domingo, 3 de febrero de 2008

EL CAOS

Con material que nos fuera facilitado por Carlos González Cabral, quien oficiara como secretario privado y político del ex Presidente, Dr. Arturo Frondizi, bajo la premisa “MAÑANA SERÁ TARDE”, por la actualidad de sus ponencias, Crónica y Análisis comenzará a publicar una serie de artículos periodísticos editados en el año 1994, en los cuales queda plasmado el pensamiento del desaparecido y prestigioso Estadista.

El primero de ellos lo transcribimos a continuación bajo el título:




“LOS NUEVOS NOMBRES DEL CAOS”

Por Arturo Frondizi

Realidad:

Cuando la Encíclica “Populorum Progressio” advirtió la conveniencia en el mundo de una oligarquía de civilización refinada con una mayoría dispersa y privada de todo lo necesario para vivir dignamente, no hacía mas que describir el cuado generalizado de pobreza y marginalidad vigente en Ibero América al 26 de marzo de 1967, Es altamente preocupante que transcurrido 27 años de la aparición de la citada Encíclica la realidad nos señale que la situación de “miseria y subdesarrollo” de la humanidad se haya seguido profundizando.

Es decir, como lo vengo denunciando desde hace años, que la común condición económica del continente se define a través del subdesarrollo. Enfaticemos que mas de un siglo y medio de vida política señalada como independiente no pudo convertirse en una total autonomía económica.

Esto proviene de la imposibilidad de mantener en forma permanente el desarrollo económico y por lo tanto el crecimiento, circunstancia que ha frenado el avance social, cultural, espiritual y político de las naciones iberoamericanas, las que carecen de una eficiente estructura productiva que genere los recursos necesarios sin apelar a la usura internacional.

Estallidos:

Esta lacerante realidad no podrá revertirse mientras el continente siga permaneciendo al margen de una industrialización dinámica e integral. Siempre desde la óptica del “desarrollo de los pueblos”, hay que advertir que las esperanzas de las naciones por alcanzarlo se presenta, a pasos del año 2000, como un objetivo de muy lejana posibilidad. Lo que si va a ocurrir es la proliferaciones de estallidos sociales en toda Iberoamérica generada por el hambre y la miseria reinante en sus países. Lo muy grave es que tal situación ofrece un blanco fácil a la subversión, la que esconde fines políticos y económicos inconfesables, por lo que lejos de afirmar las conveniencias nacionales de los pueblos, termina sirviendo al enemigo que dice combatir.

Las actuales condiciones en que viven los países iberoamericanos han creado situaciones que los hacen difícilmente gobernables. Esto se ha visto facilitado porque la gran mayoría de sus clases dirigentes han abdicado en la defensa de la soberanía y los derechos del hombre, sometiéndose al servicio de los sectores financieros especulativos internos. Es así como han adoptado negocios y negociados de por medio, los objetivos transnacionales como si fueran nacionales.

Las invocaciones a la estabilidad monetaria y al orden financiero -es decir, a la estabilidad sin desarrollo- han sido la formula invariable adoptada en general por esas dirigencias, convirtiéndose de esta manera en cómplices del afianzamiento de la vieja estructura de la dependencia, contra la cual lucharon Alexander Hamilton en los Estados Unidos, Federico List, factor industrializador de Alemania y los Estados Unidos; y Carlos Pellegrini en nuestra Patria, quien en 1875, como Diputado de la Nación, premonitoriamente afirmó “Todo país debe aspirar a dar desarrollo a su industria nacional, él es la base de su riqueza, de su poder y de su prosperidad,,,”. List argumentaba que fomentando la industria nacional se protege al país de la manipulación extranjera.

Factor constante

Los cambios mundiales han servido para mostrar que las ideologías pueden esfumarse repentinamente mientras que las cuestiones nacionales no resueltas permanecen con factor de constante perturbación en la vida de la humanidad. Para verificar esto basta con observar el cuadro político, institucional y económico de Iberoamérica, sin perjuicio del agravante de las alianzas tácticas entre la subversión, el tráfico de drogas y los monopolios.

Esto fue descomponiendo los lazos nacionales de convivencia de los pueblos del continente, lo que ha facilitado la planificación del internacionalismo que atenta contra el principio de la nación, para lo cual operan coordinadamente los tratados de libre comercio con su correlato de la especulación financiera a través del mercado de derivados financieros, cuya finalidad es precisamente la especulación de bonos y papeles que no esta basada en la producción de vienes y servicios.

