viernes, 22 de abril de 2011
TRAMPA
LA INSEGURIDAD: UNA NUEVA TRAMPA PARA LOS PORTEÑOS
Por la Dra. Nora Ginzburg
Quienes sabemos del accionar de la Dra. Garré a través del tiempo conocemos su volubilidad, pero vislumbrar que fue nombrada Ministra de Seguridad al sólo efecto de perjudicar al Jefe de gobierno porteño, sin importar que con ello se nos castiga a todos, supera cualquier cambio que se pudiera concebir en ella.
Hace pocos días leía en una nota que la ministra, cuando fue Diputada Nacional por esta Ciudad, apoyó expresamente una moción de traspaso de la Policía Federal a la órbita de la Ciudad. Ya antes, perdura en mi recuerdo, cuando las dos fuimos Convencionales Constituyentes por la Ciudad de Buenos Aires, ambas integrábamos el grupo que reclamaba fervorosamente que el Gobierno Nacional, el Presidente Menem en aquel entonces, llevara a cabo la transferencia de las competencias a la ciudad de Buenos Aires.
En efecto, el Art. l29 de la Constitución Nacional, modificada en 1994, establece: “La ciudad de Buenos Aires tendrá un régimen de gobierno autónomo, con facultades propias de legislación y jurisdicción, y su jefe de gobierno será elegido directamente por el pueblo de la ciudad. Una ley garantizará los intereses del Estado nacional mientras la ciudad de Buenos Aires sea capital de la Nación”. Y la ley que se dictó en consecuencia, la Nº 24.588 (llamada Ley Cafiero), reservó una cantidad de competencias para el Gobierno Nacional que nada tienen que ver con garantizarle sus intereses reales, sino simplemente por una cuestión de mero poder.
Debido a eso, muchos seguíamos afirmando que tenían que traspasarnos la Superintendencia de Investigaciones, es decir las 53 Comisarías locales, quedando el resto de organismos de la Policía Federal en manos del Gobierno Nacional, de la misma manera que ocurre en otras jurisdicciones, donde existe una policía provincial y otra federal. Y hasta el presente ello no se ha materializado.
Cuando se habla de “policía de aproximación” de esto se trata, es decir que tengamos una policía igual que la de Córdoba, Salta, Santa Cruz o cualquier otra provincia. Que tengamos una policía que enfrente todos los delitos ordinarios, dejando los federales a cargo de la Policía Federal.
No obstante, el Art. 7 de la citada ley dispone: “El Gobierno Nacional seguirá ejerciendo, en la ciudad de Buenos Aires, su competencia en materia de seguridad y protección de las personas y bienes. La Policía Federal Argentina continuará cumpliendo funciones de policía de seguridad y auxiliar de la justicia en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, dependiendo orgánica y funcionalmente del Poder Ejecutivo Nacional.”
Desde que se sancionara la Constitución de nuestra ciudad hubo varios Jefes de Gobierno. El primero, el Dr. Fernando de la Rúa, nada pudo hacer por cuanto el Presidente de la Nación era de signo contrario. El segundo, el Dr. Aníbal Ibarra, quien asumió con un presidente del mismo signo, el Dr. Fernando de la Rúa por la Alianza, inexplicablemente nada hizo al respecto. Cuando asumió la presidencia Eduardo Duhalde, muchos escuchamos decir a Ibarra que tenía mejor relación con éste que con su antecesor. Siguió el presidente, hoy fallecido, Dr. Néstor Kirchner. ¿Qué hizo el Dr. Ibarra en tantos años para obtener algún avance en el traspaso de la Policía a la órbita de nuestra ciudad?: nada. Luego prosiguió el Sr. Jorge Telerman, en muy buena sintonía con el Dr. Kirchner, con quien nos reuníamos los Diputados nacionales por la ciudad de Buenos Aires de todas las tendencias políticas para lograr esta transferencia. ¿Qué hizo el Sr. Telerman?: nada. Más grave aún. Hace dos días en un programa televisivo este señor dijo que los porteños teníamos que tener una policía que se ocupe de las faltas, de las contravenciones, de los delitos menores como, por ejemplo, las usurpaciones y otros de similar entidad, pero no una policía en serio como tienen todas las demás provincias de nuestro país. Ignoro qué bases jurídicas contemplan tal tesitura, porque no lo dijo. Ahora entiendo su atención tan amable, pero evasiva y simuladora, obviamente sin ningún objeto.
Según siempre escucho decir a los provincianos, Dios está en todas partes pero atiende en Buenos Aires, pero pareciera no ser tan así, ya que los porteños seguimos siendo ciudadanos de segunda que no tenemos derecho a tener nuestra propia policía, a diferencia de nuestros hermanos del resto del país.
Al asumir como Jefe de Gobierno el Ingeniero Mauricio Macri, se reúne con los funcionarios nacionales de más alto nivel y no consigue el traspaso de la Policía con la partida correspondiente. Y padecimos calamidades cuando un funcionario de la ciudad daba una orden y el Gobierno nacional una contraorden, y los auténticos damnificados éramos los vecinos de esta ciudad y no los funcionarios de aquí o de otro cualquier lugar. Así fue que no se quedó con el “nada”, sino que crea la Policía Metropolitana. Fue una novedad y empezó a dar resultados. Los habitantes de distintos barrios donde actuaba lo reconocieron, se sintieron más seguros, y muchos porteños nos sentimos orgullosos de tener por primera vez una policía propia, por ahora famélica o insuficiente como la calificaron, pero nuestra, que reafirma la autonomía de esta ciudad, tal como lo prescribe la Constitución Nacional.
