lunes, 4 de febrero de 2008

EL FIN DE LA IDEOLOGIA

Autor: Patxi Andión

La sociedad civil se pregunta cada vez que huele que se acerca el día propio, aquel en que la convocan a elegir entre sus mejores. La sociedad civil se pregunta por ello, cada vez más pronto, y algunas, fuera de las fronteras estatales, muy a menudo. Aunque aquí, desde el 78, la convocatoria suele pautarse simétricamente cada cuatro años más o menos. Y no porque lo diga así la Constitución, sino porque la democracia española se ha instalado de tal manera en el diván que pocas cosas consiguen que se levante y vaya a la cocina a por un vaso de agua. Los tiempos en que se convocan elecciones se respetan con bastante ecuanimidad por los dos partidos supervivientes de la Transición, que hasta hoy han llevado a sus candidatos a formar Gobierno, aunque, eso si, antes que se cumpla el plazo comienzan a marear la perdiz informativa, con cameos cada vez más frecuentes y numerosos en el sainete electoral, de forma que casi todos los días, desde unos meses antes, el ciudadano puede encontrar sin tener que esforzarse mucho en buscar, a poco que lea algo, referencias a la futura cita electoral.



Los partidos políticos supervivientes que mantienen opciones mayoritarias en España representan opciones ideológicas también supervivientes del debate ilustrado, y así, se debate entre derechas e izquierdas. Ideologías tradicionales definidas desde los postulados del materialismo dialéctico, pues antes de él, sólo se hablaba de conservadores y liberales. Buena paradoja, por tanto, encontrarnos con los flecos de una interpretación interesada de la historia hecha carne entre Génova y Ferraz.



En los debates que se empiezan a plantear se proponen disputas programáticas ideológicas, es decir, conforme a los valores de las ideologías de derechas o izquierdas, aunque para descubrir algún matiz de esas ideologías en los discursos de ambos líderes debamos hacer volar la imaginación e interpretar desde las hojas y no desde el rábano, las palabras pronunciadas. La cuestión se plantea: ¿El debate, aún sigue ahí?



El anuncio del final de las ideologías hace mucho que se planteó y bastante que se durmió, pero el asunto que suscitamos aquí no es si aún marcamos el paso en un tiempo que verá la extinción ideológica, sino más bien, y humildemente, una pequeña consideración sobre cuál es el fin de las ideologías, es decir, cuál debe ser el objetivo, que puede que llegue a coincidir con el final como extinción, pero que mientras trasiegan los meses se enmarañan en la dinámica electoralista y tras las siglas, los objetivos y fines de la derecha y la izquierda.



El debate hoy, en esta sociedad occidental, opulenta, desprejuiciada y ensimismada, no parece tener lugar alrededor de la dialéctica entre propiedad y fuerza del trabajo. La sociedad Civil de hoy, de economía social del bienestar, no está en eso. El capitalismo anunciado en el 18 Brumario se ha convertido de fiera a felino faldero y los sueños de una revolución proletaria se barrieron y fregaron hace años de las aceras civiles. No. El debate hoy no es izquierda o derecha, monarquía o república. El debate está en que las ideologías den en su fin último, que no es otro que propiciar la sociedad anunciada. Y ésta, en sus mayores renglones, está escrita hoy en ambos programas. Común a hombres de izquierdas y derechas, hombres que desean seguir viendo el avance de las libertades, los derechos civiles y los logros económicos que proporcionan mayor bienestar social a cada vez mayor parte de la población. El debate entre propiedad y fuerza del trabajo sigue siendo un caleidoscopio útil, pero el combate está ganado. Las ideologías han alumbrado su fin. Eso si. Sólo aquí. Y no estamos solos.



Tintinea la luz en las ramas desnudas de los árboles soñando en verde. Enero

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