domingo, 24 de abril de 2011

NO SABEN....


NO SABEN LO QUE HACEN

Por Li. Claudio Valdez

“Perdónalos, porque no saben lo que hacen” pidió Jesucristo por sus verdugos desde la cruz. Siglos antes, el filósofo Sócrates enseñaba que “el hombre obra mal porque ignora” y en su empeño por la búsqueda de la verdad brindó a la humanidad un método: refutación para “dar a luz nuevas ideas”, nuevo saber, “verdades”. Su discípulo, Platón, prosiguió el esfuerzo y entre sus diálogos nos legó “República”, tratado sociocultural, político y educativo con similar finalidad: excelencia humana.

La Filosofía, devenida en ciencias, finalmente resultó falseada como “nueva religión del hombre contemporáneo”. Una exagerada fe en la ciencia reemplazó sus debilitados credos confesionales, sin lograr enmendar sus pervertidas interpretaciones de la realidad según viscerales conveniencias. Así como ancestrales perversos ignorantes se propusieron eliminar la superioridad intelectual y la búsqueda de perfección religiosa ensañándose con aquellos maestros, el propio Cristo y sus prosélitos, hoy en Latinoamérica asistimos a la imposición de un mayúsculo engaño político a poblaciones miserables, ingenuas y brutalmente oportunistas sin vocación de efectiva superación humana: resultan así esclavizadas moral y materialmente millones de personas mediante sometimiento de sus libres voluntades a cambio de dádivas que ellos creen lograr como “el mejor negocio”.

En La Argentina, la pérdida de la república sigue siendo cruel realidad. Sabemos por historia que para Roma esa pérdida no le impidió continuar imperando en aquel antiguo mundo, pero en nuestro caso la república casi nunca imperó siquiera en nuestros territorios: recordemos que república es libertad política sin exclusiones, efectiva división de poderes y equilibrio cierto de poderes, además de “cargos políticos no hereditarios”. Cualquier régimen político diferente, aunque aceptado demagógicamente, no responde al concepto de república y menos al de libre democracia, siendo siempre calificable como dictadura.

Sabemos que en nuestro país la forma de gobierno “representativa republicana federal” resultó, desde el Congreso General Constituyente de 1853, solución para superar las fraticidas oposiciones sufridas por nuestro pueblo. También sabemos que su incumplimiento, incluyendo su forzado quebrantamiento, siempre produjo violencia, pobreza e infelicidad a nuestra gente. A pesar de que los “políticos profesionales” que conforman la nueva oligarquía argentina se esfuercen por cambiar los principios que aquellos convencionales del magno acuerdo lograron, los reiterados fracasos gubernamentales debidos al abandono del espíritu de la “Ley Fundamental de la Nación” resultan aleccionadora experiencia.

Amplios sectores populares ignoran y muchos hasta reniegan de la ley, pero es patético que lo hagan los profesionales universitarios destacados en cargos políticos, tribunalicios y educativos porque su formación les hace imposible desconocer los fundamentos, fines e incluso las fuentes de la disciplina de conocimiento que los decanos juristas romanos denominaron Derecho. Alegando revolucionarias teorías políticas y doctrinas jurídicas ajenas al sentir del laborioso pueblo argentino, solo demuestran su vivencial ignorancia y distanciamiento de cualquier responsable ciudadano.

En circunstancias en que nuestro credo religioso tradicional conmemora Pascua (paso del pecado a la redención; paso del vicio a la virtud) no parece exagerado recordar a los irresponsables dirigentes que los pueblos nunca perdonan: lo que alaban en un tiempo, en otro lo condenan.

Como sus propios extraviados líderes: ¡ No saben lo que hacen!.

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