lunes, 18 de abril de 2011

QUE MODELO ????




La "profundización del modelo" adelanta el cronograma político

(Por Jorge Raventos)





El cambio de tono vocal que se observa en los discursos presidenciales desde que la señora de Kirchner viste de negro y cierta empatía promovida por su luto son los datos en que algunos análisis cándidos basan la idea de que el gobierno ha ingresado en una etapa de mayor moderación.





La presidente, sin embargo, es franca cuando enuncia su programa: “profundizar el modelo”. Y los hechos van exponiendo en qué consiste esa idea. En la semana que concluye hubo varios ejemplos.



Por un decreto de necesidad y urgencia (número 441) la presidente quiso abrir la puerta para incrementar la intervención oficialista en directorios de grandes empresas de las cuales haya paquetes accionarios en manos de la administración estatal de jubilaciones.



Cuando el gobierno, contradiciendo la opinión abrumadoramente mayoritaria de los aportantes, estatizó los fondos particulares de jubilaciones y transfirió la gestión al monopolio estatal, la ANSES concentró en sus manos las inversiones de garantía realizadas hasta entonces por las administradoras privadas.



Estas debían cumplir con la ley número 24.241 que establecía que "en ningún caso las inversiones realizadas en una sociedad nacional o extranjera habilitarán para ejercer más del cinco por ciento (5%) del derecho de voto, en toda clase de asambleas, cualquiera sea la tenencia respectiva".



El DNU suscripto por la señora de Kirchner modifica la ley con la intención de habilitar al gobierno a ejercer en los directorios una representación proporcional a los paquetes accionarios que tenga en su poder.



Las consecuencias actuales y potenciales de esta “profundización del modelo” están a la vista, pero antes de observarlas más de cerca, vale la pena prestar atención a los procedimientos empleados, que también son elocuentes.



Una vez más, ignoran a la Corte



Once meses atrás, en mayo de 2010, sólo con objeciones del doctor Enrique Petracchi, la Corte Suprema de Justicia se pronunció sobre el empleo de los decretos de necesidad y urgencia: sostuvo que su uso debe ser excepcional y limitado y que la Constitución no permite al Poder Ejecutivo "elegir discrecionalmente" entre una ley y un decreto.



El fallo del cuerpo sostuvo que sólo se deben dictar DNU "en condiciones de rigurosa excepcionalidad"; que la regulación de ese instrumento fue incluida en la Constitución para "atenuar el sistema presidencialista" y fortalecer el rol del Congreso.



Con el Poder Legislativo en período de sesiones ordinarias, el haber apelado a un DNU en lugar de un proyecto de ley equivale a gambetear deliberadamente al Congreso. Y, existiendo aquel pronunciamiento previo de los jueces supremos, supone asimismo ignorar al Alto Tribunal.



Avance sobre las empresas



Pese al apuro del decreto, el Ejecutivo vio frenada su ofensiva y no pudo imponer a sus elegidos ni en Molinos ni en Siderar, la gran siderúrgica de la organización Techint. En primera instancia esos elegidos provienen de “la Cámpora”, una organización juvenil que actúa como una suerte de prelatura personal de la Presidente, a la que se destina a cargos altos y muy bien remunerados en los que se administran fondos públicos no atados directamente a la Ley de Contabilidad.



La figura principal destinada por la Casa Rosada a intervenir en Siderar es Axel Kicillof, un joven al que se asigna formación marxista y a quien se le atribuye haber vaticinado (en La Nación lo citó el reconocido columnista Carlos Pagni): "hasta octubre estaremos juntando información; si ganamos las elecciones, evaluaremos un avance sobre la empresa, porque la siderurgia es estratégica".



Como Techint, la mayoría de las empresas asumen estas medidas como un anuncio de lo que puede esperarse si –como auguran algunos, respaldados por encuestas- el oficialismo llegara a imponerse en octubre.



El cuadro de posibilidades puede inclusive verse más confuso, ya que tan pronto desde la Casa Rosada se abrió la puerta a una mayor intervención de representantes oficialistas en las empresas privadas, desde la CGT se hizo saber que el gremialismo no considera natural que esos lugares sean ocupados por los jóvenes camporistas que parece preferir la Presidente. Hugo Moyano, que reclama para sus sindicatos un candidato a vicepresidente y una cuota numerosa de cargos legislativos nacionales, provinciales y municipales quiere también que gente propuesta por los gremios vaya a esos directorios.



Si la pelea por el reparto es un aspecto de las tensiones internas que padece la coalición oficialista, las consecuencias de ese conflicto –cualquiera sea la parte ganadora- recaerán sobre las empresas, sobre sus trabajadores y, en general, sobre la situación económica y política del país.



Otro costado del modelo



En Santa Cruz pudo apreciarse esta semana otro costado del modelo que el oficialismo intenta “profundizar”. Algunas imágenes transmitidas por los noticieros mostraron cómo un grupo identificado con el gremio de la construcción de aquella provincia castigaba de manera brutal e inmisericorde a otros activistas sindicales, en el caso, estatales y docentes, que distribuían volantes por la ruta donde estaba previsto que pasara en auto el gobernador provincial Daniel Peralta. Más de una docena de los trabajadores agredidos debieron ser atendidos por lesiones graves, conmoción, fracturas y quebraduras.

Definir el episodio como un “conflicto entre sectores gremiales” es tan alejado de la realidad como afirmar que el bloqueo sufrido tres semanas atrás por dos diarios porteños fue producto de un conflicto laboral.



El secretario general de la Asociación Docentes de Santa Cruz (Adosac), Pedro Muñoz, explicó que “hace un tiempo, entró en escena un grupo de choque de la Uocra, que responde al gobernador y se desplaza a todos los lugares donde el mandatario concurre”.



