martes, 22 de enero de 2008

SE PROPONEN LLEGAR HASTA EL FIN

(Por el Lic. Gustavo Adolfo Bunse). (22/1/2008)


No se necesitan demasiadas señales más.

Todo sigue aquí, en este país, exactamente en la misma dirección, con los mismos personajes, con el mismo nivel de latrocinio y con la misma mediocridad política.

Peor aún, lo que se advierte es una profundización enfática de los vicios y una alarmante demora en allanarse y aceptar que el mundo no perdona errores, ni mucho menos acumulación de insinceridades.

Todo pues, sigue luciendo igual o peor.

Es igual o peor la transacción de sometimiento y artificialización de precios y tarifas, como también es igual o peor el mecanismo mafioso de aprietes que se desarrollan con ese objeto. Y valgan sólo como ejemplo las salvajadas que se perpetran ahora mismo contra la empresa Shell.

Es igual o peor la cooptación de intendentes y gobernadores ahogados por la caja central, para que empiecen, desde ahora mismo, a dar su apoyo al operativo “clamor” y a bajar muy pronto la cerviz ante el proyecto político personalísimo de un PJ convertido en PK.

Es igual o peor la parálisis de reformas estructurales que ha sufrido el país en manos del “Procusto” que ahora nos dirige las cosas desde afuera.


Es igual o peor la trama de irregularidades inexplicables que empiezan a salir a flote durante esta gestión, empezando por un incremento patrimonial desmedido que corresponde al matrimonio, tanto ganancialmente como en su consideración individual.

Es igual o peor la inseguridad jurídica y su sostén primario : la genuflexión de una parte del empresariado al que cualquier infame colectivo lo deja bien, como Pescarmona, como Eurnekián, como Méndez, o como Brito.






Es igual o peor la destrucción institucional sistemática, el profanamiento de la Carta Magna, el repugnante mercenarismo parlamentario, la promiscuidad seudo banderiza de un peronismo del jurásico y la complicidad ratera de los tres poderes del Estado.

Es igual o peor la desidia investigativa de cualquier delito gubernamental, la elucubración malsana del populismo subsidiador o prebendario y la abierta connivencia con un terrorismo absuelto hoy de culpa y cargo de todos sus tumores de lesa humanidad.

Es trágico, para un político, no entender de qué se trata la política.

Pero es más grave aún, cuando ese político, que no entiende un rábano del concepto de política, llega al máximo escalón del poder público.
Nuestra nueva Catalina de Medicis ya mostró muy claramente su discurso monocorde y su inefable retórica iridiscente… plena de vapor insustancial.

El nivel de conciencia no existe porque lo inmediato hubiera sido reconocer errores y expresar si alguien aquí estaba dispuesto a corregirlos.
Pero se ha notado justamente lo inverso.

Tiene un miedo metafísico, básicamente establecido en la posibilidad de perder el calor y la adhesión de los pobres.
Se sentaría entonces a negociar con el diablo, si fuese menester.
Con cualquiera. Con Chavez, con Ahmadinejad o con el Pato Donald.

El pánico sin control se siente solamente en las últimas instancias de un escenario de peligro con algún rapto de individualismo egoísta.
Se adivina fácil este costado del instinto de supervivencia política del matrimonio que la mayoría de los seres humanos sabría y podría afrontar con otra dignidad. Pero son seudo políticos. Son truchos.

Para el seudo político la credibilidad de la gente pública reemplaza la consideración de qué cosa es y qué cosa debería ser la política :

La visión de una sociedad sin fisuras está ausente de su discurso.




La política ha quedado convertida, para este casal de alquimistas, en producto de consumo para espectadores absolutamente pasivos.

Los gobiernos de partisanos no pueden ni quieren responder esencias.
Y precisamente por esta impotencia terminan estrellándose sobre la propia ciudadanía. Se proponen llegar hasta el fin

La impericia de nuestro gobierno forma parte de la misma lógica de teatralización de la política ante su impotencia.

Un ejercicio permanente de enfatización de los símbolos por encima de las realidades que los sustentan.
En un territorio, el de las identidades, que se está convirtiendo en refugio ideal para la política cuando ésta pierde peso, todo es relato.

Pero los relatos, para fraguar, necesitan ser reconocibles y tener un grado suficiente de verosimilitud.

Las críticas que se hagan desde ahora, cuando le puedan pasar el rasero con la caja a todo el sindicalismo corrupto, serán consideradas delito de lesa patria y se desplegará acaso todo un nuevo repertorio de la retórica nacionalista, con lo cual, se rentabilizará la fiesta a corto plazo.

Es todo un simple simulacro. Se hace… y si sale, lo convalidan en el acto.

El simulacro de un Estado que no se tiene y de una plenitud nacional - para decirlo en argot nacionalista - de la que no se dispone.

En este gran subdesarrollo y en el atraso escandaloso que los regímenes democráticos no supieron atacar en forma seria, cualquier sátrapa político encaramado en el mando de un gobierno populista, que controla los grandes poderes del Estado, y que cuenta con la complacencia ó la resignación de los sectores políticos mutados y advenedizos, podrá lograr que todo se le antoje.

Corporativamente, todos son hoy absolutamente concientes de que con el financiamiento de la política todo el espectro de posibilidades que tienen es aparentar que son un poco más ó un poco menos corruptos.
No se trata, para ellos, de dejar de serlo ó no.

Sólo se trata de que se proponen llegar hasta el fin.

Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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