viernes, 9 de abril de 2010

EL MIEDO


El miedo a los Kirchner reprimió hablar del hambre de 16 millones de argentinos
POR JORGE HÉCTOR SANTOS

Se están viviendo épocas que recuerdan un pasado nefasto que se han dado en el país en períodos de gobiernos de facto o de gobiernos disfrazados de democráticos pero con prácticas dictatoriales. Lo ocurrido con el documento sobre la pobreza que iban a firmar la Iglesia, empresarios y sindicalistas expone a las claras que existe represión encubierta por parte del gobierno nacional.

CIUDAD DE BUENOS AIRES (Especial para Urgente24). Esta sociedad arrodillada frente a ciertas vejaciones que sufre, debería al menos poder tomar conciencia que lo acontecido con el documento sobre pobreza que iban a firmar la Iglesia Católica, empresarios, banqueros y sindicalistas no es un hecho más y de menor significación comparado con la inflación o la inseguridad.

La no firma de un documento sobre un flagelo, como la pobreza, que barre las aspiraciones de vida del 40% de la población del país, equivalente a más de 16 millones de argentinos, es una demostración aberrante del temor a la represión por parte de los supuestos firmantes, exceptuada la Iglesia, por parte del gobierno de los Kirchner.

Para que se entienda mejor, en la Argentina está prohibido decir que existen pobres si es que no lo dicen los Kirchner o sus lacayos porque estos la adornan dibujando cifras condimentadas con autoelogios a la gestión presidencial de todo lo mucho que se está haciendo para que los que no pueden comer, viajar, educarse, atender su salud, sueñen que algún día, y siempre que voten a los Kirchner, lo podrán hacer.

Por qué no firman el documento referido los empresarios, banqueros y los sindicalistas por temor a la represión de Moreno, D’Elía y patoteros similares o peor aún la posible confiscación de empresas privadas o bien dejar de recibir enormes cifras de dineros públicos por parte de los corruptos dirigentes sindicales.

Monseñor Jorge Casaretto, presidente de la Pastoral Social de la Iglesia Católica Argentina, dijo lo que debe ser leído entrelíneas: "Hubo cierta ingenuidad al confiar en que se podía llegar al consenso". La ingenuidad a la que se refiere Casaretto es la de creer que sobre algo indignante como el hambre, los empresarios, banqueros y sindicalistas le iban a tener miedo a la reacción de los Kirchner.

El presidente de la Pastoral Social también habló del "alto nivel de fragmentación que hay en la Argentina". Sobre la pobreza, como en las demás desgracias que soporta el apacible pueblo argentino, hay 2 visiones: la que refleja la realidad y, la otra, la mentira que quieren instalar desde su discurso los patrones de estancia, con vivienda gratis en Olivos, entre otros múltiples beneficios.

¡Qué bajo se ha caído en lo moral! No hay fragmentación, hay miedo a la represión.

Pero... ¿en la Argentina de los Kirchner hay represión? Sí, existe represión.

Pero es una represión amparada por la ley o no castigada porque no se puede comprobar en términos jurídicos convencionales. Por ejemplo, ¿cómo denominar a las advertencias a integrantes de la familia Saguier para que concluyan su alianza de negocios con Grupo Clarín, so pena de consecuencias importantes cuando el Estado Nacional intervenga Papel Prensa?

Cuando en un país existe autocensura hay miedo al poder de alguien poderoso que dejó de ser democrático para convertirse en dictador.

En resumen, la pobreza que mata a millones de argentinos, al igual que la corrupción, no se pudo exponer en un documento que pretendía marcar el presente y un camino a transitar para lograr en el futuro una mejor situación social de las amplias capas carenciadas por MIEDO de los empresarios nucleados en la Unión Industrial Argentina (UIA), los banqueros y el rechazo explícito de los adinerados sindicalistas de la CGT y de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA).

El documento que asustó a los firmantes exhortaba a declarar la “emergencia nacional” para afrontar la erradicación de la pobreza. Señalaba que las “situaciones de inequidad continúan como resultado de un modelo económico que no realiza una distribución equitativa de la riqueza”.

También consideraba importante que se pueda controlar la inflación, que "tanto daño hace en particular a los sectores más pobres, sin caer en las políticas de ajustes que han demostrado un gran fracaso y la fractura social".

El documento contiene un plan de políticas públicas a implementar en el lapso 2010-2016, entre las que se cuentan: una reforma impositiva, un "Plan Marshall" para rescatar a los niños y adolescentes de la droga, la universalización de asignaciones familiares, la reforma en el sistema educativo y la masificación de microcréditos.

El miedo a la libertad de poder enfocar los dramas que carcomen a millones de argentinos y cómo superarlos no es un hecho banal, es una demostración más que los valores éticos y morales de parte esenciales de nuestra sociedad están aniquilados.

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