El escándalo de corrupción en el cual el acusado es el intendente de Pinamar, Roberto Porretti ha estado estos días en todos los medios. Todo caso de corrupción que involucre a un funcionario público provoca una gran desazón pero mientras nos tomamos la cabeza, por el caso Porretti, olvidamos que el ex presidente no puede explicar fehacientemente al día de hoy cual fue el destino de los 500 millones de dólares pertenecientes a la Provincia de Santa Cruz, que con los intereses hoy serían 1000 millones de la verde moneda y que la presidenta actual no ha mostrado su título de abogada ante el pedido de muchos que sostienen que no lo es.
Los números del supuesto crecimiento económico que no llega a los más necesitados pero sí a los más ricos, el record absoluto en la recaudación impositiva que es utilizada para comprar voluntades de sujetos débiles si hablamos de honestidad y la desculturización continua son los puntos salientes de un gobierno inigualable si también hablamos de la ausencia de respeto a las instituciones.
La cultura es otro punto a tocar. En la actualidad se tilda de cultural cualquier evento en donde la cultura brilla por su ausencia, por ejemplo la gira de dos cantantes que a esta altura da un poco de pena escuchar y se presentan como progres, acérrimos opositores al capitalismo salvaje pero no dudan en vender slips con sus rostros. Cultura también pareciera ser un tipo de música audible solo para unos pocos, cuyo ritmo puede rajar hasta el vidrio más resistente. O el fubol fierita, la pasión nacional, que antes era el culto de los domingos pero hoy ha sido transformado en un negocio de todos los días de la semana donde ya no sabemos que se juega, si el apertura, el clausura, la Copa Libertadores de América, o la la ché guevara, o lo que sea para distraer a una región ya empobrecida hasta límites nunca vistos y que los inmorales políticos quieren distraer con fubol, música inaudible y una educación que no sirve para nada. Sino pongamos atención en lo que gana un psicólogo, un abogado y muchos profesionales comparados con un conductor de colectivos, un expendedor de boletos de subtes y un encargado de edificios quienes al parecer hoy son los privilegiados y quienes se formaron, estudiaron y obtuvieron títulos universitarios no pueden vivir de su profesión.
¿Qué están promoviendo quienes nos han gobernado los últimos años?
Y no me refiero solamente al matrimonio K, sino también a quien estos bautizaron con el nombre de Padrino ahora dedicado a la pesca en Mar Chiquita donde sacó una pieza de 25 kg, o al gran defensor de la democracia quién terminó de destruir la Constitución Nacional cuando junto al Innombrable firmaron el "Impacto de Olivos" digo "Impacto" porque el impacto que produjo fue un daño irreparable a la Ley Fundamental de la Nación y por consiguiente a la República.
En estos momentos ni siquiera merecemos el mote de "República Bananera" nos ruborizamos cuando la presidente recibe a un dictador de Guinea Ecuatorial pero no decimos nada cuando prestamos la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales a un dictador perverso que hace décadas viola los derechos humanos o realizamos homenajes a un guerrillero que mató a diestra y siniestra y no le decimos a nuestros jóvenes qué hicieron estos dictadores y terroristas.
Mientras nuestros políticos se han enriquecido gobernando este país y empobrecen a la población constantemente nada hacen por educar al soberano. Y esta sería la mejor inversión que pondria en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos que habitan suelo argentino, pero por el contrario continuamos como hace 50 años, manejados por las corporaciones sindicales quienes al parecer son los que pueden decidir la continuidad o suspensión de un gobierno manejando a los presidentes, legisladores y jueces. Justo es reconocer que al dar oportunidad a que la población tenga acceso a la educación que pocos tienen este tipo de corporaciones y gobernantes no tendría lugar en un país serio como tampoco sus proyectos hegemónicos y este puede ser el motivo de la negativa a invertir en educación, única salvadora de lo que algún momento llamamos República Argentina.
Alejandro Olmedo Zumarán.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario