jueves, 22 de abril de 2010

NOS UNE EL ESPANTO


Castellanos - 22-Abr-10 - Opinión

EDITORIAL
Los fondos de un país desfondado

No es fácil vivir en la Argentina. El país semeja una pieza de porcelana china, no de las coloridas que oscilan entre lo figurativo y lo naif, sino esas ocre-cenicientas logradas con la técnica del craquelé. Un espacio fragmentado al extremo en el que nadie sabe cómo ni por qué las piezas aún se mantienen unidas con tan nítidas divisiones.

La lucha de las ideas siempre fue una sopa que se mantenía caliente por los choques moleculares de quienes la componían. Como si las mismas conviviesen en un horno de micro ondas descomunal y con el timer descompuesto. A veces las discusiones se hacían sobre la base de la lógica y el respeto y se lograba, sino el convencimiento, al menos el consenso para concretar ciertos objetivos.

Actualmente la lucha se ha ampliado, no sólo se da en el campo de las ideas sino también en el de los números. Pero no es que estemos discutiendo los problemas insolubles de las Matemáticas, sino la simple aritmética del "me llevo" de la corrupción. No nos mueve el fondo de la cuestión sino los fondos que puedan alimentar la caja.

Desde mayo de 2003 se nos viene tirando a la cara, porcentuales de crecimiento, cifras de reservas, índices de desarrollo. Pero desde entonces no hemos escuchado la existencia de un plan de gobierno que vaya más allá del fin de mes. No hay proyectos nacionales, ni provinciales. Todo está acotado por el corto plazo y el 45% de retorno.

A la fecha el país se debate entre el clientelismo, la supervivencia y los sectores "amigos del poder". Las discusiones siempre tienen el condimento de millones de dólares pero la realidad es mucho más sombría de lo que se pudiera esperar. Además de eso, cada fin de mes, nos enfrentamos a las ficciones del INDEC que nos quiere presentar una realidad que no existe. El número verdadero y pavoroso que tendría que movilizar a todos, entre otros, es el de los neonatos que mueren diariamente entre 0 y 2 años por la sencilla razón de no haber sido suficientemente alimentados.

Dos años atrás la Presidente descubrió que había pobres en Tartagal. Hoy esa realidad no ha cambiado. Tampoco la del Chaco ni la de muchísimos lugares del país que purgan el pecado de no poder hacerse ver. Porque en la Argentina del bicentenario quien no tiene "cámara" nada puede conseguir, ni siquiera la limosna oficial.

La cercanía del mundial de fútbol moviliza no sólo trabajo sino también fondos del Estado. Los "barras bravas" de los principales equipos de fútbol, que no son sino organizaciones delictivas, recibirán mucho más que los ciudadanos pauperizados del interior profundo. Llevar al Mundial esas asociaciones ilícitas se calcula en diez mil dólares por cabeza en concepto de aéreos, hoteles y viáticos. Es decir que uno sólo de ellos supera con creces el presupuesto de comedores escolares, comunidades sin fuentes de trabajo, y mil entes que viven la necesidad como una realidad diaria.

La puja por el pago de la deuda externa con reservas sería irrelevante si esta deuda interna no existiera. Si fuese reconocida y paliada con un plan de gobierno que buscara el desarrollo del interior, aún de lugares tan pequeños y lejanos que no pudiesen sacarse una foto con la Presidente, pero sí con el personal de atención primaria de la salud; con el maestro de la escuela y con quienes los capacitasen para nuevas opciones laborales.

No sólo nos divide el pensamiento, ahora lo hace hasta la abstracción numérica y de seguir así lo hará la química o el folklore. Todo es posible en un país que pretende festejar doscientos años de no sabe qué, porque perdió su rumbo y su destino.

Mientras tanto seguimos como la porcelana craquelé de los chinos, sin saber cómo ni por qué las piezas aún se mantienen unidas con tan nítidas divisiones. ¿Habrá profetizado Borges con aquel verso que dice: "No nos une el dolor, sino el espanto"?.

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