Los DDHH en la Argentina..., eternas contradicciones, verdades a medias son dobles mentiras
Un poco de historia, para que los jóvenes lo sepan y los adultos recuerden...
El carácter universal e indivisible de los derechos humanos implica que significan lo mismo para todos; no hay, para los enemigos, un derecho a la vida a medias.
Por Arturo Larrabure
Los DDHH en la Argentina..., eternas contradicciones, verdades a medias son dobles mentiras.
Libramos una ardua lucha para que el asesinato de mi padre, el Cnl Larrabure, sea considerado crimen de lesa humanidad, la cual se desarrolla en dos planos: el de la difusión pública y el judicial. Generamos el debate público mediante dos libros: Un Canto a la Patria, de mi autoría, publicado en el año 2005, que narra su calvario y el heroísmo con que enfrentó 372 días de inhumano cautiverio; Ataque a la República, novela escrita por mi abogado, el Dr. Vigo Leguizamón, que plantea el interrogante de cuál es realmente el país que pretenden construir los antiguos terroristas, hoy en el poder.
¿Es la democracia una opción real para ellos, o sólo un atajo para llevar adelante una estrategia gramsciana que culmine en un régimen autoritario?
Un sofisma ha sido severamente cuestionado: aquel que sostiene que crímenes de lesa humanidad son sólo los cometidos por agentes estatales. La falsedad de la premisa que coloca al componente estatal por encima del sagrado valor de la vida ha quedado al desnudo. Hemos probado que la más moderna doctrina y jurisprudencia internacional no duda respecto a que un crimen de ese tipo puede también ser cometido por una organización terrorista. La humanidad es la víctima, sin importar quien aprieta el gatillo.
El carácter universal e indivisible de los derechos humanos implica que significan lo mismo para todos; no hay, para los enemigos, un derecho a la vida a medias. ¿Qué necesitamos los argentinos para que exista verdaderamente un " Nunca Más "? ¿Memoria o historia?, es la pregunta a debatir. La memoria, susceptible a toda clase de manipulaciones en pos de crear un pasado imaginario, oculta el crimen del Cnel Argentino del Valle Larrabure. Le resulta difícil explicar por qué "jóvenes idealistas empeñados tan sólo en crear un mundo mejor", lo secuestraron, torturaron y terminaron ahorcándolo luego de 372 días de infrahumano cautiverio, cuando no cedió a su extorsión de que les fabricara explosivos.
La historia nos invita a detenernos en el cadáver de este hombre flagelado, con 47 kilos menos, preguntándonos qué hubiéramos pensado si se tratara de nuestro propio padre. La memoria afirma que no hay ninguna posibilidad de que se declare crimen de lesa humanidad los hechos cometidos por la guerrilla, sencillamente porque no fueron cometidos desde el Estado, ni medió de parte de los Poderes del Estado instigación, o consentimiento a sus sangrientas prácticas.
La historia los desmiente, exhumando voces oídas en el debate de la ley de amnistía de l973 que demuestran que desde el Poder Legislativo – e igualmente desde el Poder Ejecutivo - medió incitación y consentimiento a las prácticas violentas. La memoria oculta la responsabilidad del estado cubano incentivando la propagación de focos revolucionarios en América Latina.
La historia convoca a analizar el Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental, que despoja a Ernesto Guevara de su máscara romántica, revelando el rostro de un hombre que inculcó en los jóvenes argentinos "el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar. "
La memoria alega que combatían contra las dictaduras militares. La historia los rebate preguntándoles por qué durante un gobierno constitucional que lograra el 62 % de los votos, asesinaron al lider sindical José Ignacio Rucci; (11.8.73), a Mor Roig (15.7.74), al Capitán Viola y su hijita de tan sólo tres años (1.12.74), a mi padre (23.8.75) , y a tantos otros; llegando a la suma de 21655 atentados, asaltaron cuarteles y generaron un marco tal de terror que el propio Congreso se vio obligado a reimplantar la legislación derogada. La memoria argumenta que no hubo un ataque sistemático a la población civil. La historia muestra una realidad absolutamente diferente regada por la sangre de 1501 víctimas asesinadas por la guerrilla, de las cuales 321 fueron civiles.
La memoria niega la existencia de una guerra. La historia lee la sentencia de la Cámara Federal en el juicio a los comandantes, donde se reconociera que el país vivió una guerra revolucionaria. La memoria sostiene que la causa Larrabure ha prescripto por tratarse de un delito común; la historia, con las Convenciones Internacionales en la mano, corrobora que la acción no ha prescripto, por cuanto los miembros de las fuerzas armadas que hayan sido secuestrados o detenidos merecen el mismo trato humanitario que la población civil. Luego el asesinato de Larrabure es imprescriptible, como crimen de lesa humanidad o como crimen de guerra. La memoria propaga el odio y la venganza; la historia, rescatando el sagrado valor de la vida, convoca a la unión nacional.
En síntesis: la memoria exige a jueces y fiscales ignorar las lecciones del pasado, juzgando tan solo a algunos; la historia les reclama asumirlas con coraje, juzgando a todos. Ellos, asumiendo la responsabilidad institucional que la República ha colocado sobre sus espaldas, deben optar entre el coraje y la cobardía; la conveniencia o los valores; la justicia o la política; el odio o la paz. Recientemente obtuvimos un éxito judicial trascendente, cuando logramos que el Fiscal General de la Cámara Federal de Rosario, Dr Claudio Palacín, considerara, con encomiable coraje, crimen de lesa humanidad el asesinato del Cnel Larrabure, ordenando una investigación amplia y profunda.
Con el fin de impedirlo, viene desarrollándose una incesante estrategia destinada a anular el dictamen fiscal, que es comandada por el Procurador General de la Nación, Dr. Esteban Righi, Resolución 158/07 PGN. Pudiendo, eventualmente, ser investigado por la conducta que le cupo como Ministro del Interior del Pte Cámpora en la liberación de los guerrilleros detenidos – entre los que se encontraban los que luego secuestrarían a su padre- interviene en la causa y dicta una instrucción general ordenado a los fiscales excluir de la categoría de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, a los asesinatos, secuestros y torturas realizados por la guerrilla. Y ha ido más allá: con el fin de sustentar la tesis de que, para que una organización guerrillera cometa crímenes de lesa humanidad, es imprescindible que tenga control sobre un territorio o pueda moverse libremente en él, ha citado erróneamente la jurisprudencia del Tribunal Internacional para la Ex Yugoeslavia, en la causa "Tadic".
Desmintiéndolo, el Tribunal Internacional asignó al tipo penal un alcance mucho más amplio, incluyendo no sólo los actos cometidos por entidades que ejercen el control de facto sobre un territorio particular, sino también los cometidos "por un grupo terrorista o una organización."
Ello ha hecho que el sistema judicial argentino entre en crisis, pues se halla severamente comprometida la garantía de ser juzgado por un juez imparcial que reconoce el artículo 8, inciso 1, de la Convención Americana de Derechos Humanos.
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