miércoles, 7 de abril de 2010

JUSTICIA Y POLÍTICA


CUANDO LA JUSTICIA OPERA PARA LA POLÍTICA

Oyarbide: ¿Puede terminar como Faggionatto Márquez?

Por Guillermo Cherashny

Hasta ahora los pedidos de juicio político al juez federal Norberto Oyarbide están en veremos. Uno de los principales cargos es el sobreseimiento definitivo del matrimonio presidencial por las acusaciones sobre enriquecimiento ilícito. Existe la posibilidad de que, en el futuro, cuando este gobierno esté más débil, la justicia declare que el sobreseimiento de Oyarbide se transforme en cosa juzgada fraudulenta, como señala el ex Fiscal Julio Strassera. Si eso ocurre, el magistrado terminaría convirtiéndose en partícipe necesario de la asociación llicta que detenta el poder. Mientras tanto, la citación a declaración indagatoria a Mauricio Macri ya habría movilizado a Eduardo Duhalde, quien habría conversado con los legisladores radicales que integran el Consejo de la Magistratura para que le inicien juicio político al juez por esta persecución contra el político capitalino.

Peligrosa cosecha

Si bien el magistrado no carga ni por asomo con las acusaciones de corrupción que tenía Faggionatto Márquez, sus actuaciones en los casos Zanola, Jaime y fundamentalmente Macri son censurables. Entre otras cosas, por el ejercicio de una locuacidad admirable que viola el secreto de sumario.

Hay quienes recuerdan también que, si lo procesa a Macri por asociación ilícita, puede terminar como el ex juez Héctor Bernasconi, que procesó a Guillermo Coppola. Éste, al poco tiempo fue desprocesado y Bernasconi terminó en la cárcel.

En la familia judicial se suele admitir que se encubra a funcionarios públicos por acusaciones de corrupción, pero no que un juez federal sea funcional al gobierno de turno persiguiendo a los opositores políticos. El conjunto de los partidos, salvo la centroizquierda, se oponen a estas prácticas y lo más probable es que terminen impulsando la remoción de los jueces que ataquen a los opositores por temas como el espionaje de teléfonos, cuando nadie en la justicia investiga lo que se puede probar fácilmente: las pinchaduras de teléfonos de la SIDE y varias pymes que maneja el gobierno. En otras palabras, que Oyarbide debería reflexionar sobre sus próximos pasos.

(*) Crónica y Análisis publica el presente artículo de Guillermo Cherashny por gentileza del Informador Público

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