viernes, 11 de enero de 2008

AVIESO Y TRAVIESO

Es tanta la tirria que experimento por Felipe Pigna que Pacho O´Donnell me parece una persona digna de toda consideración y respeto. A pesar de que me había propuesto dejar pasar un tiempo razonable antes de ubicarlo nuevamente en la mira, son tantas las mentiras que dice y escribe, que me veo obligado a “batir el punto” una vez más.
Lamentablemente, este embaucador goza de los favores del grupo Clarín, que le brinda vientos de popa de envergadura, situación particularmente gratificante para Felipete, según mentan quienes conocen sus traviesas costumbres.
Así fue que en la edición del domingo 23 de diciembre me topé con una nota suya sobre las ideas del nacionalismo argentino, donde espeta dislate tras dislate, con la impunidad que brinda la gran prensa y el pensamiento único que ésta propaga.
El texto lucubrado por el mariposón dice macanazos de órdago sobre los dos autores extranjeros que -según Felipete- habrían influido decisivamente en el pensamiento de la primera generación de nacionalistas. Uno sería don Marcelino Menéndez y Pelayo y el otro, Charles Maurras.
Como ya sobrepasé los 67 añitos, he conocido a muchos nacionalistas que tuvieron destacada actuación en los momentos fundacionales: César Pico, Samuel W.Medrano, Roberto de Laferrère, Julio Irazusta, Ignacio B.Anzoátegui, Carlos y Federico Ibarguren, Juan Pablo Oliver, Marcelo Sánchez Sorondo, Mario Amadeo, Máximo Etchecopar, Santiago y José María de Estrada y los Padres Julio Meinvielle y Leonardo Castellani. Brevitatis causa, no alargo la lista, sino que me limito a mencionar a quienes traté. Algunos me distinguieron con su amistad, prodigándome, además, sus valiosas enseñanzas. Pues bien, ninguno de ellos me recomendó leer a Don Marcelino sino a Don Juan Donoso Cortés y a su Ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo. Temo que el sinuoso Felipete haya confundido al ilustre santanderino con el extremeño Marqués de Valdegamas. Señalo, para que luzca la ignorancia de Pigna, que el Padre Castellani en El Evangelio de Jesucristo deslizó más de una a crítica a Don Marcelino por su Historia de los heterodoxos españoles, obra que según el cagatintas, fue aceptada in totum por los nacionalistas.
En cuanto a Maurras -igualmente sucedió con la mayoría de la gente culta de la época- muchos nacionalistas lo leyeron y quizás haya sido Irazusta quien lo hizo a fondo, según el riguroso método que se imponía el maestro de Gualeguaychú, que pasaba horas y horas en la biblioteca de la estancia paterna “Las Casuarinas”. Pero no todos los nacionalistas fueron seguidores ni lectores del gran provenzal -“Hans”Oliver nunca abrió ninguna de sus obras- ni todos compartieron sus ideas o su visión de la política. Sánchez Sorondo prefería a Barrès y el Padre Meinvielle lo criticó en su Concepción católica de la política, aunque -en razón de la mal fundamentada condena de Pío XI- posteriormente lo reinvindicó en un artículo escrito en 1972*. Para mí que Felipete se apropió de las tonterías que dice otro gran macaneador: el ex procesista y ex embajador menemista Carlos Floria, para el cual todo el nacionalismo argentino es maurrasiano, dato que revela su ignorancia supina sobre el tema.
La verdad es que se extraña el suplemento Cultura y Nación que Clarín -en la etapa de sus grandes periodistas- publicaba los jueves, dirigido por Félix Luna, donde Felipete no hubiese publicado ni siquiera una reseña bibliográfica. Pero en fin, así estamos en materia cultural…
Nota catapúltica: El artículo La “física política” de Charles Maurras y la política cristiana” permaneció inédito hasta su aparición en la Biblioteca del Pensamiento Nacionalista Argentino. (Julio Meinvielle, Ediciones Dictio, Buenos Aires,1974,pp. 187-195). Su lectura es importante para entender la posición de San Pío X respecto a Maurras, a quien calificó de gran defensor de la fe.

Catapulta.com. ar
Artillero : Profesor Dr. Augusto Padilla
Centurión : Jorge Ortiz

No hay comentarios: