jueves, 31 de enero de 2008

LOS ÑOQUIS

LOS ÑOQUIS de la ciudad autónoma de Bs As.


El conocido animador Alejandro Dolina hizo una curiosa referencia en su programa radial del martes por la noche. Su comentario fue, en verdad, una repuesta a un oyente que al parecer le cuestionaba una supuesta opinión favorable al despido de los ñoquis encarado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Dolina respondió que él no estaba de acuerdo con tal despido, que esa era, en realidad, una idea "liberal" o "de derecha" y que de ninguna manera coincidía con lo que él piensa. Y luego aclaró que para su modo de ver los despedidos (es decir aquellos a los que no se les renovó el contrato, en realidad) deberían ser reubicados dándoseles un trabajo.
En este breve comentario del conductor se resumen varios aspectos que es interesante desmenuzar:
1. La confusión entre liberalismo y "derecha". Si bien es bastante común en la Argentina, una persona que habitualmente se define a sí misma (aunque lo hace desde una posición de falsa modestia en nuestra opinión) como "culta" no debería ignorar que el liberalismo es una filosofía de vida que nada tiene que ver con el concepto de "derecha", siendo que éste implica tradición, lazos familiares, sostenimiento de una religión madre, esquemas conservadores y jerarquías basadas en planos casi clasistas. El liberalismo es, en cambio, la libertad de cultos, la de enseñar y aprender, la de profesar libremente un culto, la del respeto a las acciones privadas de las personas (de TODAS las acciones privadas), la libertad de afiliarse y desafiliarse, de asociarse con fines útiles, de desarrollar toda industria (o actividad lícita), etc. También la idea de que la igualdad es la base del impuesto y de las cargas públicas. La de que las cárceles serán sanas y limpias para seguridad de los reos y no para su castigo, y tantas otras más respecto del manejo de la administración del Estado a partir del respeto de los derechos y garantías de los ciudadanos y no al revés.
2. La pretensión de que los ñoquis son en verdad desocupados. Esta creencia resulta bastante inconsistente, dado que los ñoquis en general son personas que firman contratos en las administraciones estatales para percibir una suma mensual sin trabajar, al tiempo que suelen tener otro u otros trabajos a los que sí deben concurrir. Es decir que, en principio y salvo error u omisión, los llamados ñoquis no son desocupados, sino acomodados por funcionarios en actividad.
3. La idea que deja entrever de que él está preocupado socialmente y los sectores que él denomina y asocia como comunes no. ¿No es acaso preocupante que el origen de los ñoquis sea precisamente el amiguismo y el nepotismo? Porque todos sabemos que tales "contratados" son amigos, conocidos, parientes, amantes, etc, que suelen tener otros trabajos y que no cumplen ninguna función sino que simplemente pasan a cobrar. Mientras critica agriamente a quienes desean que esta práctica se termine, se asocia a quienes inmoralmente hacen ingresar en la administración pública a personas inidóneas para que perciban un ingreso que sale del erario.
4.El costo de mantener los ñoquis lo pagamos todos, En efecto. A guisa de ejemplo cuando un changuito del Norte Argentino compra una gaseosa abona impuestos para que estos señores cobren un segundo o tercer sueldo sin trabajar y por ser amigos o parientes de los funcionarios de turno.
5. El supuesto de que el trabajo "se da" como si se diera un consejo o una caricia. Suele ocurrir con este tipo de mentalidades el suponer que el trabajo surge de entre la maleza. Que solo se trata de la voluntad de dar trabajo para que el trabajo exista, cuando en verdad el trabajo es la consecuencia de la necesidad de disponer de bienes demandados por la sociedad, factibles de ser producidos y además, elaborados de acuerdo con estándares de eficiencia y calidad que los hagan útiles.
6. La condición de la idoneidad no es una preocupación del conductor. Efectivamente, dado que los ñoquis son en realidad producto del nepotismo, no se cumple la regla constitucional de la idoneidad para desempeñar cargos públicos. No hay concurso ni selección adecuados. Sólo el dedo del amigo o del pariente. Por otra parte carece de sentido pretender idoneidad para no hacer nada.
7. Aun en el caso de que los ñoquis no fueran ñoquis resultan seleccionados a dedo. El punto es hipotético por las razones apuntadas. Pero puede ocurrir que un ñoqui no sea tal y efectivamente realice un trabajo, en cuyo caso es imperioso determinar por qué fue designado sin concurso.
8. El condutor no plantea, ni se le cruza la idea, sancionar a quienes designan a los ñoquis. Si moralmente ser ñoqui es más que censurable, designarlos aprovechando el cargo, es un acto de corrupción que el animador Dolina pretende premiar.
Nosotros no sabemos si el gobierno de la ciudad tomó en cuenta la situación de las personas a las que no renovó el contrato. Sí se sabe que a raiz del fallo judicial las citó para que retornen a sus tareas comprobando que la inmensa mayoría no se ha presentado. Si esto es así es un indicio cierto de que efectivamente muchas de ellas están ocupadas en otros trabajos.
Es evidente que la suposición de que determinada ideología, como el liberalismo, pretende que la gente sea expulsada de su trabajo, o se le niegue incorporarse a un trabajo, es una especie de demonización basada en un infantilismo fundamentado en el hecho de que el Sr. Dolina debe suponerse a sí mismo "bueno" en tanto que coloca como "malos" a quienes están en una posición ideológica diferente. No se le cruza, por lo que se ve, la idea de que sus supuestas buenas intenciones no tienen por qué ser mejores que las supuestas buenas intenciones de sus adversarios ideológicos. Sin embargo, pone intencionalidad en el pensamiento de los otros. E intencionalidad malvada o perversa. En tanto que pone en su propia expresión intencionalidad bondadosa y caritativa, cuando un análisis no demasiado minucioso como el aquí efectuado más bien prueba lo contrario.
Y decimos que pone intencionalidad porque cuando afirma por la positiva que él pretende que esa gente "trabaje" está queriendo decir que sus adversarios pretenden que no. No que trabajen en algo útil o acorde a las necesidades del país, sino que no lo hagan.
El viejo axioma del patrimonio de la ética está expresado en las afirmaciones de este animador, cuyo origen ideológico termina siendo francamente impreciso. Porque si es el peronismo, como tantas veces lo manifestara en otras épocas, debería tener presente que el peronismo de Perón no trepidaba en dejar fuera de carrera a los opositores o a quienes no se afiliaban al partido. Una mácula más, si cupiera mencionarla.
Héctor Trillo

FTE. BAJO LA LUPA

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