lunes, 12 de abril de 2010

LA PREVENCIÓN


KIRCHNER 2011 O LA PREVENCIÓN

Por Agustín Rodolfo De La Precilla (*)

Hacer prevención en política, puede tal vez ahorrar no sólo vidas, sino librar a la sociedad de una enorme frustración.

Durante la etapa de vida en democracia restablecida en 1983, la institucionalidad política se debate en un círculo trágico que hasta ahora, entre otros logros, ha producido miseria, suicidios colectivos en accidentes de transito, aumento en la deserción escolar, fuga de capitales, enriquecimiento ilícito de principales personajes de la política en ejercicio del poder público, asesinatos de servidores públicos verdaderos, como son los policías, desinversión en material y capacitación para las fuerzas armadas, conflictos docentes, aumento en el poder sindical, más pobreza, más desocupados, más asistencialismo, más prepotencia, más droga libre, más fronteras ABIERTAS PARA EL NARCOTRAFICO, menos control aéreo, más campañas sospechadas de apoyo de cárteles de droga, manotazos a las cajas de jubilaciones, condenas y repudios internacionales por nuestro comportamiento económico, etc, etc, etc. Ah, no olvidemos que los mismos personajes políticos saltaban con Rodríguez Saa, en el Congreso y se declaraba: NO A LA DEUDA EXTERNA!!! Y los que depositaron dólares, recibirán dólares!!! Se acuerda?

Tal vez millones de ciudadanos argentinos, pecan por omisión. Sostengo esta aseveración cuando compruebo que en forma generalizada se dice ya en forma permanente y pública: ….”yo no los voté”. Ese desencanto que producen los sistemas presidencialistas, genera, justamente esa expresión terminal cuando perciben o tienen la “sensación” que quien gobierna, ha perdido el sentido común. Vamos a todo o nada. Se percibe que algo anda mal. Diría, TODO ANDA MAL. Y anda mal por culpa de todos. Entonces el “yo no los voté”, no alcanza a eximir de culpas a los ciudadanos que en agradecimiento por las jubilaciones sin aportes y otros curros como el que ahora se orquestó con las asignaciones familiares de $380 destinados a millones de personas, tuvieron y tienen un fin: asegurar el “piso” en las elecciones generales, en lo posible sin internas. Justamente, al no realizarse elecciones internas, nadie queda eliminado y el mecanismo de selección de candidatos brilla por su ausencia, perdiendo así la calidad institucional, en forma constante. Todos los candidatos (miles) participan en el juego por la “piñata del Estado”. Y todos los que aportamos cargas fiscales, cada vez somos menos, claro, a quien le conviene, ser “patrón” hoy en día? Quien invierte? Quien arriesga capital en un país imprevisible? Los negocios más redituables, parecen originarse desde y con el Estado. Es decir a costa de otros que trabajan, estudian, se esfuerzan por mantener una empresa, se esfuerzan por ser ejemplo para su familia, por ser un referente para su entorno y cumplir con la ley.

El extinto presidente Alfonsín, junto a la UCR y aliados, pudo ganar las elecciones de 1983 que marcaron el retorno a la vida democrática en Argentina. Si bien no fue suficiente ni prolijo, o de aporte institucional trascendente, no se puede negar de genuino y mucho menos de carecer de buenas intenciones. Pero ahí estuvo el “peronismo” para contribuir a otra frustración que nos hundió en la lucha maquillada como “bipartidista” pero que en realidad fue un “tómala vos, pásamela a mi”. Al respecto, hay pruebas contundentes: Alianza con De La Rua de Radicales y Peronistas (Chacho A), luego con Lavagna encabezando a la UCR, son muestras de alquimia política donde la institucionalidad, quedó absolutamente de lado, como lo indica el “Pacto de Olivos”, cuyas consecuencias, hasta hoy soportamos.

Ya es hora de marcar un límite en la tolerancia política y social. Este modo de comportamiento por quienes ocupan las instituciones de la República, se ganan cada día, el repudio generalizado, por la violación permanente a nuestra carta magna, la Constitución Nacional.

Estoy persuadido que la forma inicial de procurar afianzar la recuperación política, es a través del diálogo político. Herramienta fundamental de los partidos para construir la estructura en una organización partidaria necesaria para cumplir con los requisitos de la ley y participar en las elecciones.

Los últimos acontecimientos en el Congreso Nacional, me eximen de mayores comentarios. Permítaseme, al menos, reconocer la “habilidad” en el manejo que disponen los legisladores kirchneristas para entorpecer la labor parlamentaria de los legisladores o representantes del pueblo, elegidos para controlar al Poder Ejecutivo y consensuar las leyes que finalmente modificarán el desarrollo de la vida diaria a cada habitante del suelo argentino. En caso de persistir esa anómala situación parlamentaria, el Poder Ejecutivo se “verá” en la obligación de gobernar por decretos de necesidad y urgencia (DNU). Es decir sin el control parlamentario, sin el control de quienes fueron elegidos para esa función por el Pueblo y que otorga legalidad a los actos de gobierno. Esta forma de gobernar, sin duda, es una forma que los argentinos rechazamos con todas nuestras fuerzas.

La amenaza para 2011, está latente. El matrimonio quiere mantener el poder absoluto, con esta forma de gobierno y a cualquier costo para los habitantes. Entiendo, que ya nadie duda de eso.

La respuesta para evitar semejante tortura, debe encontrarse en el arco opositor. A pesar de los matices ideológicos existentes y muestras de “disfraces o tras vestidos políticos”.

Desarrollar inicialmente el camino del diálogo político que permita encontrar coincidencias básicas de respeto a las instituciones de la república, teniendo presente ”…que seis años bastaron, en el siglo XIX, para que nuestros antepasados construyeran -de la nada- una nación.” “Basta de degollarnos”, fue una frase para detener la matanza en aquellos tiempos. Hoy mueren, todos los días, cada vez más personas en esta Argentina crispada y dividida.

Los dirigentes, especialmente los de la UCR, por ser de un partido con ideario de libertad, más otros que siendo radicales de origen disponen de gran prestigio personal y profesional, tienen la obligación moral de dialogar para empezar de una buena vez a resolver el futuro de esta Patria que no sabe a dónde va ni por qué. Sin proyectos, sin rumbo y lo que es peor, sin previsibilidad para las nueva generaciones.

Imaginemos a nuestros héroes más distinguidos como el General San Martín, el General Belgrano, Sarmiento, Alberdi y otros; cómo actuarían en este momento tan crítico donde la esperanza parece ser una utopía y donde la LIBERTAD INDIVIDUAL está en un permanente riesgo.

Este artículo, lo escribo con la esperanza y desde lo más profundo de mi corazón compungido para que sea leído por los dirigentes que posean la capacidad de hacer un llamamiento a la sociedad para INVERTIR en política. Política de ideas, planes, investigación, educación, salud, prevención, orden, convivencia y prestigio donde cada participante sienta orgullo y respeto por sus gobernantes, en un país donde nadie quiera “irse”.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo por gentileza de su autor Agustin Rodolfo De La Precilla - Educador y analista en seguridad vial - Presidente de Convergencia Federal (CF) Distrito San Fernando PBA.

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