojes, aunque la experiencia indica que, como pasó, las provincias del Oeste sufrirían importantes perjuicios.

Jaque también desplazó a la técnica Patricia Giménez, que rigurosamente había medido la inflación en Mendoza y puso en su lugar a alguien que prometió no discutir lo que el Indec diga.

Sin embargo, hay un intento muy serio para desplazar a la morenista Beatriz Palgieri del Indec y el organismo no modificó la medición puntana que muestra que en San Luis el año último la inflación superó el 20%. ¿Será que los Kirchner, maestros de las artes políticas de la intriga y la simulación están mostrando a un poderoso Moreno mientras en la realidad le recortan las atribuciones?

Fuente La Nación (Argentina)

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