Los sucesos de Santa Cruz es una expresión del modelo K: primero se saca a la policía de las calles con el argumento de que “no se reprimirá la protesta social”, paralelamente se acuerda con “fuerzas amigas” con las que se conviene el “control de la calle”. Néstor Kirchner valoraba (y compensaba adecuadamente) el papel que en ese sentido jugaban las fuerzas de Moyano o de Luis D’Elía.



Lo de Santa Cruz o los hechos que concluyeron con la muerte de Mariano Ferreyra ante la patota que reprimió a los trabajadores tercerizados del Ferrocarril Roca son versiones de esos acuerdos pampa, que han funcionado como apuntalamiento del modelo. Se observa una inhibición en el empleo de las fuerzas legítimas que el Estado tiene para garantizar el orden y la seguridad y, paralelamente, la acción de fuerzas irregulares. Ese proceso envilece paralelamente la vida gremial, transformando a segmentos de su activismo en equipos de choque.



Sueños y pesadillas



Algunos sueñan con “la profundización del modelo” y dan por sentadas tanto la candidatura de Cristina Kirchner como su victoria; entretanto, el calendario político parece, a la vez, adelantarse y opacarse.



El triunfo en Salta de Juan Manuel Urtubey (con casi el 60 por ciento de los sufragios), no pudo ser muy celebrado por el oficialismo. Urtubey aclaró, en primer lugar, que sus comprovincianos habían elegido “un gobernador, no un delegado del gobierno nacional”. Marcó el territorio.



Además admitió que aspira a la candidatura presidencial en 2015, confirmando así que la lucha por la sucesión del próximo presidente (o presidenta) ya ha comenzado.



En fin, Urtubey marcó también el territorio a Hugo Moyano, a quien definió como ·piantavotos”. El gobernador salteño es hombre de buen trato con el sindicalismo (tanto con el de su provincia como con muchos dirigentes de organizaciones nacionales); su correctivo verbal a Moyano no debe ser interpretado como un ataque a los gremios, sino como una defensa ante quien busca usar la corporación gremial como palanca para intervenir en el terreno de la política.



En cualquier caso, tanto la definición de Urtubey como la rápida respuesta del líder camionero y sus hombres muestran a las claras que la pelea sucesoria ya está en marcha.



La hipotensión



Claro está, cuando se habla de sucesión en el oficialismo se da por sentado que en octubre la boleta estará encabezada por Cristina Kirchner y que ella será la presidente del próximo período. Sin embargo, el nuevo episodio de hipotensión experimentado por la presidente coincidió con una ola de versiones y conjeturas alimentadas, por otra parte, por la ambigüedad con la que ella suele referirse a su eventual postulación.



Reapareció esta semana, por caso, el nombre de Carlos Reutemann como eventual candidato. Mientras Reutemann viajaba al exterior, algunos de sus amigos desempolvaban en Internet la consigna Vamos Lole 2011 y, como para mantener abierta la expectativa, la mujer del senador, Verónica Ghio, los alentaba desde Twitter: “Gracias a los creadores de la página de Facebook por mantener viva la esperanza”.



Lo cierto es que, además de esas expresiones virtuales, a mitad de semana se secreteaba en restringidos círculos oficiales que Reutemann había sido sondeado sobre la eventualidad de reemplazar como candidato a la señora de Kirchner si ésta decidía no intentar la reelección.



En esa atmósfera de incógnitas y posibilidades, en la ciudad de Buenos Aires se prestó interés especial a los afiches de color naranja que anunciaban: “Scioli nos une a todos”. Las interpretaciones, lógicamente, estuvieron determinadas por el contexto de conflicto y misterio.



Alternativas



En el espacio de la oposición también se menta a menudo la unidad, pero parece difícil escribir derecho en renglones torcidos.



Mauricio Macri, en conferencia de prensa, convocó a principios de semana a debatir media docena de puntos de coincidencias básicas entre las distintas fuerzas que buscan una alternativa a este gobierno.



Hasta los que aprueban la idea se quejaron: “estas cosas no avanzan con shows personales, sino conversando discretamente hasta que fructifiquen los acuerdos”. A nadie le agrada que uno de los que tienen que sentarse a una mesa de pares convoque a los demás desde una ubicación prominente.



Sin embargo, pese a las objeciones, hay una urdimbre subterránea que avanza. “Las cosas tienen que responder a la lógica –dice uno de esos sensatos tejedores-; primero tienen que irse agrupando los que están más cerca, según sus afinidades. El paisaje tiene que irse allanando y aclarando.

De inmediato habrá que avanzar en coincidencias programáticas y compromisos de gobernabilidad. A partir de allí, con voluntad, puede armarse una ingeniería electoral alternativa que sea aceptada por la opinión pública y comprendida por las bases de cada fuerza interviniente”.



El lema de estos dialoguistas pacientes es: “Paso a paso y sin apuro”. Es una consigna difícil, porque en muchos segmentos de la oposición (y en muchos sectores que se sienten amenazados por la “profundización del modelo”) reinan la ansiedad y la decepción por la ausencia de logros visibles.



En ese sentido, la crisis del proceso que había iniciado el peronismo federal, con la abrupta suspensión de la interna por etapas que desarrollaba, cayó como una mala noticia para el conjunto opositor; lo mismo había ocurrido con la frustración de la interna de la UCR.



Esas dispersiones (y en esa contabilidad hay que registrar también las tensiones que sufre el oficialismo, que ni siquiera la ocupación del gobierno puede disimular acabadamente) reflejan el deterioro alcanzado por las instituciones, por el sistema político y por los mecanismos de gobernabilidad.



Una buena formulación del problema es el primer paso hacia la solución.

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