Entonces llegaron los opositores de todos los costados. Quienes se justificaban diciendo “yo siempre estuve contra la Ley Cafiero, pero no se podía hacer una policía de esta forma”, “mejor la plata la hubieran utilizado” en no se qué, y otras consignas de este tipo. Señoras y señores ¿de qué forma? ¿cuándo?. Se ha criticado, pero nadie ha planteado otra solución viable.
En modo alguno hay que ser macrista para reconocerle este logro que sin duda quedará en el haber de su gestión. Pueden criticársele muchísimas cosas, pero no ésta. Cualquiera que lo hubiera hecho recibiría igual reconocimiento de mi parte. Si algo es bueno lo es con independencia de quien lo haga. Y también la mezquindad de los políticos, como en este caso, impide que la ciudad pueda avanzar.
Pero, obviamente, esta policía metropolitana es escasa, el gobierno nacional no sólo no tiene políticas de seguridad sino que hasta no hace mucho la negaba. Decía que se trataba simplemente de una sensación.
Y nos trajo la gran solución: la Dra. Garré, autora del desguace más increíble y pavoroso que hayan sufrido nuestras FFAA. ¿Y que nos dice? Que las muertes de Axel Blumberg, Diego Peralta, Capristo, Matías Berardi y tantísimos otros, no son nuestro problema principal. La Ministra “decreta” que la tasa de homicidios bajó y que nuestro problema más grave es la corrupción de la Policía Federal, no obstante que desde octubre de 2003 gobiernan los Kirchner. Si es así ¿no pudieron sanearla en todo este tiempo? Entonces, todo el gobierno nacional fue cómplice. Además, sostiene que no tiene pruebas y que lo dijo sólo por comentarios de vecinos. Y sólo por esos comentarios sin confirmar descabezó a la cúpula de la Federal. Algo tan grave demuestra que no sólo se trata de una persona versátil, sino también inefable, y que los porteños estamos ante un peligro de inseguridad mayor que antes de su nombramiento.
Siempre tuve en claro que la inseguridad no representaba un problema para el régimen kirchnerista, ya que indefectiblemente nunca la vio de un modo diferente, por que siempre fue insensible frente a toda la violencia de distinto orden desatada en el país durante su gestión.
Pero jamás pude suponer que, por una cuestión de exclusiva bajeza política, directamente y de modo voluntario, coloque a los vecinos de Buenos Aires, de repente, en un virtual estado de indefensión. Que haya venido avisándolo, según dice, desde hace dos meses no cambia la situación porque nadie es mago para solucionar un problema de semejante envergadura en tan breve lapso. Es una forma de intentar que el proyecto de la Policía Metropolitana fracase, porque imaginemos que Macri se hubiera quedado haciendo “nada”, como sus predecesores ¿cómo hubiera resuelto la Dra. Garré el problema que plantea? Es criminal lo que han hecho y viola el Art. 7 de la Ley 24.588. La Ministra ha incurrido en los delitos, al menos, de Incumplimiento de los Deberes de Funcionario Público y Abandono de Personas.
No otra cosa puede asegurarse frente a la decisión de esta funcionaria de retirar a la Policía Federal de la custodia de distintos inmuebles ubicados en la ciudad, siendo los más afectados escuelas y hospitales, con la excusa de que no corresponde por tratarse de adicionales y que, al tener la ciudad una policía propia (La Metropolitana), bien podía hacerse cargo de esa custodia.
Claro está que ese argumento no es más que la realidad de la excusa, pues la Federal cuenta en la ciudad con cerca de cuarenta mil efectivos, en tanto que la recientemente creada Policía Metropolitana no llega a los dos mil, es decir veinte veces menos.
Lo que en verdad sucede es que esos casi dos mil hombres le permiten a la Ciudad cooperar en materia de seguridad en cuatro comunas, y que su presencia en ellas cuenta con alto grado de aprobación por parte de la población.
Si se quitaran esos efectivos de su actual situación de patrullaje y prevención del delito para dedicarlos exclusivamente a la custodia de edificios, claro está que se acentuaría el estado de desamparo de los vecinos de esas comunas, y ése es el verdadero objetivo político de la ministra Garré, ya que lo único que en verdad interesa al gobierno nacional es perjudicar a Macri.
Pero la medida de Garré es tan evidentemente discriminatoria para con los vecinos de la Ciudad que, así como se quita el personal de custodia, por ejemplo, de las sucursales del Banco Ciudad de Buenos Aires, no hizo lo propio con las sucursales del Banco de la Provincia de Buenos Aires en esta misma Ciudad. Claro, parece que Scioli no es un posible competidor.
Hoy, esta señora se olvidó de la ciudad que la honrara con su representación, disfrazando su idea en aras de ningún beneficio para la seguridad de Buenos Aires. Nada de eso, todo lo contrario, lo hizo sólo para acompañar al Gobierno Nacional en su pelea contra el Jefe de la ciudad, sin importar si con su decisión nos sacrifica a todos los porteños.
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