Debe tenerse muy en cuenta que como consecuencia de esta planificación de corte netamente oligárquico está en grave peligro la soberanía y la existencia misma de los estados nacionales independientes. Es importante observar que en 1980 la deuda externa total de Iberoamérica era de 257.000 millones de dólares. A partir que se impuso la política del Fondo Monetario Internacional las naciones se vieron forzadas a pagar 409.000 millones de dólares por intereses acumulados, cantidad que superaba la deuda original. Pese a ello Iberoamérica debía en 1992 513.000 millones de dólares (V. Denis Small, Director de Asuntos Iberoamericanos de Executive Inteligence Reviev – Informe Especial – Enero 1994, Págs. 6,7).

Este endeudamiento es y seguirá siendo el factor que limita el desarrollo y el crecimiento de Iberoamérica. Los niveles de superávit que los países pretenden alcanzar para pagar la deuda externa según las directivas del Fondo Monetario Internacional y la banca acreedora, está conformado con el hambre y la marginalidad de amplias franjas de la sociedad, de esa “mayoría dispersa y privada de medios” a que he hecho referencia. Los superávit que hoy se exhiben para conformar y tranquilizar a los acreedores se componen con los dólares que se le privan a la educación, la salud, la defensa y a las remuneraciones salariales, llegándose al absurdo de afirmar que la rebaja de salarios salvará a la industria.

A este criminal flagelo debemos agregarle la sutil desnacionalización cultural, el debilitamiento de las Fuarzas Armadas Nacionales y la proliferación de sectas. Hay que tener siempre presente que toda lucha fraticida tiene un antecedente de injusticia social.

Utopía

La tesis que los tratados de libre comercio llámense ALCAN o NAFTA van a resolver los problemas de desarrollo de las naciones Iberoamericanas es una utopía y una aberración. Los hechos económicos, vengo sosteniendo hasta el cansancio, no se originan en la circulación de bienes sino en el ámbito de su generación, o sea en la estructura productiva. También lo es creer que la liberación comercial está relacionada con la reorganización general de las economías Iberoamericanas para mejorar la productividad, aumentar la exportaciones, y las inversiones extranjeras.

El organismo “no gubernamental” denominado Diálogo Interamericano insiste en que para los países Iberoamericanos es una prioridad ingresar al NAFTA y plantea la cuestión como una gran oportunidad para salir del subdesarrollo. Si estuviéramos viviendo la época de mi gran amigo Kennedy confiaría en una oferta semejante, pero hoy la situación de los Estados Unidos es otra. El actual proyecto político económico de esa Nación para Iberoamérica nada tiene que ver con el de los tiempos del martir de Dallas.

Irrenunciable gestión

En otras entregas ampliaré importantes e inéditos detalles sobre el particular, dado que sin interrupciones he bregado desde el gobierno y desde el llano por la paz y el bienestar para todos los pueblos del mundo, a esta altura de mi vida no debía permanecer indiferente a la gravísima situación que afronta el continente Iberoamericano. Considero una obligación ineludible aportar las experiencias y aciertos y errores de mi vida política, para ayudar a no perder el rumbo correcto en la búsqueda de la salvación de las naciones. Soy conciente que el enemigo es cada vez mas poderoso, pues han claudicado la mayoría de los que deben combatirlo. Pero también estoy convencido que en el espíritu, la mente y el alma de los sacrificados pueblos anida una capacidad de reacción que será incontenible.

En cumplimiento del deber que me he impuesto en el sentido mencionado, el 14 de mayo de 1993 me dirigí al presidente William J. Clinton, señalándole la realidad de una frustración en el continente, generada por la inhumana concentración del poder económico y la falta de una adecuada política de su gobierno hacia Iberoamérica. Me permití decirle al presidente Clinton, que al igual que al presidente Kennedy, el destino lo había colocado ante la disyuntiva de elegir para sus hermanos de América libertad y bienestar o sometimiento y pobreza. Kennedy eligió lo primero.

Único Camino

Mi afirmación anterior está apuntalada por el convencimiento de que Kennedy tenía una gran percepción humana, claridad mental y firmeza moral ante los problemas mundiales. Al asumir la presidencia de su país, el 20 de Enero de 1961 en alusión a los pueblos pobres, anunció el compromiso de mayores esfuerzos para “ayudarlos a ayudarse a si mismos”. Además enfatizó que “si una sociedad libre no puede ayudar a los muchos que son pobres tampoco puede salvar a los pocos que son ricos”.

