miércoles, 17 de septiembre de 2008

DELIRIO

EL DELIRIO DE LA FALSIFICACION NACIONAL
(Por el Lic Gustavo Adolfo Bunse) (16/9/2008)


Ella, con el barro hasta las orejas, ha perdido el rumbo.
Incluso, tal vez , también ignora el rumbo para huir.

Transita en zigzag, formando una enorme nube gris que la envuelve en el peor pábulo de sospechas conocidas en la historia de Balcarce 50.

Ha propiciado que se dinamite el sentido de las proporciones.
En materia de credibilidad … encalló la República.

En nueve meses de gobierno, no pudo detener en ningún momento su propio derrumbe estrepitoso. Más de veinte problemas graves fueron agregándose, uno por uno, al escenario desastroso que no quiso abordar en enero.
Y ese descarrilamiento interminable, ha venido a golpear ahora los bordes mismos de una cadena de constancias de corrupción que son abrumadoras.

Manotea, casi grotescamente, alguna solución de jardín de infantes.
Y trata de ensayar con la tenacidad de una mula, un histrionismo tan torpe, que es basculante entre la conmovedora adulación a los pobres y la paranoia de las conspiraciones de Washington.

Acusar al F.B.I. de armarle una “pizza” con el asunto del avión de las valijas, ya supera todas la teorías conspirativas. Y la deja a solas con Federico Fellini en “Amarcord”. Cuando la extravagancia hace carambola con el ridículo hay que hacer un esfuerzo para no sospechar que se trata de una burla.

Tomar por idiota a toda la ciudadanía es una práctica que ya no le alcanza a esta señora. Cruza alegremente la raya del delirio de la falsificación nacional.
Y a la hora de buscar excusas, sin sonrojarse, su gesto no supera al de un niño escapado de una calesita. Y así, cualquier colectivo, la deja bien .

Lo niega a Antonini Wilson como si no lo conociera, cuando en verdad, este sujeto salió de las entrañas mismas de un avión oficial despachado en la más recóndita intimidad suprema de un poder ejecutivo argentino, tan unipersonal como Calígula o Nerón.


Se puede mirar esto desde un absurdo total, como bien lo sugirió Lanata :
Irse, por ejemplo a Ezeiza o a Aeroparque y tratar de pedir que le den permiso para viajar “de ronga” en algún vuelo privado.

Pero no en cualquier vuelo : Tiene que ser uno especial, en el que viajen todos funcionarios de un país extranjero. Y así, en muy pocos minutos, puede llegar a verse como piden una ambulancia para que los internen a todos ellos con un ataque de risa.

Nos están mintiendo a la cara y ni siquiera se esfuerzan por ser creativos.
Que este matrimonio falsifique hasta el café que le sirve a las visitas, no es una actitud nueva, pero ya llegan a unos límites de tal delirio que, como dijo Mark Twain, nos hallamos hoy suplicándoles por favor que nos mientan con un poco más de seriedad.

Esta mujer ha hecho el pésimo cálculo que la lleva a suponer, tal como su esposo se lo susurra, que se puede insultar a Washington y conciliar luego con el gobierno que llegue en reemplazo.

Ignora que, tanto Obama como Mc Cain, no le van a perdonar jamás a ningún viandante de afuera, un insulto a Bush. Pero esa misma incultura política, verdaderamente inadmisible, la empuja también hoy a aplaudir las expulsiones de los embajadores norteamericanos desde Bolivia y desde Venezuela.

Y allí aparece, afiliándose a una comparsa de progresistas, para mezclar sus vicios particulares con el primer carnaval que le pase por la esquina.

Todo apesta en derredor de esta mujer.
Hay mucho más olor a corrupción en la Casa Rosada que en cualquier otro momento de la historia , en los últimos 50 años.
Sus fondos de la campaña han sido poco menos que un foco séptico.
La clásica mesa de la repartija de una gavilla.

Recordemos antes, que sus operadores de campaña fueron nada menos que su propio esposo, secundado en la tarea por Alberto Fernández, por Carlos Kúnkel y por Jorge Zannini.




Pero el cajero transactor y cuenta billetes, fue siempre, desde los principios del imperio santacruceño, el carterista que viajó a cargo del avión alquilado. Y que fue quien le pidió a Antonini Wilson que le llevara el portafolio.
Otra valija que no pasó por el scanner traía U$S 4.167.000. Una bicoca.

Los fondos de las droguerías y laboratorios, son una historia mucho más tenebrosa en la que ya se ha empezado a regar de cadáveres el escenario.
Y no existe otro nombre para referirse a este tipo de “canal monetario” :
Son todos, claramente, fondos provenientes del narcotráfico.

El gabinete nacional es una recua de encubridores de tramoyas.
Una cabal turbamulta de la apostasía

No son asesores, ni referentes de idoneidad alguna.
Actúan como cadetes de oficina cuya iniciativa, escayolada, se hipotecó en un juramento y allí quedó paralizada para siempre.

Cada mañana se reanuda la escena repetida una y mil veces en una especie de “casting de reptadores” que regresan al redil porque necesitan sentir una especie de nueva bendición de la luz presidencial para que convalide por otro día más, sus permanencias, como espíritus subalternos de la piara.

Es una ingenuidad de niños suponer que alguno de ellos tenga la osadía de actuar en forma autónoma y sin la expresa autorización de la corona.

Aníbal Fernández, por caso, procede a someter a la aprobación de la mandataria, cada una de las declaraciones que va a ofrecer.
Las frases se analizan en conjunto en modo textual y contextual. Y allí salen.

Varios empresarios son miembros conspicuos de ese vagón jaula.
Expertos todos ellos, en el arte del buen advenedizo para cumplir con la firme voluntad del matrimonio supremo.

Ellos, sumados a los funcionarios y a los operadores, forman una banda.





Parapetados en su moral hostil a los hombres libres, honrados y de buenas costumbres, confirman de un modo simple la primer teoría del filósofo romano Marco Terencio Varrón : “Nada hay peor que un obsecuente, investido en secreto de poderes coercitivos específicos”.

Representantes dilectos de la insensatez del Imperio Conyugal, saben trasladar linealmente su desprecio por los hombres probos e indomables.
Buena parte de su furia, es sólo envidia.

Han soñado vanamente con ocultar su enorme fracaso en la vida privada y no encuentran, entonces, otro camino que pisotear a alguien cada mañana, probando con su cerviz, hasta que punto pueden llegar a someterlo.
Y lo que ocurre allí, nos debe apenar a todos :

Suele encontrarse allí siempre más lacayos domesticados y envilecidos que hombres dignos, lo cual es acaso una cruda representación proporcional de nuestra trágica moral social de sumidero.

Todo va edificando una gran arquitectura de falsificaciones, desde el palio de mando - que debería ser el mayor ejemplo ciudadano - hasta el epicentro de la manufactura de los índices del país. La gente busca culpables en niveles inferiores porque se niega a suponer que los autores son nada menos que los propios monarcas.

La ignorancia colectiva, prefiere enfocar a algún capataz de los basurales y diluir, de ese modo, la cuota individual de felonía que le corresponde a estos césares de alcantarilla.

El delirio de las falsificaciones es aquella nube gris en espiral que todo lo confunde y todo lo mezcla. Es la huida hacia adelante de una mentira dicha sobre otra… para formar este enorme cuadro de salvajadas que ya han logrado mutilar la fe pública y que además, por la insuficiencia tan pueril de la tramoya, resultan un insulto muy grave a nuestra inteligencia.


Lic Gustavo Adolfo Bunse
gabunse@yahoo.com.ar

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