PRIMERO LA CASA

COLUMNA DE ANGEL ANAYA. EN LA GACETA DE TUCUMÁN
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PANORAMA NACIONAL
Primero la casa
Al matrimonio presidencial le preocupa más calmar los frentes internos en el conflicto por Botnia, que impulsar una accción legal que ponga fin a ese tipo de protesta. Por Angel Anaya- Columnista.
Buenos Aires.- La Presidenta no está de acuerdo con los cortes fronterizos por las comisiones “ad hoc” de Gualeguaychú, pero tampoco con impedirlos, lo que de hecho significa una renuncia del Estado al control de la política exterior.
La tesis que extrema la supeditación de las relaciones internacionales a las necesidades internas de la coyuntura que el kichnerismo aplica a su gestión, tiene en este caso un testimonio sin precedentes, pues somete sin horizonte a la vista la histórica hermandad rioplatense.
Al Gobierno, o mejor al matrimonio Kirchner, le preocupa más ese incidente zonal que promover una acción judicial para impedir tales precedimientos, ni siguiera bajo la amenaza de que no se reconocerá un fallo adverso de la Corte Internacional de La Haya que, según los expertos, llegaría hacia fin de año.
No se piensa así, desde luego, en la Cancillería, afectada por el enojo de CFK por la recepción programada para el dictador de Guinea Ecuatorial y sus escandalosos efectos, que obligaron a la Presidenta a cantarle las cuarenta con puntos y comas. En ambos casos se trata de las consecuencias de un hiperpresidencialismo que prescinde de los consejos de ministros o acuerdos de Gabinete necesariamente laboriosos.
El caso de Botnia tiene por réplica realista el número sin precedentes de veraneantes argentinos, a pesar del peso sobrevaluado. El del tirano guineano, el efecto grotesco con que la opinión pública lo comenta a pesar de la filípica presidencial.
El titular de la UCR, Gerardo Morales, que integró la fórmula presidencial opositora como vice con Roberto Lavagna, resolvió finalmente no solicitar la audiencia a CFK, que había anticipado para proponerle, en un diálogo inédito, la creación de un Consejo Económico y Social y otras iniciativas, con acuerdo de su compañero de fórmula.
La emigración hacia Olivos para contribuir a la reconstrucción del PJ, sometió a Morales al proceso más urgente de reconstruir al radicalismo golpeado por la sorpresa, dejando sin valimiento su propósito y con grandes dificultades por lo signos de centrifugación provocados.
La centenaria disciplina radical le ha permitido a Morales encabezar una recuperación cuya suerte habrá que esperar. No así a Lavagna, que advierte algo tarde que Néstor Kirchner lo ha colocado en un freezer sin retorno y debe anticipar para “jubilarse” sin demasiado descrédito una retirada política honrosa. Inclusive explicando a sus votantes que no lo entendieron cuando expuso la fórmula de peronista al fin, pero centrista y democrático. “Si eso no es posible, no participaré”. El razonamiento demuestra que tampoco su mensaje desde las tribunas electorales fue claro, lo cual corrobora que es un economista sin nivel político suficiente. Hasta el punto de no comprender las movidas singulares de Kirchner, el árbitro del juego.