jueves, 21 de abril de 2011

REVOLUCIÓN SOCIAL



Muchos dirán que la Argentina atravesó momentos más graves que el actual otros que la situación actual es el resultado de un cambio que nunca planteó ningún gobierno y que la Argentina se dirige hacia una gran revolución social, cultural, económico y legal.

Para quienes esto piensan sostengo que están en las antípodas de todo lo que significa una gran revolución social, cultural, económico y legal salvo que lo hagan refiriéndose a un cambio aún peor aún que todos los implementados hasta ahora.

Para el otro grupo creo que la Argentina jamás transcurrió por momentos tan aciagos como el actual, no viví la época del 45 al 55 que muchos sostienen fue dramática pero vivir en pleno siglo XXI como se vive en la Argentina es algo inimaginable que ningún relato ficcionario podría describir.

No hay división de poderes, no hay justicia, la gran mayoría viola las leyes y hace justicia por mano propia, la ley se aplica a quien ofende o puede poner en peligro el plan del gobierno, la corrupción es tan grande que pocos países nos superan, la educación ha sido tomada por unos pocos revoltosos que son apoyados para hacer estas revueltas sin que nadie haga nada, el Estado toma intervención en todo tipo de actividades onerosas con el argumento de defender a los pobres y la mesa de los argentinos, pobres que día a día aumentan y mesa que segundo a segundo está más vacía, mientras la capacidad de la alcancía de sus defensores ha sido desbordada por los fondos que son de todos los argentinos.

¿Hacia dónde se dirige una Nación donde sus gobiernos son acusados por hechos de corrupción y en lugar de disminuir con los subsiguientes gobiernos la misma se incrementa?

¿Hacia dónde se dirige un país donde la mayoría de sus habitantes acepta tácitamente estos hechos de corrupción alegando que mientras a ellos no los afecte gravemente observarán cómo millones de argentinos mueren de hambre, por desnutrición, por la inseguridad, por la droga, no tienen salud, educación mientras el gobierno se enorgullece por darles dádivas indignas que a ninguno de sus integrantes les alcanzaría para una comida en los lujosos restoranes que frecuentan?

¿Hasta cuándo nos seguirán recitando cifras, índices y anuncios tan falaces que hasta al nombrarlos en sus discursos se confunden de tan fantasiosos que resultan para la vista y el sentido común de hasta quienes los han creado?

La respuesta nadie la tiene, pero no es difícil augurar que de persistir en esta conducta la Argentina, no se convertirá en un caos, porque ya lo es, sino que finalmente se arribará a lo que muchos conocen como República Bananer (sin bananas)..

Alejandro Olmedo Zumarán
olmedozumaran@hotmail.com

Gentileza en exclusiva para NOTIAR

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