martes, 20 de abril de 2010

USUREROS


NI PERONISTAS, NI MONTONEROS; LOS KIRCHNER SON USUREROS (Tercera Parte)
martes, 20 de abril de 2010, 13:32

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"la nueva argentina"
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NI PERONISTAS, NI MONTONEROS; LOS KIRCHNER SON USUREROS (Tercera Parte)

El Sistema Político de Los Kirchner

Por Luis F. Calviño y Víctor E. Lapegna

“Reiteramos que el discurso de “izquierda” de los Kirchner es apenas un velo que encubre sus objetivos esenciales y de ahí que no pongan atención alguna a la poca o mucha afinidad “ideológica” que pueda haber entre el historial político de los ministros, gobernadores, legisladores o intendentes a los que admiten en su corte, con el discurso que suelen exponer desde el “atril”.

Lo que les interesa a los K es que esos funcionarios políticos sean cómplices incondicionales de su voluntad en todos los hechos, proyectos e iniciativas en los que deban intervenir, sea para prorrogar la emergencia económica, avalar los superpoderes, modificar el Consejo de la Magistratura o aprobar los proyectos de inversión pública que se imponen desde el poder central, entre otros muchos casos que podrían mencionarse.

Por dar un ejemplo del conurbano bonaerense que podría extenderse a ministros, gobernadores y legisladores, el nuevo intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez, un dirigente metalúrgico surgido de la Juventud Trabajadora Peronista que en los ´70 proponía la “patria socialista” y cuestionaba a Perón; es hoy tan funcional al régimen kirchnerista cuanto el viejo intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, también metalúrgico pero hecho en la ortodoxia vandorista que alzó la bandera de la “patria peronista” y apoyó a Perón este cuando echó a los “jóvenes imberbes” de la Plaza de Mayo en 1974.

Por encima de sus diferencias, Gutierrez y Curto adhieren hoy al kirchnerismo por necesidad y por ausencia y no por amor o afinidad ideológica o política y lo mismo sucede con la mayoría de los funcionarios públicos nacionales, provinciales y municipales de todos los poderes que aún se dicen kirchneristas por necesidad funcional ya que, para concretar hasta los más básicos actos de gobierno dependen de los recursos que quieran darles quienes manejan la caja del gobierno nacional.

Esa dependencia se agrava por el hecho que en los últimos años se acentuó a grados extremos un control centralizado de los recursos públicos, con la aplicación de una política fiscal unitaria, contraria al régimen federal de gobierno que establece la Constitución Nacional.

Hay que decir que la destrucción del federalismo fiscal no es una creación de los Kirchner, ya que comenzó con la reforma impositiva establecida en la llamada “década infame” que despojó a las Provincias de su potestad de ser cobradoras originales de casi todos los impuestos para luego girar a la Nación su coparticipación en lo recaudado, invirtiendo los términos del sistema al dar a la Nación el poder recaudador de impuestos y girar a las Provincias parte de lo obtenido, como coparticipación.

A eso se suma que el compromiso de sancionar un nuevo sistema de coparticipación federal de impuestos acordado en la reforma constitucional de 1994 aún está pendiente y que la crisis de 2001/2002 llevó a la sanción de leyes de emergencia que otorgaron al Poder Ejecutivo Nacional un manejo casi omnímodo sobre los gastos y recursos del presupuesto nacional.

Se configuró así un cuadro en el que el sistema de poder de los Kirchner tiene control casi absoluto sobre unos fondos del Estado que, en los últimos años, crecieron a nivel exponencial, sobre todo merced al formidable aumento del precio internacional de nuestras principales exportaciones y el aporte que ello significó y significa para las arcas públicas.

La virtual destrucción del federalismo fiscal no es un mero dato económico, ya que en la Argentina está probado que sin federalismo económico no puede haber federalismo político y que el régimen federal es una de las condiciones necesarias para la vigencia de una democracia real.

Sucede que el federalismo es expresión política del principio de subsidiariedad, que establece que el organismo superior no ha de hacer lo que pueda realizar el organismo inferior y que, según la doctrina social de la Iglesia, forma parte del derecho natural, anterior y superior al derecho positivo e insito en el ser mismo de las personas.

De ahí que, al anular el régimen federal de gobierno y someter a los Gutiérrez, Curto y a todos los funcionarios públicos de los niveles municipal, provincial y nacional del Estado a una humillante dependencia de la voluntad despótica del poder central por la necesidad funcional de contar con recursos para su gestión de gobierno, los Kirchner socavan la vigencia de una democracia verdadera y agravian la libertad y dignidad de esos dirigentes y de los ciudadanos a los que ellos deben servir.

Por lo demás, la crisis del 2001 que terminó con el gobierno que presidía Fernando De la Rúa, dinamitó a los partidos en tanto organizaciones que contenían y expresaban las diversas identidades políticas de la sociedad y la política pasó a ser una práctica absolutamente vacía de ideas, reducida a un conjunto de procedimientos ejecutados por una corporación de funcionarios profesionales, cuyo único común denominador es su pretensión de mantenerse indefinidamente en el poder.

Esa decadencia de los partidos políticos se reflejó en las elecciones presidenciales del 2003, en las que se presentaron a la ciudadanía tres diferentes fórmulas surgidas del Partido Justicialista y otras tantas originadas en la Unión Cívica Radical, en las que fue electa la que resultó segunda en la primera vuelta electoral y de resultas de todo eso Néstor Kirchner accedió a la Presidencia habiendo obtenido apenas el 22% de los votos.

La necesidad impostergable de terminar de salir de la crisis casi terminal en la que el país había caído en el 2001 que era sentida por la mayoría de los argentinos y el debilitamiento de las diversas formas de organización comunitaria que fue acentuado por la crisis, le brindaron a los K un crédito que usaron con largueza para consolidar un sistema de poder sustentado en “el verdadero “partido gobernante” en la Argentina (que) no es el peronismo sino el “Partido del Estado Unitario”, como bien se señala en un reciente documento del Peronismo de Pie”.


“Si a las tres de la mañana el virrey no ha renunciado, lo arrojaremos por la ventana de la fortaleza”. Gral Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano 1810.

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