"Correo de Buenos Aires"
Casa Madero, Casa Rosada y otra gran borocoteada
La suerte de tener dos Presidentes sería que ninguno se entere de lo que hace el otro, total, al país le da el cuero para soportar cualquier cosa. Pero no, una pareja matrimonial suele contarse casi todo. Todo todo no, eso sería abuso. El primer Kirchner, un desocupado-ocupado de lujo inauguró oficinas nuevas en el exclusivo Puerto Madero. Desde el lugar manejará a control remoto a sus subordinados que son los mismos que tenía cuando era Presidente. ¿Era? ¿Es? Es. Así se manifiesta el poder bicéfalo. Dos cabezas suelen pensar más que una aunque nunca se sabe. Este país es tan difícil... ¿O acaso no se hicieron en más de 160 ciudades del planeta manifestaciones en contra de las FARC y aquí un grupito de familias enteras provenientes de villas miserias (piqueteros) se plegó a los guerrilleros gritando su apoyo en las puertas de la embajada de Colombia? ¿Quién los mandó? Los mismos que les pagan.
En el otro ángulo de la suite la otra Presidente se encarga del Protocolo. Visto de esta manera la idea no es tan mala. Uno hace una cosa y otra, otra. Fiti fiti, el trabajo rinde más. ¿El trabajo? Mientras, la población espera que se haga realidad el arribo de millones y millones de lamparitas milagrosas que la salvarán de la angustia que provocan los cortes de energía, y el sindicato de los encargados de edificios de propiedad horizontal aún no ha retirado las planillas que entregó a sus afiliados en donde éstos debían anotar la cantidad de aparatos de aire acondicionado que existe en cada departamento.
El ahora famoso Gaby Álvarez está preso en Uruguay y va quedando lentamente en el olvido mientras que un sesentón, al que le han asesinado la mujer, no se cansa de mostrar con orgullo las astas que calza en su frente. Por momentos, los lectores de CORREO DE BUENOS AIRES nos atosigan y acercan cierto desconcierto. Marta Rodríguez de la asociación Vecinos en Alerta de Lomas del Mirador (VALOMI) no se cansa de reclamar seguridad. ¡Señora, somos grandes! No pida lo imposible. Una muerte más, una violación menos, un robo, un exceso de velocidad que siempre termina en homicidio culposo y con la pronta liberación del conductor, un perro maltratado, ¿a quién puede interesarle? Desde San Luis, Jorge Solari, se refiere al matrimonio presidencial y al famoso cambio de lamparitas cuando nos dice: "En la mayoría de los matrimonios hay dos tareas que son exclusivas de cada uno de los componentes. Pero yo conozco uno que parece ser la excepción: Néstor barrió muchas cosas debajo de la alfombra y luego mandó a Cristina a cambiar las lamparitas."
Por su parte, Ricardo Santos, en una extensa y medular comunicación se refiere a los ferrocarriles y explica. "Pero ahora queremos ser como Europa, y la primera excusa política para justificar la idea es que allá también dan pérdidas. Puede ser que sea así pero el servicio que prestan sigue siendo excelente y con mejoras paulatinas de algo que siempre estuvo vivo". Y Ariel Corbat, titular de www.plumaderecha.blogspot.com, nos envía algunas poéticas consideraciones respecto al premio Cervantes adjudicado a nuestro conocido y ex joven idealista, Juan Gelman:
ESE "POETA"
Ah. El poeta...
Del rostro compungido
y mustios bigotones.
Sí, el poeta.
Con todos sus galardones,
el dolor de la derrota
y el pasado de traiciones.
Al muro de sus lamentos
le faltan las verdades
y le sobran los ladrillos.
Ah. El poeta...
Sí, el poeta.
Que lo aplaudan...
Que lo premien...
Que son las sogas
que venden los burgueses.
¿Y qué verso valió la pena
del drama que escenifica?
Si no son más que palabras,
mamarrachos en tinta
sobre baldosas de sangre
que a cada paso salpican.
Ah. El poeta...
Sí, el poeta.
Sembrador de odios
disparando letras
en la noche eterna
donde van las sombras
de las guerrillas muertas.
Ah. El poeta...
Sí, el poeta.
Así están las cosas por aquí, menos en Casa Madero donde en un arranque de la alta política que reina en Argentina, Néstor Kirchner captó, copó, atrajo, sedujo, absorbió, encantó, encandilo, embobó, distrajo, secuestró, obligó, dispuso de o vaya a saberse qué cosa hizo con Roberto Lavagna, el ex ministro de Economía, ex candidato presidencial y desde ahora, con seguridad, ex referente de muchos argentinos que vieron con espanto la nueva borocoteada de un político al que habían otorgado su voto. Llama la atención que el ex, que no cuanta con partido propio y ni un solo legislador nacional o comunal, haya expresado que se debía a los tres millones de personas que lo habían votado. Si debe, mejor que pague. No vaya a pasar que algún elector le quiera cobrar.
Salinas Bohil.
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