El amor y los negocios de nuestra madre Hebe
Qué problema tienen los argentinos con eso de sentirse diferentes de todos sus hermanos americanos por eso a veces surgen problemas y sobreviene la esquizofrenia: no saben si son blancos, indígenas, mestizos, americanos o europeos; o si comen trigo o maíz, proteínas o porotos. Y aunque “madre hay una sola”, la lista es cruel y mucha. También se suman al acopio de progenitoras la madre Virgen María, la madre Patria y la madre de cada uno. Y eso que no sería posible agregar aquí a la madre María y a doña Tota Maradona que bien ganados tendrían sus pedestales en ese largo elenco. Con tantas madres debe resultar fácil confundirse y difícil -parece- tomar partido por una de ellas. Hoy en día, gracias al matrimonio presidencial, los argentinos tienen una nueva madre. En efecto, hablando en las Naciones Unidas, el Kirchner Uno decretó hace poco que los argentinos eran todos hijos de las Madres de Plaza Mayo. De ahí a suponer que la madre mayor de todas las Madres es en realidad, la más grande madre de todos los argentinos, hay un solo paso. Y las otras... al olvido.
Quizás por eso, la progenitora se esmera en educar a las jóvenes generaciones con una facilidad que asombra y espanta en sus jardines maternales y en la universidad de la que es rectora. Hay que reconocer que a los 80 años que cumplirá en diciembre próximo posee una vitalidad asombrosa que la lleva a manifestarse revolucionariamente una y otra vez en aras de conseguir sus objetivos que muchos creen ideológicos. Gozando de una impunidad para sus desvaríos que no cuenta ninguno de sus compatriotas, la Madre mayor de los argentinos se ha instalado cuatro veces en la Catedral de Buenos Aires. Justamente ella, trotskista como sus hijos a los que recordó en el acto realizado en el estadio de Ferro para, por y pagado por su socio Hugo Chávez -que a su vez es socio de los Kirchner- cuando bramó: “Esto es para nuestros hijos guerrilleros que tanto lucharon”. A confesión de partes, relevo de pruebas. Así educaron a sus hijos. Tanto hicieron, tanto tienen. Y hoy tienen mucho.
A la octogenaria no le faltan fuerzas ni iniciativas porque durante distintos gobiernos ha tomado cuatro veces la catedral Metropolitana. La última fue esta semana en donde acompañada de seis de sus hermanas llegó a instalar un baño detrás del altar mayor debido a que los responsables del lugar creyeron conveniente clausurar los destinados al uso del público. Atea por ideología como sus socios de la Casa Rosada y demás poderes del Estado, la instalación del sanitario es un insulto más al catolicismo que se ufana de humillar libre de culpa y cargo.
Que el gobierno nacional permita estas acciones no debería llamar la atención porque calza las misma actitudes que ella, pero es extraña la periódica reiteración de los hechos y cierta ociosidad de los custodios del lugar como también la de supuestos grupos religiosos que en teoría deberían haber concurrido al lugar para desalojar a la gorda Hebe y sus acólitos. Pero no hace daño quien quiere sino quien puede. Si la señora asentó sus anchas caderas en los bancos de la Catedral de Buenos Aires es porque sabía que podía hacerlo sin temor a ninguna represalia. Semejante acción nunca podría haberla perpetrado en la sinagoga de la calle Libertad o en la mezquita de la avenida Bullrich. No son necesarias demasiadas explicaciones del porqué. En verdad, en Argentina, el catolicismo es el verdadero credo perseguido y discriminado, y muchos de sus fieles -pastores incluidos- deberían blanquear su religiosidad aparente retirando los crucifijos de las paredes de sus cuartos y despachos, a la par que sería conveniente que muchos se abstuviesen de ahora en más de jurar en la asunción de sus cargos por los Santos Evangelios. Ser o no ser sigue siendo la vieja cuestión.
Pero la última ocupación catedrática de doña Hebe por unas pocas horas, en la que fue acompañada por media docena de sus iguales, podría haberse dado por la necesidad constante y sonante de hacerse de unos buenos millones de pesos que les eran retenidos por el gobierno de la Ciudad para pagar los sueldos de la gran PyMe constructora que montó en numerosas villas. El dinero, a su vez, es remitido por el gobierno nacional en base a un acuerdo-pasamanos efectuado en la época que terminaba de fundir a la Ciudad de Buenos el último jefe “progresista” de la camada de los ex PC, Jorge Telerman. El caso es que la nueva administración Macri intenta que todos aquellos que hacen negocios con el estado municipal estén registrados como Dios manda y por ahí llegó el problema. O quizás por otros lados pero las hipótesis no alcanzan a sumar más de dos. El encargado de las negociaciones con el municipio por parte de Hebe fue el parricida Sergio Schocklender que conlleva el cargo de apoderado de la organización mientras que la responsable de poner los números donde corresponde (o no) es la ex ministro de Economía Felisa Miceli, otra joven idealista de los 70 y que renunció a su cargo por la aparición en el baño privado de su despacho de una misteriosa bolsa con dinero por el cual será llevada a juicio oral y público y del que, con seguridad, será absuelta.
Es extraño que la millonaria Madre de Plaza de Mayo no tenga dinero para afrontar los sueldos de 1.300 obreros que contrató. Se dice que sus finanzas hace tiempo se encuentran boqueando a pesar de las numerosas donaciones que recibe de todo el mundo para continuar con su lucha revolucionaria a escala planetaria. Si fuese verdad que todos los planteles de las empresas constructoras de obras públicas son impuestos por el sindicato de la construcción -gremio cuyo titular se encuentra muy próxino a la Casa Rosada- la ocupación de la Catedral habría sido una sugerencia de los sindicalistas para forzar la liberación de las partidas. Es sabido que se encuentran impedidos de manifestar desde diciembre pasado después que realizaron 39 cortes simultáneos de calles y por los cuales recibieron las primeras penas de trabajo comunitario.
Es posible también que la medida haya intentado hacer entrar en ebullición al espectro izquierdista días antes de la entrega a Hebe de la ex Escuela de Mecánica de la Armada, y en momentos que se encuentra aletargada en el Vaticano la aceptación de las cartas credenciales del nuevo embajador argentino. El Gobierno dejó trascender que la medida se debería a la condición de divorciado del nuevo embajador; que en el país hay más de cinco millones de personas en esa situación y que, mientras tanto, la vacante sería cubierta por el encargado de negocios de Argentina. Aunque se desconocen los números del intercambio comercial con la Santa Sede y suponiendo que la condición de divorciado sea la única causal de la negativa, y si bien en principio no existiría otra causa mucho más importante para que la Iglesia retarde el acuerdo, que haya cinco millones de divorciados no habilita a enviar a un pecador a donde no lo quieren. Es como si CORREO DE BUENOS AIRES fuese libro de texto obligatorio en las escuelas primarias de Cuba y Venezuela.
La nueva usurpación de la Catedral no deberìa ser vista únicamente en la posible sequía monetaria que sufre Hebe. En la semana la nueva madre fue recibida en la Casa Rosada por la encargada de las Relaciones Exteriores y se hizo cargo del regalo presidencial de las 18 hectáreas que pertenecieron a la ESMA. El pasado sábado, horas antes de la nueva ocupación catedralicia desde el programa que conduce y es emitido por el canal oficial, dijo para todos sus nuevos hijos: “Guerrilla y liberación son palabras llenas de amor”. Era cierto, Madre hay una sola.
CORREO DE BUENOS AIRES
SALINAS BOHIL
lunes, 4 de febrero de 2008
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