Tales expresiones eran coincidentes con los lineamientos de la política internacional argentina que anuncié ante la Asamblea Legislativa el primero de mayo de 1958. Advertí entonces, en profundidad, que no debíamos ignorar, dentro de un común anhelo latinoamericano de realización democrática, la desigualdad que se manifestaba y se sigue manifestando con dolorosa evidencia entre el progreso y el bienestar alcanzados en una parte de América, y el atraso y la miseria en que vivían sumidos millones de seres en la otra parte del continente.

Estas singulares coincidencias entre mi pensamiento y lo expresado por el presidente Kennedy, me alentaron grandes esperanzas con respecto a la ayuda de los Estados Unidos para hacer realidad aquello que “América Latina es un destino común de redención humana”. En mis primeros contactos con el mandatario norteamericano le transmití mi preocupación por el peligro potencial de estallidos sociales y subversivos en las áreas mas castigadas por el hambre y todas las formas de injusticia social. Le reiteré conceptos de mi exposición del 27 de setiembre de 1961 ante la XVI Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidad, en cuanto a que no había otro medio para ayudar a los pueblos para que practicaran la democracia y libertad, con bienestar y autodeterminación, que colaborando con ellos en su desarrollo económico.

La coincidencia con el presidente Kennedy fue total y sin reservas, lo que quedó sellado en un documento conjunto. Uno de sus párrafos recogió la afirmación de Kennedy cuando expresó: “Señor Presidente quiero que entienda claramente lo que voy a decirle. Los triunfos y los fracasos de la Argentina son los triunfos y los fracasos de Estados Unidos”. Ante tales palabras comprendí que había sido interprete de una legítima aspiración continental y no solo el defensor de la individualidad de mi país.

En 1994 siento la obligación de traer a la memoria de los ciudadanos de mi Patria, que en la misma oportunidad expresé. “La solución de los problemas de América Latina no pueden demorarse hasta un incierto mañana. Para la causa de la libertad de América resalté a Kennedy - mañana es tarde”. Sigo aferrado a la esperanza de que el actual presidente de los Estados Unidos de América abandone las políticas que se derivan de la “iniciativa para las Américas” del presidente Bush, de los Tratados de Libre Comercio y de las directivas del Fondo Monetario Internacional.

Mejores signos

No deja de ser alentador al respecto el hecho de que el propio vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, haya criticado al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial, por sus políticas hacia Rusia y que se haya decretado a partir del 26 de Enero del corriente año la libertad de mi amigo economista norteamericano Lyndon LaRouche, al que me une pensamientos similares y coincidencias en cuanto a que el desarrollo es el nuevo nombre de la paz. Además comparto con él que Iberoamerica puede ser el mejor socio de los Estados Unidos. Claro que para que ello suceda, como bien lo expresara el economista y ex asesor del presidente Kennedy, John Kennch Galbrait, debe producirse un profundo cambio cultural en las elites que viven satisfechas de su prosperidad e ignoran a millones de seres humanos que se debaten en la pobreza y la marginalidad.

También impulsan esperanzas de una mayor reflexión y cambios en las políticas del gobierno de Clinton, el mensaje del referido Galbrait, quien en la universidad inglesa de Sheffield, enfatizó que estos son tiempos de desórdenes intensos y peligrosos, particularmente en los países de la ex URSS. Habló de atacar la especulación extrema agregando que quizás haya algo para refrenar el “ímpetu especulativo”. No hay... dijo enfáticamente... “magia en la política monetaria. Su eficiencia y poder es la aberración de la mente financiera”.

A esto se suma las declaraciones del Dr. Rafael Caldera efectuadas a las pocas horas de resultar presidente electo de Venezuela, veterano político convencido de que en el contexto de la pobreza y las profundas desigualdades las democracias no son viables. Sus observaciones sobre la deuda externa y las políticas monetarias abren un nuevo frente de lucha a favor de la justicia social para los sufridos habitantes de Iberoamérica.

Debemos ser muy claros y comprender que la gravedad de la situación es extrema en el continente. La oligarquía financiera internacional, de no existir una auténtica reacción nacional, terminará aniquilando a sus naciones, desmantelando los Estados y convirtiendo a sus ejércitos en específicos cuerpos de represión contra los auténticos reclamos populares.

Así como el desarrollo es considerado el nuevo nombre de la paz, de seguir así las cosas en Iberoamérica, donde hombres, mujeres y niños pugnan por sobrevivir ante la ostentación de los privilegios y la impunidad de la corrupción, no es de extrañarse que al presidente Clinton lo hagan responsable de que la especulación financiera, las directivas del Fondo Monetario Internacional y los Tratados de Libre Comercio, pasen a ser los nuevos nombres del caos.


FTE: CRÓNICA Y ANÁLISIS

No hay comentarios: